El ministro de Seguridad bonaerense, Cristian Ritondo, anunció hoy que la recompensa de 2 millones de pesos para quienes aportaran datos sobre el paradero de Martín y Cristian Lanatta y Víctor Schillaci se repartirá entre varias personas que aportaron datos y ayudaron a dar con los prófugos.
El funcionario provincial afirmó que el dinero ofrecido por los tres presos que habían huido del penal de General Alvear el pasado 27 de diciembre no se entregará a una sola persona.
“Se están verificando todas las noticias que se tuvieron y en los próximos días seguramente tendremos novedades sobre el pago de la recompensa”, adelantó Ritondo.
En declaraciones radiales, explicó que el dinero se va a dividir porque fueron varias las pistas que se obtuvieron a lo largo de los quince días de fuga que se pudieron comprobar y sirvieron para atrapar a los condenados por el triple crimen de General Rodríguez.
Según sostuvo, la recompensa será para quienes hayan brindado “pistas comprobables que hayan sido favorables para la investigación”.
En ese marco, Ritondo solicitó a la Justicia bonaerense, a la Justicia Federal y a la Provincia de Santa Fe que informen si identificaron testigos que hayan aportado información fehaciente para la recaptura de los prófugos.
El funcionario envió cartas a la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich; al fiscal de la ciudad de Azul, Cristian Citterio; al ministro de Seguridad de la provincia de Santa Fe, Maximiliano Pullaro; al fiscal de Brandsen, Mariano Sibuet; y al juez Federal, Sergio Torres, a fin de recolectar datos en ese sentido.
Este lunes, tras la detención de Cristian Lanatta y Schillaci, un trabajador de la arrocera santafesina donde fueron encontrados afirmó que reclamará el dinero: se trata de Martín Franco, quien fue tomado como rehén por los delincuentes poco antes del desenlace de la fuga, pero que previamente había dado aviso a la policía.
En similares términos se expresaron el sábado pasado el peón Luis María del Campo en donde fue capturado Martín Lanatta y un baqueano llamado Juan Carlos, que facilitó caballos a efectivos de la Policía santafesina para que pudieran adentrarse en terrenos no aptos para el tránsito con automotores, para de ese modo poder consumar la detención.