Más de un centenar de personas marcharon ayer por la tarde desde la céntrica plaza Libertad y por las calles de la localidad entrerriana Rosario del Tala, para pedir a la Justicia que tome medidas en el caso de Antonella Mirabelli de 19 años, quien por obedecer a las creencias religiosas de la rama materna de su familia no quiso recibir atención médica y murió desnutrida por su aparente problema de anorexia. También pidieron que se intervenga para rescatar a las seis hermanas menores de la chica fallecida, para evitar que corran la misma suerte.
La población supo del caso después de que la joven fuera velada y sepultada, cuando trascendieron las condiciones en que falleció y la secta a la que pertenecía, integrada por familiares de la rama materna y algunos vecinos. La indignación de la comunidad talense se multiplicó por las redes sociales y por este mismo medio convocaron a la movilización de ayer, en donde se acordó realizar una nueva convocatoria para el próximo miércoles por la mañana, frente a los tribunales locales.
El reclamo de los vecinos es el mismo que desde hace al menos nueve meses realiza insistentemente Cristian Mirabelli, el padre de Antonella y de las otras seis menores, quien desde hace años está separado de la madre, Verónica Rodríguez Rocca.
Esta mujer pertenece a una secta creada por su propia progenitora y abuela de las niñas, Cielo Rocca, cuya doctrina es la adoración a Dios e impide, entre otras cosas, acudir a profesionales por problemas de salud, dejando librada la suerte del enfermo a la voluntad divina.Encolumnada en esta creencia y pese al desesperado esfuerzo de su padre y a cierta intervención judicial, Antonella se resistió a recibir asistencia médica y murió con 31 kilogramos de peso corporal a raíz de una supuesta anorexia nerviosa.
Este diagnóstico lo hizo −sin conocimientos profesionales− su propia abuela, quien para reforzar su teoría argumentó que "Dios ya la había salvado otras dos veces: a los 14 años de una esquizofrenia, después de una trombosis. Pensamos que ahora también la liberaría". La muchacha se descompuso el jueves 13 de junio y agonizó hasta la madrugada del viernes 14 en su propia casa, cuando finalmente dejó de existir. Hasta entonces su madre y su abuela se limitaron a orar por su recuperación.
Desesperación. El padre de Antonella ahora está desesperado por rescatar al resto de sus hijas y considera que la muerte de su hija se podría haber evitado. "Con un grado de humanidad y de racionalidad por parte de los encargados del accionar de la Justicia mi hija estaría hoy con vida", dijo el hombre al canal local Univisión. "Durante nueve meses pedí garantías de vida, salud, que se respete el derecho a la vida de Antonella, pero ni el forense, ni el fiscal ni la jueza me escucharon. La Justicia de Tala le dio la espalda a mi hija", sentenció Mirabelli, quien de ser necesario solicitará la tenencia de las otras nenas.
Su abogado, Gustavo Baridón, explicó que presentó un escrito en el tribunal Civil y Comercial para pedir la revisación médica compulsiva de las seis menores, para determinar su estado de salud, teniendo en cuenta que al igual que su hermana fallecida jamás fueron atendidas profesionalmente.
Tras la amplia repercusión del hecho y sus particularidades, autoridades judiciales y políticas de Entre Ríos decidieron intervenir. Tanto el procurador general de Justicia, Jorge García, como el defensor general, Maximiliano Benítez, en coordinación con el Consejo Provincial del Niño, el Adolescente y la Familia (Copnaf), ordenaron una serie de pruebas psiquiátricas y médicas para establecer cuál es el verdadero estado de salud de las niñas y las adolescentes que viven con Rocca.
Muerte dudosa. Los restos de Antonella fueron exhumados el miércoles último y trasladados a la morgue oficial de Oro Verde, para la necropsia correspondiente, cuyos resultados se estima estarán listos sobre el fin de semana. El cuerpo regresó a Rosario del Tala ayer al mediodía y fue nuevamente sepultado. La medida fue dispuesta por el tribunal penal local, que intervino de oficio y ordenó además el allanamiento de los domicilios de la mamá y la abuela de la adolescente, en el marco del expediente caratulado como "muerte dudosa".
Los hermanos de Mirabelli hicieron una denuncia penal aparte con representación legal distinta, bajo los cargos de instigación al suicidio, abandono de persona calificado e inclumplimiento de los deberes de funcionario público.