—No siento que haya estado afuera de la política. Cuando uno no tiene un cargo, no está afuera de la política. Está haciendo política de otra manera. No siento que estoy volviendo a la política, hay una continuidad. Hay más sujetos políticos afuera que adentro. La zona de confort no existe cuando duele lo que pasa al lado. Hoy es difícil estar en una zona de confort viviendo en la Argentina, en la provincia de Santa Fe y, en particular, en Rosario. Cuando uno se levanta con la tapa del diario que revela que hubo once crímenes en una cuadra durante seis años, y un niño de 8 años es herido por una balacera y queda en el Heca, no hay zona de confort posible. Pasa todos los días en todos lados. Hoy, en la sociedad argentina es todo áspero, todo duele. Y en Santa Fe el futuro no es para improvisados ni para principiantes.
—Totalmente. Y el robo permanente, y que no te alcance la plata para pagar los servicios. La campaña de 2011 no tiene nada que ver con la realidad de hoy. La agenda cambió totalmente. En 2007, al final de nuestro gobierno, tuvimos muchos problemas, pero con situaciones puntuales. No había problemas vinculados al narcotráfico o a que la vida humana no valga nada, no pasaba. Y pasaron diez años, no un siglo.
—¿Y cuál es la responsabilidad del gobierno provincial?
—Había posibilidades de morigerarlo, y hoy la propia política debe hacerlo. Hay que generar ejemplaridad, no hay que agobiar con palabras ni abusar de las redes sociales. La política y el periodismo deben llevar tranquilidad. No puede ser que haya chicos que se transformen en soldaditos de los narcos porque sus familias no pueden pagar la comida de esos chicos. El Estado debe garantizar que eso no ocurra. El gobierno no estuvo a la altura, estoy segura. Hay tres muertos mañana por medio en Rosario y el comentario es: "Hay una guerra entre bandas". En esa guerra hay rosarinos, gente que se muere. El Estado debe asistir más que nunca a los marginados del sistema.
—¿Y cómo se instrumenta?
—El Estado debe separar al delito de la mala policía y tiene que trazar una línea roja, como alguna vez dijeron Roberto Rosúa y Jorge Obeid, y ahora lo digo yo. Hay que trazar una línea roja entre el poder político y la corrupción.
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Foto: Héctor Río / La Capital
—El socialismo salió con todo a criticarla. El secretario de Gobierno municipal, Gustavo Leone, dijo que nada bueno debe esperarse de usted. Y le recordó su renuncia a Diputados.
—No le respondí, porque me pareció tan estomacal esa salida de Leone. Todos los seres humanos, siempre, tienen algo bueno que aportar. Fue una respuesta que surgió más del estómago de Leone que de la razón. Twitter tiene esa tentación de contestar inmediatamente, saca lo peor de uno mismo.
—¿Cómo va a administrar un espacio que contiene a dirigentes de diferentes extracciones como Diego Giuliano, Oscar Daniele, Carlos Del Frade y Juan Monteverde?
—Como el encuentro de grandes consensos. Tenemos más coincidencias que divergencias. A los compañeros los conozco por mis funciones en el Concejo o la Legislatura. Aquellos que en algún momento no podían sentarse a pensar una idea en común, hoy sí encuentran puntos de coincidencia. Hay un fenómeno nuevo, que no existía en 2011: la cantidad de organizaciones sociales con entidad para integrar una estructura política. Está vinculado a la juventud, a la virulencia de los nuevos temas, como el tema de las políticas de género. El cambio ha sido fenomenal.
—¿Esta invocación que hace a la unidad del PJ puede indicar que usted, al final, no sea candidata?
—A esta altura, no. Hace un año que estoy haciendo este esfuerzo por la unidad. Ha sido más fácil encontrar consensos por la unidad en los partidos más pequeños que en el PJ. Más allá de cómo lleguemos a las elecciones, hay que constituir un gran frente que nos incluya a todos. Seamos sinceros, todo es ilusión y deseo hasta que se llega al poder.
—Esta interna abierta entre usted, Perotti y el kirchnerismo es muy atractiva. Será muy difícil para el resto poder sumar votos en la primaria que superen al justicialismo.
—Hay dos bibliotecas: una que dice que la interna potencia al frente electoral y otra que sostiene lo contrario. En el Frente Progresista no existe una competencia interna porque hay picardía. Por eso bajaron la posibilidad de una interna en ese sector político.
"Al socialismo no le respondí, porque fueron críticas estomacales y no racionales. Twitter siempre saca los peor de uno mismo"
—¿Por qué dice que es una "picardía" del Frente Progresista?
