Celia Kleiman | Bio | Socióloga. Directora general de la empresa Polldata Consultores. Desde 1990 realiza tareas profesionales de consultoría y asesoramiento en marketing comercial y político
Por Mauricio Maronna
Celia Kleiman | Bio | Socióloga. Directora general de la empresa Polldata Consultores. Desde 1990 realiza tareas profesionales de consultoría y asesoramiento en marketing comercial y político
Con saldo a favor, la socióloga Celia Kleiman pone los ejes y la mirada en las primeras semanas de Alberto Fernández al mando de la Presidencia de la Nación. “Está transitando el período de gracia o “luna de miel” del que habitualmente disfrutan los presidentes al comienzo de su mandato”, dice la profesional a La Capital, en el marco de una entrevista en la que analiza el papel bastante pobre de la oposición.
Kleiman sostiene que el gobierno advirtió rápidamente la situación de emergencia económica que dejó Mauricio Macri, y que ese movimiento configura lo mejor de la gestión. Hasta aquí, según la socióloga, el jefe del Estado goza de una “luna de miel” con un sector de la sociedad.
“Fernández está transitando el período de gracia o luna de miel del que habitualmente disfrutan los presidentes al comienzo de su mandato. A diferencia de Macri, tuvo la inteligencia de capitalizar este período para tomar la iniciativa y marcar agenda en temas centrales, exponiendo la gravedad de la situación heredada y, como corolario, la necesidad de tomar, sin anestesia, medidas bastante duras. Hay dos ejes que marcan su gestión hasta hoy: por un lado, el concepto de país en emergencia y, por el otro, como consecuencia directa de lo anterior, la solidaridad que se demanda a los ciudadanos para salir de esta situación que, obviamente, afecta más a los que menos tienen y sobre los cuales ha puesto la prioridad”, apunta Kleiman.
—¿Qué fue lo mejor y lo peor?
—Lo mejor ha sido, precisamente, reconocer y atender rápidamente esta situación de emergencia, entendiendo que un país donde 4 de cada diez personas son pobres, es inviable. También ha sido positiva la moderación y búsqueda de consensos en su relación con la oposición y el acento que ha puesto en materia de políticas de género. En el tema económico parece moverse con prudencia y prolijidad, lo que ha merecido el elogio del FMI. No sé si lo peor, pero al menos lo no tan bueno, es cierto desorden en la comunicación de medidas o en declaraciones en áreas sensibles, como en lo previsional, lo impositivo y la seguridad.
—¿Logró Fernández consolidar su liderazgo interno?
—No podemos obviar que Fernández llega a ser candidato a presidente convocado por Cristina. Casi la totalidad de los votos que obtuvo los aportó la vicepresidenta. En este sentido, creo que por ahora no asistiremos al hiperpresidencialismo que ha caracterizado a los gobiernos anteriores. Esto no quita que hoy Fernández ocupe la centralidad, que el gabinete esté formado en su mayor parte por integrantes de su círculo de confianza, que el “albertismo” esté seguramente trabajando a futuro, y que esta línea pueda llegar a crecer y consolidarse a partir de una gestión medianamente exitosa. Su imagen positiva alcanza actualmente el 53% a nivel nacional, superando en casi 20 puntos la que obtenía al principio de su campaña.
—¿Hay alineamiento de los gobernadores con el presidente?
—Los gobernadores necesitan fondos para afrontar esta misma situación crítica y de endeudamiento en sus provincias. Hasta ahora han pasado por la Casa Rosada prácticamente todos los gobernadores, peronistas y cambiemistas, algunos incluso más de una vez, y a pocos días de la asunción se acordó con ellos suspender el pacto fiscal del 2017 a fin de permitirles incrementar sus recursos en el corto plazo y aliviar las cuentas provinciales. También ha habido viajes de Ministros a las provincias. Es decir, los puentes desde el Ejecutivo están lanzados y es clara la búsqueda de diálogo con los gobernadores opositores. De hecho, la primera reunión que Fernández mantuvo a ese nivel como presidente fue con tres gobernadores radicales. Obviamente, el alineamiento está facilitado y cerrado con los de la tropa propia, aún desde antes de la elección, pero a la larga serán insalvables las negociaciones de los restantes gobernadores con el Ejecutivo en función de la dura realidad que atraviesan y la necesidad de obtener financiamiento y medidas favorables para las economías regionales.
—¿La clave del futuro de Fernández pasa solamente por la economía?
—La gestión de cualquier gobierno hoy estaría atravesada por la vara de la economía, ya que continúa siendo la principal preocupación ciudadana. Pero un elemento importante a tener en cuenta es la concertación y alianzas que el presidente pueda llegar a concretar con los principales actores en la arena política, sindical y social, en la medida que las soluciones en esta materia serán a muy largo plazo.
—¿Cómo está la oposición?
—La principal oposición, la que obtuvo en diciembre algo más del 40% de los votos, se muestra bastante desdibujada, excepto en el Congreso. A nivel de la opinión pública, aparecen referentes aislados, como Patricia Bullrich, pero no se la percibe como un bloque ordenado, unívoco y sólido en cuanto al liderazgo.
—¿Macri tiene chances de convertirse en líder de la oposición?
—Por el momento, para el afuera el ex presidente parece haber optado por el descanso y el bajo perfil, lo cual no necesariamente implica que esté inactivo al interior de la coalición. Sin embargo, una prolongación de su ausencia y falta de visibilidad no sería lo más indicado cuando a nivel nacional se están tomando medidas nodales, y seguramente sus electores estén esperando su toma de posición. El gran competidor es Horacio Rodríguez Larreta quien hace tiempo que viene pugnando por alcanzarlo y, de hecho, acaba de hacerse cargo del “think tank “ o usina de ideas histórica del PRO, que es la Fundación Pensar. Hay otros dirigentes en la palestra como Patricia Bullrich y María Eugenia Vidal y, por supuesto, también están empujando los radicales, algunas de cuyas figuras se están cansando de ser actores secundarios.
—¿El radicalismo intentará liderar la alianza con el PRO?
—Hay un gran debate interno en el radicalismo, que es precisamente si recuperan un espacio con mayor identidad o siguen embarcados en la alianza con el PRO. La gran incógnita a futuro es si hablaremos de macrismo, de PRO o de Cambiemos.
—¿Sorprende el arranque de Kicillof?
—Kicillof desarrolló una excelente campaña preelectoral, es un dirigente que muestra sensibilidad social y cercanía con la gente, atributos muy valorados por los habitantes del conurbano. Tendrá, necesariamente, que foguearse e incorporar los códigos que rigen a la provincia de Buenos aires. Cuanto más rápido, mejor.