El gobierno calificó ayer de “persona ejemplar” al designado embajador en la Santa
Sede, Alberto Iribarne, aparentemente vetado por Roma por su condición de divorciado. “No
conozco a nadie que circunstancialmente no haya tenido suerte en su matrimonio que tenga que ser
condenado por esa razón”, agregó en defensa del ex ministro su sucesor en el cargo, Aníbal
Fernández.
El pedido formal para que Iribarne sea aceptado como embajador argentino
en la Santa Sede fue presentado en diciembre, pero el plácet (aceptación) papal aún no fue
otorgado, y tanto voceros vaticanos como de la Casa Rosada aceptaron que la dificultad reside en la
condición de divorciado del postulante.
Ante el hecho, el canciller Jorge Taiana elevó un informe donde nombra a
embajadores de otros países (México, Cuba y Suiza, entre otros) que también están divorciados o
separados de su primera esposa y, sin embargo, son representantes frente al Papa.
Pese a la demora en la aprobación del plácet, altas fuentes del gobierno
afirmaron que pronto se resolverá el tema e Iribarne asumirá sus funciones en Roma, tras la salida
de Carlos Custer por razones de salud.
Anteayer hubo varias versiones que indicaban que el ex ministro había
sido directamente rechazado por Benedicto XVI, quien imprimió a su papado un perfil doctrinario
ultraconservador.