A nueve meses de las cruciales elecciones presidenciales, el analista Rosendo Fraga certifica que el macrismo, que camina sobre un terreno económico minado, renovará su apuesta a la polarización con el kirchnerismo, fuerza que batallará con el contraste presente-pasado en mano. Y fundamenta a La Capital: "En política, como en la vida, suele repetirse lo que ha dado éxito".
"El gran tema es el económico-social, luego la inseguridad y, en tercer lugar, la corrupción. El oficialismo trabajará sobre los últimos dos, consciente de su punto débil", agrega el politólogo, para luego detenerse en la construcción de una tercera opción electoral con el ex ministro de Economía Roberto Lavagna a la cabeza.
Según Fraga, esa alternativa, en la que el gobernador Miguel Lifschitz "juega un rol relevante en su armado", cuenta en la actualidad con menos posibilidades de llegar a una segunda vuelta. "Pero, de lograrlo, es la que tiene más chances de ganar porque cosecharía el voto considerado como el mal menor", advierte.
—La cuenta regresiva electoral ya está en marcha: ¿cómo evalúa el escenario político?
—A nueve meses de los comicios nacionales, el eje de la campaña electoral de Cambiemos parece ser "para no volver al pasado", entendiendo por ello la corrupción del kirchnerismo. Por el contrario, en esta fuerza la idea es "con Cristina Kirchner vivíamos mejor", buscando comparar los resultados económico-sociales de su gobierno con el de Mauricio Macri. El tercer espacio, que intenta organizarse alrededor del peronismo no K, planteará algo así como "sin la corrupción del kirchnerismo ni el fracaso económico de Cambiemos".
—Con la economía en rojo, ¿qué jugada el queda al oficialismo?
—El gran tema es el económico-social, luego la inseguridad y, en tercer lugar, la corrupción. El oficialismo trabajará sobre los últimos dos, consciente de que la economía es su punto débil aunque se registre cierta reactivación sobre el fin de 2019.
—Se ensanchará la grieta...
—La estrategia del oficialismo es la polarización con Cristina. En política, como en la vida, suele repetirse lo que ha dado éxito. Tanto en 2015 como en 2017, confrontar únicamente con la ex presidenta fue una estrategia electoral exitosa para Macri. Trabajará sobre la corrupción K, teniendo en cuenta que en 2019 Cristina enfrentará varios juicios públicos por ese motivo, y el garantismo del kirchnerismo en materia de seguridad, buscando capitalizar el apoyo a la mano dura. El kirchnerismo, por su parte, tratará de llevar el debate a lo económico-social, que es lo que el gobierno buscará eludir.
—¿La construcción de una tercera opción tendrá chances?
—Eventualmente, el tercer espacio puede hacer una propuesta más centrada en el futuro. Pero el futuro es abstracto, el pasado una experiencia y el presente una realidad. El PJ anti-K jugará con la idea de la moderación, evitar los extremos, no dejarse llevar por la polarización. Su desafío es evitar quedar succionado por ella.
—Entonces, no avizora una performance favorable.
—Es la alternativa que hoy tiene menos posibilidades de llegar a la segunda vuelta. Pero, de lograrlo, es la que cuenta con una mayor probabilidad de ganar. Es que cosecharía el voto considerado como el mal menor, tanto de Cambiemos como del kirchnerismo, en caso de que cualquiera de ellos quedara fuera del ballottage. Lavagna aparece hoy como el dirigente con más posibilidades de ser el candidato de ese tercer espacio y Lifschitz ha sido el primer gobernador en apoyar su postulación y juega un rol relevante en su armado.
—Frente a esto, las fuerzas que completan el resto del tablero político quedarán relegadas.
—Las opciones que operan en los márgenes de la política hoy no tienen posibilidades de llegar a la segunda vuelta, pero sí pueden incidir en el resultado por los votos que restan, sobre todo en las Paso. Tanto Alfredo Olmedo como José Luis Espert quitan votos mayoritariamente a Macri, como el FIT se los saca, en principio, al kirchnerismo.
—Muchas provincias optaron por adelantar sus elecciones. ¿Cómo tallará esa decisión en las aspiraciones macristas?
—En cuanto a las provincias, la mayoría de ellas adelantaría las elecciones locales. Gran parte de las provincias son opositoras y ganará el oficialismo local. Eso no anticipa el resultado nacional pero crea clima político, y no favorecerá al gobierno nacional.
—¿El reciente anuncio de María Eugenia Vidal de no desdoblar los comicios en Buenos Aires es significativo?
—La provincia de Buenos Aires es muy relevante porque tiene el 38 por ciento del padrón nacional y el 40 por ciento de los votos efectivos, dado que la concurrencia es mayor que en el interior en promedio. Desde 1983, siempre el que ganó en Buenos Aires se impuso, al mismo tiempo, en la Presidencia, con una sola excepción: 1999, cuando Fernando de la Rúa triunfó en la Casa Rosada y Carlos Ruckauf lo hizo en esa provincia. En el marco de los comicios nacionales, los votos de Tierra del Fuego, Santa Cruz, La Pampa, San Luis, La Rioja y Catamarca, las seis provincias con menos electores, equivalen el municipio más poblado de Buenos Aires, que es la Matanza. En cuanto al reciente adelantamiento de la elección en territorio bonaerense, el anuncio de la gobernadora deja en evidencia que Macri impuso su liderazgo dentro de Cambiemos.