"La sensación es que estás jugando algo más que un partido de fútbol y eso no lo comparto. Es difícil de hacerle entender a la gente que al final mañana sale el sol, gane o pierda, y que lo importante es cómo hiciste las cosas o si lo intentaste hacer lo mejor posible". Firmado por Lionel Scaloni después del triunfo frente a México.
“Le pedimos a la gente que confíe. Nadie esperaba arrancar de esta manera, pero que confíe que este grupo no los va a dejar tirados”. Firmado por Lionel Messi después del traspié ante Arabia Saudita.
El pedido es de calma, de dejar de lado el exitismo porque se trata solo de un deporte. De fútbol, el más pasional del mundo y que en Argentina se vive con mucha intensidad. Todo se olvida cuando la selección juega, más aún en un Mundial, y quedan de lado los problemas, las crisis económicas, la inflación... Solo por un instante hasta volver a la triste realidad. El fútbol sirve, muchas veces, como disparador para mitigar las penas y la dirigencia política respira aliviada por esa paz mundialista.
Los Lioneles pregonan por algo que, lamentablemente, es una utopía. La pasión cargada por análisis cambiantes de acuerdo al vil resultado no se modificará. Todo se mueve como una hamaca, de un lado hacia otro dependiendo del triunfo o derrota. No está bien transitar estos caminos tan sinuosos, pero es lo que siempre se palpó, respiró y se vive en un país netamente futbolero.
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Los extremos no son buenos, pero ¿cómo hacer para cambiar algo que está enquistado? "Ni antes éramos los mejores ni ahora somos los peores", dijo Ángel Di María en el medio de la desazón por la caída en el debut mundialista caminando por la misma vereda que los Lioneles. Y tiene razón. Tan es así que hasta el Dibu Martínez contó que debió recurrir a un psicólogo pos Arabia Saudita para tener algo de paz interna.
Scaloni se emocionó hasta las lágrimas ante los aztecas. Pablo Aimar lloró en el banco, mucho por la emoción y otro tanto por tanta presión acumulada por la derrota con los árabes. Fue una descarga, intensa por cierto. Difícil de soportar para cualquier mortal por más experiencia que se tenga en la élite mundial.
Las críticas futboleras están dentro del juego futbolístico, siempre y cuando no se vaya de un lado a otro sin escalas. Y es ese punto al que señaló Scaloni con el fin de poner un freno porque simplemente se trata de fútbol. Aunque pareciera que se juega mucho más y la alta carga emotiva despierta angustias, sonrisas o llantos. Precisamente por el "señor" resultado.