Tras el mazazo que significó la muerte de Miguel Lifschitz, el Partido Socialista arranca una nueva etapa, en la que deberá encarar el proceso político político sin su principal líder y referencia hacia la sociedad.
Por Mariano D'Arrigo
Tras el mazazo que significó la muerte de Miguel Lifschitz, el Partido Socialista arranca una nueva etapa, en la que deberá encarar el proceso político político sin su principal líder y referencia hacia la sociedad.
El fallecimiento del ex gobernador obligó a posponer la asunción de las nuevas autoridades partidarias: Mónica Fein se hará cargo de la presidencia nacional del PS el jueves y Enrique Estévez iniciará mañana o el viernes su segundo mandato como secretario general provincial.
En ambos casos, el acto será completamente virtual y la figura de Lifschitz estará presente en todas las intervenciones.
“Daremos un mensaje de fortaleza hacia el futuro, que es lo que hubiera querido Miguel —dijo a La Capital la ex intendenta de Rosario—. Siempre nos decía que hay que fortalecer la organización partidaria para ser una alternativa de esperanza para los argentinos y las argentinas, hay que seguir en la lucha”.
“El objetivo es seguir regando todo lo que sembró hasta el último día —sostuvo el diputado nacional—. Con la ausencia de un líder de sus características, todos y todas vamos a tener que poner más de nosotros mismos para poder seguir ”.
La muerte de Lifschitz llega en un momento particularmente delicado del partido fundado por Juan B. Justo: en el llano tras la dura derrota electoral de 2019 y en el medio de un trasvasamiento generacional que el propio ex intendente de Rosario impulsó.
La idea era que las dificultades del gobierno de Omar Perotti y la potencia electoral de Lifschitz pavimentaran el regreso del Frente Progresista al poder en 2023 pero la historia cambió drásticamente los planes.
Fein se autoreconoce en el “ala más antigua del PS” y asegura que desde la vieja guardia del partido acompañarán con su experiencia a la dirigencia joven de la organización.
—¿Sienten que esta responsabilidad les llegó antes de tiempo? —le preguntó este diario a Estévez.
—Son cosas que no se eligen, que no son previsibles, pero al igual que Miguel todos nuestros dirigentes más importantes son resultado de un proceso político que iniciaron más jóvenes. Nosotros también somos militantes y tenemos la misma convicción. —dijo.
Ayer, Roberto Lavagna dijo en una entrevista periodística que con Miguel Lifschitz estaban "trabajando mucho juntos y reconfirmando la idea de ratificar Consenso Federal", la alianza que llevó al ex ministro de Economía como candidato presidencial y de la que el antecesor de Perotti fue uno de sus principales armadores.
Para Fein y Estévez, las elecciones internas del PS del 18 de abril, donde la lista Socialismo en Movimiento se impuso holgadamente a nivel nacional y la provincia, refrendaron la postura antigrieta como posición mayoritaria en el partido.
“El PS va a seguir buscando una tercera alternativa, el antagonismo le hace daño al país”, indicó la ex jefa del Palacio de los Leones.
No es un debate menor: la ubicación del partido en el espectro político nacional fue uno de los principales ejes de tensión interna.
Sin embargo, destacó Fein, lo que antes terminaba en una ruptura ahora acabó con un consenso. Finalizadas las elecciones las tres corrientes internas acordaron los resultados y la distribución de lugares en la conducción: 13 pertenecen al actual oficialismo, y los espacios de Eduardo Di Pollina y Roy Cortina se llevaron 6 cada uno.
“Necesitamos más que nunca un partido unido —subrayó—. Es una necesidad que teníamos antes, y se profundizó”.