Los precios de los alimentos pueden complicar la política antiinflacionaria del gobierno, evaluaron los economistas Juan Manuel Garzón y Federico Wyss, del Instituto Ieral de la Fundación Mediterránea.
Los precios de los alimentos pueden complicar la política antiinflacionaria del gobierno, evaluaron los economistas Juan Manuel Garzón y Federico Wyss, del Instituto Ieral de la Fundación Mediterránea.
En el informe destacaron que "en el primer trimestre de 2018 los precios de los alimentos subieron a un ritmo mensual de entre el 2,0 por ciento y el 2,3 por ciento, mostrando una aceleración respecto de las registrados del segundo semestre de 2017, incluso por encima de otros precios".
"Por caso, la inflación núcleo promedió 1,8 por ciento mensual en la Capital Federal y 1,6 por ciento en Córdoba durante 2017, con una inflación en alimentos de 1,6 por ciento y 1,5 por ciento respectivamente", dijeron.
Mientras que "en lo que va del 2018 la situación se ha invertido en Córdoba (alimentos aumentando al 2,3 por ciento y la inflación núcleo al 1,9 por ciento), mientras que se ha nivelado en territorio porteño (ambos grupos creciendo al 2 por ciento)".
La principal hipótesis para explicar la escalada en los alimentos es el comportamiento del precio del dólar y la mayor vinculación que tienen estos productos con el comercio exterior: el tipo de cambio subió un 16 por ciento de noviembre a marzo.
"El puente que vincula precios de alimentos con tipo de cambio jugó a favor de la política antiinflacionaria cuando el dólar se estaba atrasando", añadieron.
Pero especificaron que "este año ese rol es más improbable dadas las presiones sobre el tipo de cambio, considerando el efecto de la sequía sobre los agrodólares, la suba de tasas de interés en Estados Unidos, el impuesto a la renta financiera y eventuales desencuentros entre el BCRA y el Ejecutivo en materia de política monetaria, entre otros".
"Analizando lo sucedido con los distintos grupos de alimentos, se observa que algunos de ellos subieron más que otros, caso de las frutas", precisaron.
Uno de los factores que podría explicar este fenómeno es el importante crecimiento en las exportaciones de frutas observado en el primer trimestre de 2018.
Las carnes, en tanto, subieron levemente por encima de la tasa promedio; que no se hayan despegado mucho obedece probablemente al "momento" del mercado: oferta abundante y demanda interna muy satisfecha.
"Cuando el ciclo ganadero se revierta (actualmente cerca de una fase de liquidación) y/o cuando la demanda interna se fortalezca, escenario más probable hacia fines de primavera y comienzo del verano, tanto la hacienda como la carne ajustarán sus precios hacia arriba en forma importante", estimaron.