Vancouver.- La presidenta Cristina Fernández llamó hoy en Canadá a defender
“los derechos de los trabajadores y de los que menos tienen” y se pronunció a favor de
reformular los organismos multilaterales de crédito, a la vez que sostuvo que “producción y
trabajo es el modelo para salir de la crisis”.
Cristina puso de relieve la reestructuración de la deuda pública y recordó que la Argentina
“acabó este martes de reestructurar el 92,4 por ciento de la totalidad de la deuda”, al
destacar que con esa operación el país “ha hecho honor a todos los compromisos que contrajo,
pagando todas sus deudas”.
La presidenta participó esta noche en Vancouver del Segundo Congreso Mundial de la Confederación
Sindical Internacional (CSI), con el que abrió su agenda oficial en Canadá, donde participará este
fin de semana de la cumbre del G-20, que se llevará a cabo en Toronto.
“Desde la Argentina estamos viendo un escenario internacional y una realidad muy parecida
a la que vivió mi país en 2001, cuando implosionó un modelo y se defaulteó la deuda más
importante”, aseguró Cristina en su discurso.
En ese marco, la presidenta sostuvo que las políticas de ajuste aplicadas en la Argentina en
2001 “son muy similares a las que se aplican en parte de la Eurozona” y destacó que se
trata de “recetas viejas, donde son los trabajadores los que tienen que hacerse cargo de la
cuenta de los sectores financieros”.
En ese sentido, la presidenta puso de relieve además la recuperación del poder adquisitivo de
los trabajadores, al sostener que el salario mínimo en Argentina es “el más importante
de toda América latina”.
Asimismo, Cristina destacó los aumentos jubilatorios y la estatización de las AFJP impulsados
por el gobierno para poner esos recursos “al servicio de los trabajadores y de la generación
”de más y mejor empleo“ y sostuvo que Argentina enfrentó la crisis ”sin modificar
la tasa de desempleo“ con diversos instrumentos.
“Mi obsesión en la crisis fue mantener el vínculo laboral porque una vez que se destruye
un puesto de trabajo cuesta mucho más tiempo recuperarlo”, dijo la presidenta.
Además, instó a “clausurar una etapa del capitalismo que creyó que el dinero generaba
dinero por sí mismo, sin pasar por el circuito de producción”.
Anticipó que en la reunión del G-20 planteará "que las políticas de ajuste no van a hacer
nada más que agravar situación” y recordó que así como en los 90 los organismos
internacionales de crédito tomaron a la Argentina como ejemplo, en el 2001 “le soltaron la
mano”.
Reiteró además la necesidad de que los Estados intervengan “activamente en las políticas
contracíclicas y comiencen por fin una regulación a fondo del movimiento de capitales que no tiene
ningún tipo de contralor y que ha sido una de las causas de la crisis”.
Puso de relieve la necesidad de regular “el tema de los paraísos fiscales”, al
sostener que “no puede haber países que sigan teniendo el 30 por ciento de su PBI en
servicios financieros”.
Al finalizar su discurso, exhortó a “alimentar la demanda agregada, generar más y
mejor empleo y controlar el movimiento especulativo de capitales, para que los sectores financieros
que han sido fondeados por cifras multimillonarias los vuelquen al financiamiento de los sectores
productivos”.
“Esa es la clave. Esperemos que cuando adviertan que ese es el camino no sea demasiado
tarde”, concluyó la presidenta al hablar ante la CSI.
La CSI es la principal organización sindical internacional que representa los intereses de los
trabajadores y trabajadoras del mundo. Cuenta con 312 organizaciones afiliadas en 156 países y
territorios, sumando una membresía total de 176 millones de trabajadores.
Esta confederación, fundada en el congreso que se llevó a cabo en Viena (Austria) del 1º al 3 de
noviembre de 2006, reúne a las antiguas afiliadas de la Confederación Internacional de
Organizaciones Sindicales Libres (CIOSL) y de la Confederación Mundial del Trabajo (CMT), además de
otras organizaciones sindicales que no estaban afiliadas a ninguna internacional.