La gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal, aseguró ayer que el 2016 fue "uno de los años más intensos" en su vida y aseguró que se propuso "no trabajar para ser presidenta".
La gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal, aseguró ayer que el 2016 fue "uno de los años más intensos" en su vida y aseguró que se propuso "no trabajar para ser presidenta".
Vidal explicó que el año pasado "fue difícil" para ella "como lo fue para todos los argentinos y también para los que viven en la provincia", aunque aclaró que siente que "empezamos un camino, en mi vida personal y profesional, una nueva etapa".
Consultada sobre su experiencia como mandataria, explicó que "todos los inicios tienen dificultades, pero son desafiantes, te enseñan mucho", y agregó que "el poder es un lugar al que hay que aprender a respetar y en el que hay que tener cuidado".
"Estos son lugares donde es muy fácil que te alejes de la gente, todo está armado para eso: desde una residencia para el gobernador, los traslados, la custodia. Hay que hacer un ejercicio permanente para no olvidarte de que estás acá para trabajar para la gente. Sos su empleado en un lugar que ocupás cuatro años", detalló.
Vidal precisó que para hacerle frente a este trabajo tiene la ayuda de un terapeuta y el apoyo del presidente Mauricio Macri. "Cada quince días lo iba a ver, a la quinta Los Abrojos, o hablábamos por teléfono o por mensajitos. Ha sido un sostén muy fuerte para mí", contó.
Además, aseguró que "la principal cualidad" de Macri es "no dejar de ser quién es. Vas a su casa en Olivos y te abre él la puerta. Y te atiende un domingo a la mañana en bermudas y con ojotas".