Decretado hace ya algunos años por la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 10 de octubre se fijó como Día de la Salud Mental, siendo esta una temática que cada día cobra más relevancia y que afecta en diferentes medidas a todas las personas.
Decretado hace ya algunos años por la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 10 de octubre se fijó como Día de la Salud Mental, siendo esta una temática que cada día cobra más relevancia y que afecta en diferentes medidas a todas las personas.
A grandes rasgos y atado a particularidades culturales de cada sociedad, para la OMS el estado de bienestar personal es cuando uno es capaz de afrontar las presiones de la vida, las laborales, las familiares, sociales y cuando se ejerce el autocuidado.
En contraposición, una enfermedad mental es cuando uno se ve desplazado de la cadena productiva, afectiva, laboral y de autocuidado. Se estima que una de cada cuatro personas en el mundo tendrá alguno de estos desplazamientos durante su vida.
En primer lugar, es bueno recordar que hace algunos años la OMS informó que los trastornos de depresión y ansiedad pasaron a ser las causas principales de discapacidad laboral. Entre el 3 y 4% de los días no trabajados son por estos trastornos. Esto no solo afecta a las personas que lo padecen sino que también a quienes tienen la responsabilidad de cuidarlas.
La buena noticia es que existe información y conocimiento sobre estrategias de prevención para actuar sobre la salud mental, siempre teniendo en cuenta a la población a la que se apunte.
Los consejos universales tienen que ver con llevar adelante prácticas saludables tales como alimentarse adecuadamente, dormir las horas necesarias durante la noche y hacer ejercicio físico de manera regular. Pero también lo óptimo es educar a la población de qué se tratan los trastornos mentales y no mantenerlos como un tabú.
Pero no es lo mismo enseñar a un niño o a un adolescente sobre salud mental que a personas de una edad más avanzada. Es necesario que se le enseñe de manera sostenida, duradera en el tiempo y que no sea sólo una intervención aislada.
Y aquí entra otro concepto: la angustia. Salvo que sea una sensación que se sostenga en el tiempo de manera persistente, no es algo que se considere patológico sino más bien una forma de resolver una problemática ambiental. La angustia es un aviso que da el cuerpo para volver a esas rutinas que nos pueden hacer sentir mejor.
En definitiva, mientras más información disponga la población sobre salud mental, más herramientas tendrá para sobrellevarla. Más allá de los problemas diarios que atravesamos durante nuestra vida y que por momentos la sociedad nos lleva a límites de productividad que no son sanos, también tenemos que encontrar nuestro espacio para el ocio y preguntarnos cuánto hacemos por uno y cuánto por los otros.
Es muy importante saber que hay momentos para ser productivos y otros disfrutar del tiempo libre. Ni el exceso de productividad ni el exceso de ocio son aconsejables, si no que el mejor aliado es el equilibrio entre ambos.
Manuel Francescutti, director médico de Red Unitas.