En su primer día completo como presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, mantuvo
ayer un verdadero maratón de audiencias, diez en total, que tuvieron en parte carácter protocolar
pero que abordaron también temas de gran repercusión política.
En este último grupo de entrevistas se enmarcaron las que mantuvo con
los presidentes de Venezuela, Hugo Chávez, y con su par de Colombia, Alvaro Uribe, con quienes
analizó la situación de Ingrid Betancourt, quien permanece como rehén de las Farc desde hace seis
años. Fernández recibió también a la madre de la ex candidata presidencial colombiana a quien le
ratificó su disposición para ayudar en todo lo que sea necesario para lograr su liberación (ver
página 7).
La actividad de la presidenta se inició a media mañana, cuando recibió
a Felipe de Borbón, príncipe de Asturias, y luego al colombiano Alvaro Uribe.
Por la tarde, la agenda presidencial fue extremadamente intensa y
comenzó —a las 14.30— con la reunión con el venezolano Hugo Chávez, quien formuló
breves declaraciones a la prensa.
Chávez eludió opinar sobre su trunca gestión para lograr la liberación
de los rehenes de las Farc y se limitó a explicar que el caso Betancourt no fue lo
“importante” de su visita, porque ahora “hay una presidenta que está comenzando y
hay que fortalecer para afianzar la relación bilateral”.
Luego pasaron por el despacho oficial la vice de El Salvador, Ana Vilma
Escobar; el titular de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Juan Somavía, y el titular
del Consejo de Ministros de Argelia, Abdelkader Bensalah.