Después de un año y medio de conflicto, la Casa Gris y el Senado pusieron los primeros ladrillos para reconstruir los puentes derrumbados por una larga serie de misiles cruzados.
Por Mariano D'Arrigo
El ministro Sukerman y los senadores intentan reconstruir los puentes políticos.
Después de un año y medio de conflicto, la Casa Gris y el Senado pusieron los primeros ladrillos para reconstruir los puentes derrumbados por una larga serie de misiles cruzados.
En menos de 24 horas, el ministro de Gobierno, Roberto Sukerman, tuvo dos reuniones con legisladores de la Cámara alta: ayer, en el recinto, con senadores tanto del oficialismo y la oposición, y hoy en la casa de gobierno con los integrantes del bloque encabezado por Armando Traferri.
El senador sanlorencino calificó la reunión con Sukerman y el secretario de Gobierno, Oscar Urruty, como “muy positiva”.
“Planteamos cuál es la dinámica que queremos, queremos definir una agenda legislativa y un acuerdo político para solucionar los problemas de las distintas localidades”, dice Traferri.
Según el ex intendente de San Lorenzo, Sukerman les dijo que estaba en la misma sintonía y que tenía la venia del gobernador para ir en esa dirección.
“La ronda responde al mandato del gobernador Omar Perotti para buscar acuerdos en cuestiones fundamentales para la provincia”, escribió el ministro político en su cuenta de Twitter.
Además de Traferri, por el bloque Juan Domingo Perón concurrieron los senadores Rubén Pirola (Las Colonias), Osvaldo Sosa (Vera) y José Baucero (San Javier).
El discurso de Perotti ante la Asamblea Legislativa marcó un giro en la estrategia del gobierno en la relación con la Legislatura, después de 18 meses de resultados magros en este terreno, y que incluso terminó con la fractura del bloque peronista en el Senado.
La reunión con el NES fue la primera de una nueva ronda de diálogo político lanzada por Sukmerman, ahora con los bloques legislativos. La semana que viene será el turno de la bancada radical liderada por Felipe Michlig y el espacio de senadores alineados con Perotti conducidos por Alcides Calvo.
Michlig también considera positiva la presencia de Sukerman en la Cámara alta, pero desliza: “Hay que ver qué respaldo da el gobernador a sus representantes. En su momento Borgonovo también proponía diálogo pero se quedó sin nafta, no podía dar respuestas positivas a los pedidos”.
En el radicalismo tienen una larga lista de demandas al gobierno. Por ejemplo, plantean que la distribución de fondos del Plan Incluir sea más equitativa, que se reglamente la ley 14.009 (que decreta la emergencia del sector turístico), que se garantice el boleto educativo en las zonas rurales y que se entregue el total de los fondos Covid a los municipios y comunas.
Por su lado, en el G6 perottista del Senado remarcan que la idea es el diálogo pero reconocen que hasta ahora no ha sido fructífero. En este marco, advierten, comparar a los senadores con jeques o príncipes, como hizo Sukerman en una entrevista periodística, no ayuda precisamente a acercar posiciones.
En este sentido, consideran que quienes tienen que ponerse de acuerdo son la Casa Gris y el bloque de Traferri, y la principal responsabilidad es de los senadores. “Los que tienen que definir si quieren jugar para el bloque de Perotti o haciendo la suya son ellos”, disparan.
No es el único frente donde la Casa Gris tiene que remar. En Diputados, donde el peronismo tiene una representación todavía más raquítica -cuenta con sólo 7 bancas sobre 50- el jefe del bloque del PJ, Leandro Busatto, y el entonces presidente del bloque del Frente Progresista y ahora titular de la Cámara, Pablo Farías, venían sondeando un acercamiento para acordar una convivencia más pacífica pero el estado de salud de Miguel Lifschitz dejó esas conversaciones en stand by.
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