Las fuerzas kurdas, con el decisivo apoyo de la aviación estadounidense, arrebataron la represa más importante de Irak a los yihadistas del Estado Islámico (EI), y ahora se dirigen hacia la ciudad de Mosul, la segunda del país y desde junio dominada por los extremistas. El cambio de tendencia en la guerra es notorio desde que la semana pasada Barack Obama ordenó ataques aéreos limitados. Hasta ese momento los extremistas islámicos avanzaban sobre las posiciones de los kurdos, que debieron abandonar la represa y varias ciudades en pocos días, lo que desencadenó una nueva emergencia humanitaria en Irak por la huida de 300.000 kurdos de religión yazidí y cristiana del avance de los fundamentalistas.
La ofensiva yihadista comenzó en forma relampagueante el 9 de junio, cuando cayó rápidamente Mosul, ciudad de 1,6 millón de habitantes de la que debieron huir en masa cientos de miles de habitantes, entre islámicos shiítas y cristianos. El EI impone en los territorios que domina la más brutal dictadura religiosa, exigiendo la conversión al islam sunita como única opción a la muerte. Ha decapitado a cientos de cristianos, yazidíez y shiítas, así como a sunitas que se atrevieron a enfrentarlos. Sus bases están en la vecina Siria, donde combate al gobierno de Bashar Assad.
A inicios de agosto, los milicianos del EI lograron quebrar las líneas de los kurdos, que hasta ese momento habían resistido con firmeza. Rápidamente los extremistas se apoderaron el 7 de agosto de la represa de Mosul, que abastece de agua y electricidad a la mayor parte de la región y es la más grande de Irak. Tras un primer ataque este sábado contra las posiciones del EI, los "peshmergas" —nombre con que se conoce a los combatientes kurdos—, con apoyo de la aviación estadounidense y del ejército iraquí, lograron retomar ayer la represa después de una jornada de fuertes enfrentamientos. Se informó que luego de este trifunfo los peshmergas se dirigían hacia Mosul.
Según el Pentágono, la aviación usó un "mix de cazas, bombarderos y aviones no tripulados", o "drones", conduciendo ayer en total 14 ataques contra las posiciones del EI en la zona del embalse. Los bombardeos incluyeron por primera vez a aviones con base en tierra, además de cazas provenientes de un portaaviones en el Golfo Pérsico y "drones". Los 14 bombardeos "dañaron o destruyeron" 10 vehículos armados, siete "humvees" y dos blindados, así como un puesto de control, enumeró el Pentágono a través del Comando Central, con jurisdicción en todo Medio Oriente. Se suman los nueve ataques del sábado, que destruyeron cuatro blindados para infantería, siete vehículos armados, dos humvees y otro vehículo blindado. Los 23 ataques del fin de semana se agregan a 24 anteriores, realizados desde que Obama autorizó las operaciones.
La participación de EEUU pone a Washington en el mismo lado que Irán y el grupo libanés Hezbolá, que han enviado tropas a Irak para combatir al Estado Islámico. Mientras los kurdos son antiguos aliados de EEUU al menos desde el lejano 1991, es toda una novedad que el Pentágono tenga de aliados a Irán y Hezbolá, tradicionales adversarios de Estados Unidos.
Tras el lanzamiento de la ofensiva de los yihadistas en junio, que hizo colapsar al muy criticado ejército de Irak, las fuerzas kurdas se hicieron con el control de zonas del norte del país abandonadas por las fuerzas de Bagdad.
Los yihadistas entraron el viernes en la localidad de Kocho, 150 kilómetros al suroeste de Mosul, donde asesinaron a más de 80 personas, en su mayoría yazidíes, indicó el funcionario iraquí Hoshyar Zebari. Kocho está situada cerca de Sinjar, "capital" de la comunidad yazidí que el EI tomó el 3 de agosto, y de donde huyeron decenas de miles de civiles.
Rebelión sunita.Pero las malas noticias para el Estado Islámico también llegan desde las propias filas árabes sunitas. En la provincia sunita de Al Anbar, al oeste de Bagdad, una coalición de más de una veintena de tribus apoyada por el ejército estaba a la ofensiva contra el EI, que controla numerosos sectores de esta región. Según la policía iraquí, los combatientes expulsaron a los yihadistas de zonas bajo su control al oeste de Ramadi, la capital provincial.
Ante el avance yihadista en el Kurdistán, la comunidad internacional se movilizó para ayudar a los al menos 300.000 desplazados. EEUU lanzó cientos de toneladas de raciones y agua embotellada en las montañas al norte de Sinjar, donde hasta hace poco había más de 50.000 civiles a la intemperie y sufriendo el calor extremo del verano iraquí. la semana pasada, y ya con el EI a la defensiva, los civiles pudieron ser evacuados. Washington también cambió rápidamente su política de no entregar armas pesadas a los peshmergas. Incluso el ejército iraquí hizo entrega de este tipo de armamento a sus vecinos norteños. Todo esto ha empezado a cambiar el balance de fuerzas en el campo de batalla.