—Porque, cuando no hay interna propia, te metés a votar a la interna de los otros. Como es abierta y obligatoria se puede manipular la interna de otro partido. Y vamos a tener que enfrentar a fuerzas económicamente muy poderosas: una tiene al gobierno nacional, con su primera pauta publicitaria, y el gobierno de Santa Fe tiene a la quinta. En ese sentido, parece más razonable la unidad. Del Frade y Giustiniani dijeron que no van a llevar candidatos a gobernador y que votarán de acuerdo al resultado de la interna peronista. La unidad permitiría ganar la provincia, de ir directamente a la general tendríamos más condiciones para ganar. Hay una demanda de equilibrio, de dejar atrás una sociedad crispada. Hay pedido de unidad y hay que darle contenido.
—¿Puede darse ese proceso de unidad o todo conduce a las internas?
—Esto es como en el amor: a lo mejor una persona te dice en un minuto que está enamorada de vos. Uno puede resolver en un minuto el entripado de diez años. Y, si no, vamos a las internas.
—¿Y está en condiciones de llenar todos los casilleros de candidatos, por ejemplo, de 19 postulantes a senador?
—Por supuesto que sí. Por eso llegué hasta acá, de lo contrario no me hubiera largado y sería una aventura.
—¿Tuvo un ofrecimiento para ser candidata a vicepresidenta de la Nación?
—Sí. Más de uno. Los hubo. La vicepresidencia será una prenda de unidad, por eso relativizo esos ofrecimientos. Así como yo le digo que mi fórmula es un capítulo abierto, porque mi vicegobernador va a gestionar conmigo, a nivel nacional sucede lo mismo. Pero sí, he tenido ofrecimientos.
—Hay versiones dando vueltas respecto del ofrecimiento para componer una fórmula de presidente y vice.
—Siempre hay versiones dando vueltas. Hay primereos, pero nadie seriamente, que sea candidato a presidente, puede comprometer a un vicepresidente.
"En seguridad, hay que apostar a un proceso de reconstrucción en el que debe existir ejemplaridad del Estado"
—¿Y una oferta para ser candidata a vicepresidenta de la Nación u otro cargo nacional, le puede hacer modificar su opinión respecto de la Gobernación?
—La obsesión es ganar Santa Fe para que la provincia nos permita fortalecer a un candidato presidencial. Estamos en un momento muy complejo del país. Me molesta mucho que algunos economistas le concedan al conservadurismo de Macri una categoría de neoliberal. El gobierno de Macri no es neo ni liberal. En un país neoliberal, cuando hay dos dígitos de inflación, aunque sea del 10 por ciento, se encienden todas las alarmas del control de precios sin que a nadie se le ocurra argumentar contra la intervención del Estado. Al macrismo le queda grande el neoliberalismo. Desde Santa Fe tenemos que ayudar a obtener un triunfo para que luego tribute a quien sea nuestro candidato nacional.
—¿Y cómo ve la gestión provincial?
—El gobierno nacional no ayuda, pero Santa Fe no tiene un gen productivo en sus gobernantes ni un plan de desarrollo como sí tuvo el peronismo en sus mejores momentos, en los que gobernó la provincia . El gobierno provincial del Frente Progresista debería morigerar el daño que está haciendo el gobierno conservador, encabezado por Macri. No se debe olvidar que Santa Fe aumentó lo que recibe por coparticipación y las cuentas públicas, pese a ese incremento que se nota en las arcas, siguen siendo negativas. El dinero extra que recibió el gobierno local no ayudó, no fue bien administrado. Y el otro tronco importante es la inseguridad, el narcotráfico.
—¿Cuál es su propuesta respecto del tema seguridad?
—Hay que apostar a un proceso de reconstrucción en el que debe existir ejemplaridad del Estado. Debe haber una durísima acción contra los policías corruptos y el delito. Fíjese que cuando se crea Asuntos Internos, a cargo de Ana Viglione, se eligieron a los diez mejores policías, incorruptibles, incomprables. Siete están presos. Y Viglione, procesada. Designaron seis o siete ministros de Seguridad,y sólo uno tiene antecedentes en el tema. Bonfatti creó en su gobierno el veto propositivo con los jefes policiales, y ahora deberá explicarlo. Funcionó todo mal. Fíjese cómo se toca la cuestión nacional con la provincia en una anécdota de una amiga cuando fue La Noche de las Librerías. Quería recorrer varías librerías, pero tenía miedo de andar por la calle a las 11 de la noche. Eso tiene que ver con la falta de seguridad a la que nos somete esta provincia. Después pensó en tomar un taxi, hizo números sobre ese gasto y algunos otros. Al final, priorizó su sueldo para intentar pagar los servicios. Las dos políticas terminaron deteriorando una buena idea como La Noche de las Librerías. En realidad, estas cosas deterioran nuestra propia vida, sólo pensamos en llegar a nuestra casa y colgarnos mirando Netflix.