Del frío apretón de manos de Raúl Alfonsín a Reynaldo Bignone, hasta el mimo en la nariz de Néstor Kirchner a Cristina Fernández, las ceremonias de traspaso presidencial del actual período democrático estuvieron signadas por la emoción de los protagonistas y por el fervor popular.
Hasta que la renuncia de Fernando de la Rúa modificó los tiempos y las circunstancias, y dio inicio a un período en el que cuatro dirigentes pasaron por el Ejecutivo hasta que, finalmente, Kirchner fue consagrado en elecciones y recibió sus atributos en el Congreso, las ceremonias de traspaso se realizaban en la Casa Rosada.
El primer presidente que asumió en una ceremonia similar a la que se acostumbra hoy fue Domingo Faustino Sarmiento, quien estuvo en el cargo desde 1868 a 1874. Y recibió el bastón de mando y la banda como símbolos del Ejecutivo en Balcarce 50.
Ese día, el 12 de octubre de 1868, estuvo marcado por el descontrol: cientos de ciudadanos, ansiosos por presenciar el cambio de atributos, entraron por la fuerza a la Casa de Gobierno (que aún no tenía la forma actual), coparon balcones, patios y salones, se treparon a todos los muebles que tenían al alcance y terminaron rompiendo algunas ventanas.
El 10 de diciembre de 1983, el radical Alfonsín, primer presidente democrático luego de años de dictadura militar, se trasladó para la jura desde el Hotel Panamericano hasta el Congreso frente a una multitud que aplaudía y entonaba eufórica: "Si este no es el pueblo, ¿el pueblo dónde está?".
Alfonsín prestó juramento ante el Congreso y, posteriormente, se dirigió a la Rosada, donde el último presidente de facto le entregó la banda y el bastón en el Salón Blanco.
El militar y el flamante presidente se dieron un frío y largo apretón de manos, en lo que fue el último saludo de ese estilo para un traspaso presidencial, ya que todos los posteriores fueron con abrazos como corolario.
Alfonsín, que dejó el poder varios meses antes de lo previsto en medio de una grave crisis económica, entregó el 8 de julio de 1989 los atributos de mando en la Casa de Gobierno a Carlos Menem, luego de que el caudillo riojano prestara juramento en el Congreso.
Fue la primera sucesión entre dos presidentes constitucionales desde 1928 y la primera desde 1916 entre representantes de diferentes partidos políticos.
Furcios. La ceremonia se recordará siempre por el nerviosismo que no pudo ocultar Menem al leer su discurso de asunción e innumerables fallidos que cometió, aunque a los asistentes poco les importó y lo ovacionaron cuando dijo la frase "Argentina, levántate y anda".
Menem tuvo dos períodos como presidente: el primero, de 1989 a 1995 y, luego de ser reelecto y volver a jurar en el Congreso, tuvo un segundo mandato hasta 1999, año en que el 10 de diciembre le entregó la banda en la Rosada a De la Rúa (líder de la Alianza).
La ceremonia fue de las menos impactantes que se recuerdan, con un simple abrazo entre mandatario saliente y el entrante, y ninguna rispidez.
En el marco de una etapa caótica en el país, el 21 de diciembre de 2001 De la Rúa anunció su renuncia y, posteriormente, se retiró de la Rosada en helicóptero, una de las imágenes más recordadas en la historia de la política argentina.
Desconcierto. En tan sólo una semana, la Argentina tuvo varios dirigentes sucediéndose al frente del Ejecutivo en reemplazo de De la Rúa: el titular del Senado, Ramón Puerta; Adolfo Rodríguez Saá, elegido por la Asamblea Legislativa (asumió el 23 de diciembre de 2001 y renunció el 30 de diciembre); el presidente de Diputados, Eduardo Camaño, y Eduardo Duhalde, también ungido por la Asamblea Legislativa, quien comenzó su mandato el 2 de enero de 2002 y perduró hasta que la ciudadanía eligió a Kirchner como su reemplazante.
El 25 de mayo de 2003, la ceremonia de traspaso entre Duhalde y Kirchner fue la primera en la que el presidente saliente se presentó en el Congreso después del juramento para entregar allí los atributos del poder a su sucesor y no en la Rosada. Asistieron mandatarios de varios países latinoamericanos, incluido el cubano Fidel Castro.
Frente a la atenta mirada de Cristina, su esposa y futura sucesora, Kirchner recibió los atributos en un clima de suma cordialidad en el que se abrazó varias veces con Duhalde y hasta posaron para las fotos sonriendo, mientras ambos sostenían juntos el bastón.
Ese día, la banda presidencial que recibió Kirchner no fue la misma que usaba Duhalde sino una nueva diseñada especialmente para el santacruceño por una cuestión de talle, dada su estatura.
El 10 de diciembre de 2007, al igual que su esposo, Cristina juró y recibió los atributos de mando en el Congreso en una ceremonia en la que ambos se mostraron muy conmovidos. "Nunca pude aprender el protocolo", dijo Néstor en tono de broma antes de firmar y pasarle la banda a su mujer. Entre sonrisas y lágrimas de emoción, los Kirchner se abrazaron fuerte.
El 10 de diciembre de 2011, luego de ser reelecta, Cristina volvió a jurar en el Congreso y esta vez fue su hija Florencia quien le colocó la banda para el segundo mandato, en un clima de mucha emoción en el que abundaron las lágrimas por la muerte de Néstor, ocurrida meses atrás.
"Juro por Dios, por la Patria y por lo santos evangelios desempeñar con lealtad y patriotismo el cargo de presidente de la Nación y observar y hacer observar en lo que a mí dependa la Constitución de la Nación Argentina. Si así no lo hiciere, que Dios, la Patria y él me lo demanden", dijo Cristina, visiblemente conmovida.
"Ya se acerca Nochebuena, ya se acerca Navidad, para todos los gorilas, el modelo popular", cantaron —eufóricos— los militantes en los palcos y también algunos funcionarios, como el entonces flamante vicepresidente Amado Boudou.