Apenas pasada las 21 de anoche, cuando toda la televisión nacional titulaba que el PRO ganaba ampliamente las Paso santafesinas provincia y que Miguel Lisfchitz individualmente estaba siendo el tercero en votos (detrás de Miguel Del Sel y Omar Perotti, lo que luego variaría), los socialistas tomaron el toro por astas. Sus principales figuras salieron a escena en el búnker partidario de la capital provincial y se pararon frente a las cámaras buscando desactivar la convicción de derrota que comenzaba a instalarse.
Con todas las letras lo dijo el ministro de Gobierno, Rubén Galassi, quien primero anunció las cifras de las mesas testigo seleccionadas por el PS que le daban ganador al Frente Progresista (FP) por encima del PRO. Luego Lifschitz admitió que todavía es “desconocido” para muchos santafesinos.
Detrás de ambos estuvieron parados el ya candidato a vicegobernador, Carlos Fascendini; el gobernador Antonio Bonfatti, el precandidato a diputado provincial más votado de todos los postulados para una banca no sólo en el FP (en la que obtenía el 75% de los votos) sino entre los de todos los partidos.
“De acuerdo a las mesas testigo, el FP alcanza el 33,6%, contra el 31,6% del PRO y 21% del Frente para la Victoria”, aseguró Galassi alrededor de las 21. “Es evidente —agregó— que estamos en un proceso de mucha paridad como se estimaba, lo que no impide decir que, fuerza contra fuerza, el FP ha sido el más votado. Dentro del FP ha habido un claro triunfo de la fórmula Lifschitz-Fascendini, con el 70% de los votos, contra el 30%, haciendo números redondo, de la fórmula Mario Barletta-Eugenio Malaponte”.
La conferencia de prensa no alcanzó a despejar el brumoso clima del salón ni aflojó los rictus en la mayoría de los rostros presentes. Muestra de ello fue la reacción de Bonfatti cuando La Capital le preguntó si su elección sería (como lo efectivamente terminó siendo) el fenómeno (María Eugenia) Bielsa de 2011, cuando la rosarina resultó la más votada entre la totalidad de los postulados a una banca en Diputados, dándole el triunfo al peronismo.
La pertinencia de la pregunta no es menor. En un hipotético escenario en el que Lifschitz perdiera el 14 de junio frente a Del Sel, Bonfatti garantizaría al FP la conducción de la Cámara de Diputados ante una Casa Gris con el PRO instalado en ella. Es decir, la misma situación que diera con su propio triunfo y el del PJ en la Cámara baja hace tres años y medio.
La tensión del momento y el nerviosismo provocado por las cifras adversas impidió al mandatario entender la pregunta, llevándolo a responder con un enojo del todo descomedido: “En 2011 el más votado fui yo, no Bielsa”.
Ayer nadie le preguntó a Lifschitz qué hubiera pasado si Bonfatti no se presentaba de candidato.
Una vez que Galassi difundió sus cifras, Lifschitz se posicionó en el atril y aseguró con alivio: “Ganamos la interna y seguimos en carrera”. Un segundo después acotó que “ahora comienza otra elección, que va a ser polarizada; en la que se van a discutir dos proyectos diferentes de provincia, dos historias políticas distintas. El proyecto que estamos impulsando es serio y responsable, tenemos que seguir recorriendo la provincia porque en algunos lugares soy un desconocido pero desde mi lugar tengo el compromiso de seguir trabajando para llevar Santa Fe hacia delante y que no nos haga retroceder e irnos por la banquina”.
El precandidato —ya candidato— a gobernador hizo “un reconocimiento a la otra lista, encabezada por Mario Barletta, que ha hecho una muy buena elección y suma al FPCyS. Eran elecciones internas para dirimir candidaturas, pero con una sólida confianza en el trabajo conjunto y a todos los que han votado a otras fuerzas políticas, porque también a ellos los escuchamos”.
Insistió en que en la próxima elección se van a ver “dos modelos claros y distintos de inclusión social, distintas maneras de entender la democracia, la participación, los derechos de los trabajadores. Estoy seguro de que la campaña que viene nos va a permitir debates públicos de intercambio de posiciones y propuestas, donde se va a entender la diferencia”.
Más tarde, cuando el búnker socialista no ofrecía más novedad que los bocaditos de su catering, se anunció la llegada de la candidata presidencial Margarita Stolbizer, quien —lo admitió ella misma— no tenía pensado llegar hasta la capital provincial y sí quedarse en Rosario acompañando a Binner y Fein. No explicó por qué decidió “que tenía que venir a acompañar a Lifschitz y Bonfatti”.