A solo media hora del final del partido de Argentina contra Polonia ya había fiesta en el Monumento que estalló de gente con ganas de celebrar este esperado triunfo. En torno al mástil mayor se congregaron grupos de amigos, familias con chicos de todas las edades y hasta extranjeros vestidos con la camiseta celeste y blanca.
Los redoblantes y los cantos que alientan a la selección le pusieron ritmo a la fiesta. Banderas, gorros y camisetas tiñeron al Monumento de celeste y blanco. Tiraron espuma, saltaron, se abrazaron, lloraron, aplaudieron y gritaron muchas veces “¡Argentina!” unidos bajo la misma bandera y la misma pasión por el fútbol.
“¡Al fin una alegría!”, exclamó Aneley quien celebraba en el Monumento junto a su amiga Irina que lucía una bandera argentina en la espalda. “El fútbol nos une como nada”, exclamaron bañadas en espuma.
En medio de la celebración, los colombianos Diego, Hilario y Raúl observaban admirados la fiesta argentina. Están en la ciudad estudiando un doctorado y celebraban el triunfo argentino sorprendidos por la pasión rosarina. “Nos reunimos en el bar de Messi para ver el partido”, contaron y destacaron que en su país no existe un lugar donde todos se junten a festejar.
Lo que sorprendió, en medio de la fiesta, fue la réplica de la copa, que llevó al Monumento su escultor, Maximiliano Schoeterls, un cordobés que hace cinco años tomó el molde de la copa original con plasticera e hizo una réplica en marmolina y cemento que pesa cuatro kilos. En el Monumento la levantó en medio de los festejos y todo el mundo quiso sacarse fotos con el emblema del Mundial.
El artista, que ama el fútbol, tuvo oportunidad de llevarle esa réplica a Diego Armando Maradona hace cinco años y desde entonces la guarda como un tesoro, que descubre en ocasiones especiales como los festejos de este miércoles.
Muy cerca, Francisco, Alejo y Lautaro de 15 años saltaban al son de los cantos y de la batucada. Se juntaron en la casa de uno de ellos a ver el partido y de ahí salieron hacia el Monumento. La algarabía fue total y todos aseguraron que Argentina “sale campeón”.
En tanto, en los barrios, en el centro, en las zonas aledañas, desde las 16 hasta las 18 todo el mundo estuvo prendido al televisor, como en el tradicional bar deportivo El Paso Sport, donde muchos rosarinos se juntaron para ver a la selección de Scaloni. Cuando el juez pitó el final, todo avenida Pellegrini se pobló de gente, como desde las zonas norte, sur y el oeste, que empezaron a confluir en el Monumento. Además de la cantidad de gente que se fue congregando en el lugar, muchos pasaron con sus autos a paso lento y los bocinazos coparon la escena, todos infundados en los colores albiceletes.