El paro nacional del gremialismo opositor tuvo ayer en Rosario un acatamiento dispar y su moderado éxito se sustentó en los piquetes sembrados en la periferia de la ciudad. La misma postal se repitió en el resto del país, con epicentro en Capital Federal, donde los bloqueos garantizaron la eficacia de la medida de fuerza liderada por la CGT de Hugo Moyano y la CTA de Pablo Micheli, a la que se sumó también la Federación Agraria, Luis Barrionuevo y organizaciones de izquierda.
"El paro fue un éxito", lanzaron a coro Moyano y Micheli a la hora de hacer una evaluación de la medida y amenazaron con realizar otra si no atienden sus demandas, centradas básicamente en la eliminación del impuesto a las ganancias y la universalización de las asignaciones familiares.
Moyano sostuvo que el nivel de acatamiento fue "mucho mayor" a lo que preveían y pidió a la presidenta Cristina Fernández que "escuche el silencio de las calles".
El camionero se pronunció de esa forma al brindar una rueda de prensa en la sede de la CGT de Azopardo, acompañado por los dirigentes de su central y los demás organizadores de la huelga, entre ellos Micheli, Eduardo Buzzi (Federación Agraria) y los gremialistas de la CGT Azul y Blanca de Barrionuevo, quien no posó para la foto.
Por su parte, Micheli se esperanzó en que el gobierno tenga la "madurez política" que mostraron las centrales sindicales, quienes —sostuvo— pese a sus "diferencias" se pusieron "del lado de los trabajadores".
La característica piquetera de la huelga fue remarcada por casi todo los funcionarios del gobierno para descalificarla y la propia presidenta afirmó que la medida de fuerza de la CGT y la CTA opositoras "no fue una huelga, ni un paro, ni siquiera un piquete" sino "un apriete y una amenaza".
Menos movimiento. En Rosario el acatamiento del paro redujo el movimiento comercial "en un 60 por ciento menos de gente circulando y haciendo compras" en el centro, según el registro de los empresarios consultados por la LaCapital. En los barrios el impacto fue menor.
La actividad bancaria, en tanto, fue nula y casi no hubo movimientos en la city, con la excepción de unas pocas entidades que trabajaron a puerta cerrada.
Aulas vacías. En el ámbito docente, hubo nula actividad en las escuelas públicas, ya que Ansafé Rosario se plegó a la medida por pertenecer a la CTA opositora al gobierno nacional. En el sector privado el dictado de clases fue normal, dado que Sadop no fue al paro.
En las facultades el acatamiento fue muy dispar. Si bien Coad (docentes universitarios) adhirió a la huelga, hubo clases en algunas casas de estudios.
El transporte urbano de pasajeros registró una actividad casi normal. Hubo sí algunos cambios de recorridos en la periferia de Rosario por los piquetes, pero el flujo de vehículos en el microcentro y macrocentro se desarrolló sin inconvenientes.
Pero la gran novedad de este paro se registró en la "unidad en la acción" del gremio de Camioneros con organizaciones de desocupados que sitiaron con sus piquetes a Rosario desde la hora cero del martes y recién pasadas las 18 de ayer se fueron levantando todos los retenes que circunvalaron la ciudad.
El mayor aporte de manifestantes en los piquetes lo realizó la Corriente Clasista y Combativa (CCC), mientras que Camioneros dotó a los retenes de la logística con camiones de recolección de residuos atravesando las rutas.
No se registraron incidentes en los piquetes ni en las distintas concentraciones en la ciudad.
Por la mañana, en Rosario se realizó la marcha y el acto central en la plaza San Martín, donde hablaron los organizadores locales de la huelga en un clima combativo contra el gobierno kirchnerista.