Roma (enviada especial). – Walter, de 48 años, está casado y tiene cuatro
hijos. Es empresario. Siempre lidió con algunos kilos de más; en los últimos años sus niveles de
colesterol subieron demasiado y se volvió hipertenso. Hace 15 días le diagnosticaron diabetes tipo
2. "No sé muy bien qué significa, en qué va a cambiar mi vida. El médico me advirtió que debía
bajar de peso, hacer actividad física, estar menos estresado y tomar una medicación diaria, pero la
verdad es que todavía no empecé con el tratamiento", dice. Su declaración confirma que muchas
personas desconocen las causas y consecuencias de la diabetes, la enfermedad que ha sido declarada
como la epidemia del siglo XXI por el estrepitoso crecimiento que tiene en todo el mundo.
Hace dos semanas, en Roma, se realizó el Congreso de la Sociedad Europea para el
Estudio de la Diabetes (Easd). El evento congregó a 17 mil médicos de todo el mundo. Decenas de
profesionales argentinos, entre ellos rosarinos, participaron activamente.
Allí se insistió en la necesidad de difundir las maneras de prevenir la
enfermedad ya que es común que se la subestime: "La diabetes tipo 2, que es la forma más común de
diabetes, está aumentando en forma significativa, no sólo en la población adulta sino también en
adolescentes y jóvenes. La ingesta exagerada de calorías y grasas de origen animal, y el hecho de
que la gente pasa más horas frente al televisor y la computadora sin hacer actividad física son los
principales responsables de este incremento", relata Astrid Libman, médica endocrinóloga y docente
universitaria, quien participó del congreso.
La especialista señala que además hay pacientes que una vez diagnosticados
minimizan el problema: "En forma coloquial, ciertas personas refieren tener un poquito de azúcar de
más en la sangre, o estar un poco dulces, y no hacen nada al respecto, esto es preocupante porque
la falta de toma de conciencia es un impedimento para trabajar en su solución", menciona.
Si los niveles de glucosa en sangre no vuelven a cifras normales mediante el
tratamiento apropiado, con el tiempo se producen lesiones vasculares y nerviosas (las llamadas
complicaciones crónicas de la diabetes), "que afectan en forma considerable la calidad de vida y el
pronóstico de los pacientes", subraya Libman.
En esto coincide el vicepresidente de la Sociedad Española de Medicina Interna y miembro de la
Sociedad Española de Diabetes, Pedro
En el 2007, la diabetes afectaba a 246 millones de personas entre los 20 y los
79 años en todo el mundo. En el congreso en Roma se señaló que se espera que para el 2025 la cifra
aumente hasta 380 millones.
Pitasny reconoce que es complicado que una persona adulta cambie radicalmente
sus hábitos, pero que sin dudas, es necesario. "Para alguien que ha vivido 40 años sin preocuparse
por sus niveles de azúcar en sangre, que no hace ejercicio y come lo que quiere, cambiar su forma
de vida es difícil, pero imprescindible".
El endocrinólogo dijo que, de todos modos, "hoy, mediante el diagnóstico
temprano, el cambio en la dieta, el ejercicio programado, el uso de fármacos y las visitas al
médico, se puede tener el control de la enfermedad y una favorable expectativa de vida".
Desde hace unas cuatro décadas, diferentes estudios mostraron que es posible al
menos retrasar la aparición de la diabetes tipo 2: "Si bien algunos fármacos antidiabéticos
permitieron resultados favorables, los logros más relevantes se obtuvieron en pacientes que
lograron modificaciones duraderas en su estilo de vida", concluye Libman.
Cambio de hábitos. El
endocrinólogo rosarino Gabriel Pitasny confirma que hay cada vez más casos: "Lo importante es
remarcar que con una dieta adecuada, con menos grasas y más vegetales, ejercicio frecuente y el uso
de algunos fármacos en los pacientes con un aumento en la producción de la insulina podemos
controlar o demorar la aparición de la patología".Conthe, quien dijo en Roma que más de la mitad de
los casos podrían prevenirse practicando hábitos saludables y advirtió que se trata de una
enfermedad que tiene peor pronóstico de lo que la gente cree. Además, se calcula que hasta el 50%
de la población mundial que la tiene, lo ignora.