El estado de abandono que presentan las banquinas de la Ruta Provincial 26 en su tramo de 25 kilómetros que une a Casilda con Carcarañá, y conecta a la autopista Rosario-Córdoba intranquiliza a los conductores que transitan frecuentemente la zona.
El estado de abandono que presentan las banquinas de la Ruta Provincial 26 en su tramo de 25 kilómetros que une a Casilda con Carcarañá, y conecta a la autopista Rosario-Córdoba intranquiliza a los conductores que transitan frecuentemente la zona.
Y la sensación de desprotección que aseguran tener, lejos de ser una exageración resulta de fácil comprobación al recorrer el trayecto y advertir cómo en distintos sectores asoman tupidos yuyales que lucen como verdadera postal de la desidia.
La Capital comprobó in situ la situación de descuido que en algunas franjas hasta asombra. Tal el caso de un área de ruta cercana al casco urbano casildense donde los guardarrail de seguridad ubicados a la vera de la cinta asfáltica están casi tapados de altos pastizales que se confunden entre cañaverales.
El panorama no es menos desagradable en el resto de las márgenes del transitado corredor que debieran estar en buenas condiciones para garantizar que los vehículos puedan detenerse sin inconvenientes ante algún desperfecto mecánico o eventualidad de distinto tipo.
Aún peor impacto causa lo descripto en horario nocturno ante la peligrosidad que representa y trasmite la falta de espacios seguros para parar a la vera de la ruta.
A ello se suman carencias en materia de iluminación a zonas de curvas peligrosas, excepto la ubicada cerca de Casilda en inmediaciones de a un cruce ferroviario aunque algunas luminarias no funcionan, insuficiente demarcación y roturas en varios sectores de la cinta asfáltica que recién serán arreglados cuando la provincia implemente el plan de bacheo previsto para distintos tramos de rutas en el territorio santafesino.
La problemática de la falta de desmalezamiento de banquinas también se presenta, aunque en menor magnitud, en otras rutas provinciales que circundan Casilda y que también merecen una adecuada atención para mejorar la seguridad vial.
Mete miedo. "Tener que parar de noche en las zonas de banquina de la ruta 26 que va a Carcarañá la verdad que mete miedo porque prácticamente ya no hay espacio que no esté tapado por los yuyos, razón por lo cual es preferible, de no surgir una emergencia que lo impida, seguir viaje hasta llegar a destino". La frase sintetiza los planteos de automovilistas y camioneros que movilizaron a este cronista para constatar la preocupante situación.
El problema se agravó en los últimos meses y parece ser que recién podría ser remediado, al menos en jurisdicción de Casilda, luego de que Concejo apruebe una proyecto de ordenanza para autorizar al municipio a suscribir un convenio por 12 meses con la Dirección de Vialidad Provincial para la realización de trabajos de desmalezado en zonas de rutas provinciales.
Una vez sancionada la iniciativa, el Municipio realizará las tareas que le pagara Vialidad en base a lo que indique además de encargarse del control, medición y certificación de los trabajos desarrollados.
Claro que, mientras tanto, de nos surgir una alternativa inmediata, los conductores deberán seguir lidiando con el riesgo que significa circular por el tramo de la ruta Casilda-Carcarañá ante la abundante maleza que ocupa sus banquinas y no para de crecer al recibir la ayuda de las lluvias.
El fenómeno es aún más intranquilizador al tratarse de una vía de comunicación utilizada frecuentemente tanto por vehículos livianos como por el transporte de carga de cereales proveniente de otras localidades del sur santafesino con destino a la zona portuaria de Rosario, lo que se incrementó en los últimos días a raíz de la cosecha gruesa.