Debido a la pandemia causada por el virus SARS-CoV-2, muchos pacientes con Esclerosis Múltiple (EM) y sus familiares se han preguntado sobre las implicancias de dicha enfermedad infecto-contagiosa en estos pacientes y sus respectivos tratamientos.
Debido a la pandemia causada por el virus SARS-CoV-2, muchos pacientes con Esclerosis Múltiple (EM) y sus familiares se han preguntado sobre las implicancias de dicha enfermedad infecto-contagiosa en estos pacientes y sus respectivos tratamientos.
Para iniciar podemos destacar que, basados en la experiencia actual recabada desde los inicios de la pandemia al día de la fecha, los pacientes con Esclerosis Múltiple (EM) no presentan una susceptibilidad diferente a la población general para contraer la infección por COVID 19, ni para tener una evolución diferente al resto por el solo hecho de padecer la enfermedad. Sí puede considerarse de mayor riesgo al grupo de pacientes mayores de 65 años, que padecen formas progresivas de la enfermedad y mayores niveles de discapacidad, pudiendo cursar formas más severas que el resto de los pacientes con otras formas de Esclerosis Múltiple.
Como sabemos, los pacientes con dicha enfermedad reciben tratamientos que alteran su sistema inmunológico, suprimiendo o modificando el mismo, con el objetivo de evitar la actividad de la enfermedad. Por esto, resulta lógico preguntarse respecto a cómo pueden verse afectados frente a esta situación. La evidencia actual evaluada por expertos de todo el mundo, señala que a pesar de que algunos fármacos empleados para la Esclerosis Múltiple pueden aumentar la probabilidad de desarrollar complicaciones por COVID-19, este riesgo debe equilibrarse con los de suspender o retrasar el tratamiento específico. La recomendación de los especialistas indica que los pacientes que se encuentren en tratamiento deben continuar el mismo y no suspenderlo, excepto que existan indicaciones puntuales de parte del médico neurólogo.
Con respecto al inicio o cambio de tratamiento, sabemos que ningún medicamento a demostrado aumentar las complicaciones infectológicas frente al COVID, pero existen sin embargo algunas consideraciones a tener en cuenta como son:
-Cladribine, alemtuzumab, ocrelizumab y rituximab pueden provocar disminución del recuento de linfocitos (células de nuestra inmunidad fundamentales a la hora de enfrentar una infección de estas características): si el paciente se encontrara en tratamiento o iniciaría alguna de ellas deberá acordar con el médico neurólogo el mejor momento para realizar el tratamiento vía oral o por infusión endovenosa.
-Los pacientes en tratamiento inmunosupresor como fingolimod, dimetilfumarato y teriflunomide deberán mantener un monitoreo estricto de seguimiento con estudios de laboratorio según corresponda en cada caso particular.
-Dentro de las drogas que no han demostrado disminución en el recuento de linfocitos, encontramos: interferones, acetato de glatiramer y natalizumab.
Lo mÁs importante es establecer un término de transversalidad, donde el paciente y el neurólogo tratante puedan, conjuntamente, evaluar el mejor plan de tratamiento con los menores riegos posibles. Como siempre decimos, el tratamiento de los pacientes debe de ser completamente individualizado para cada caso en particular y cada decisión tomada en acuerdo entre el equipo tratante y el paciente.
Respecto a la vacunación para el COVID, todas las vacunas han demostrado ser seguras con diferentes grados de efectividad. La recomendación es que todos los pacientes con Esclerosis Múltiple deben de recibir el esquema completo de vacunación.
Se deben tener en cuenta los plazos en los cuales el paciente debe de recibir la vacuna en relación al tratamiento que se encuentra realizando o si aún no lo ha comenzado. Esto debe de evaluarse correctamente para lograr una completa inmunización, ya que algunas drogas pueden disminuir la efectividad de las vacunas. Para esto debe estudiarse cada caso de manera individual y establecer cuál es el mejor esquema a realizar.
Nuestra unidad cuenta con una especialista en infectología quien evalúa y determina cuál es la mejor estrategia. Esta recomendación abarca también a otras vacunas como son la de la gripe y la anti neumococo, entre otras.
Por último, consideramos que la mejor información es la consulta oportuna con el médico especialista, no sólo para contestar nuestros interrogantes, sino para asegurar la calidad de los procedimientos efectuados en esta enfermedad tan compleja.