"Miguel está tranquilo, no quiere entrar en el palo por palo", definió ayer un hombre del círculo íntimo de Miguel Lifschitz luego de que su sucesor en el cargo, Omar Perotti, acusara en su discurso inaugural a las administraciones del Frente Progresista de complicidad con el crecimiento del delito y la narcocriminalidad en la provincia.
Si el traumático proceso de transición colocó a Lifschitz y Perotti en un estado de recelo mutuo, las palabras que pronunció el flamante gobernador asociando al socialismo con el aumento del delito terminó el miércoles de congelar la relación.
Lifschitz, anunciaron sus allegados, no se referirá directamente a los conceptos "agraviantes" y "falaces" que voceó en cadena Perotti.
Ayer, cuando LaCapital consultó a sus fuentes más cercanas, se encargaron de remarcar el "contraste" entre las palabras que dijo el presidente Alberto Fernández (presente en la jura) y las que inmediatamente después descerrajó Perotti en las narices de Lifschitz (sentado al lado) y de Antonio Bonfatti, ubicado en primera fila.
Según opinaron, la estrategia de Perotti de castigar a Lifschitz persigue un fin inmediato: menoscabar la gestión y la figura del ex gobernador para bajar la vara con la que se encontrará al inicio de su gobierno y tener argumentos para apelar, frente a cualquier contratiempo, a la "herencia recibida".
"Perotti tenía acuerdo con Miguel para enviar él el presupuesto. Pero salió a empujar una reforma constitucional, caminarle el bloque a Lifschitz para que no sea presidente y ocultar la transición. Hubo dos reuniones y no quiso foto y empezó a operar por atrás. Resultado: se cortó el diálogo, se quedó sin reforma, sin presupuesto y con la interna (peronista) dinamitada", resumió la fuente, que seguirá trabajando con Lifschitz, ahora en un despacho de la Cámara de Diputados.
"Esto no es Rafaela, no sos el dueño ni del juego ni de los jugadores", agregó con saña.
En su discurso, Perotti pegó en varios costados, pero se fijó en dos: el estado financiero de la provincia y la política de seguridad. Sobre el primer ítem, desde el lifschismo, contraatacaron: "Salieron a plantear que recibirían una provincia con 20 mil millones de déficit y sin caja. El déficit registrado al 30 de noviembre fue de 8. 200 millones. Casi 3 veces menos de lo que dijeron. En caja les quedó un saldo de 4.600 millones. Y una deuda de Nación a cobrar en dos semana por déficit de caja de jubilaciones".
El otro punto, más gravoso por el tenor de las acusaciones, también fue refutado: "Los principales narcos de la provincia están presos, como nunca en la historia. Sus cómplices también detenidos, y los policías corruptos exonerados. En la lucha contra las mafias marcamos la raya con decisiones concretas. Y lo más importante: habló de complicidad con el delito y la policía. De los tres jefes que nombraron, dos son nuestros, vienen de las TOE. El tercero, que será jefe de Policía, es un retirado que lo echó Obeid porque se le escapó un narco en Reconquista".