Iniciado el último mes del año, una fecha nos convoca a la reflexión acerca de nuestras conductas, individuales y sociales, nacionales e internacionales, regionales y mundiales, es decir, todos estamos involucrados. La especie humana está involucrada. El 10 de diciembre , se conmemoró un nuevo Día Internacional de Los Derechos Humanos, agregando este año el 50 aniversario de los Dos Pactos Internacionales de los Derechos Humanos , el Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales.y el Internacional de Derechos Civiles y Políticos, que fueron adoptados por la Asamblea General de Naciones Unidas en 1966. Igualdad de posibilidades, Estados preocupados por sus habitantes, no Discriminación, Tolerancia y Solidaridad, Derechos y Deberes.
Con la sola enumeración de estas declaraciones, que en su momento aparecieron como un recordatorio consensuado, que designan lo obvio no respetado y ante las realidades que vivimos, se nos plantea la imperiosa necesidad de sacudir el sistema y escuchar los timbres alertadores que avisan, una vez más, que estamos dejando de lado los valores que nos representarían. Me permito recordar a Orwell para decir que la Libertad , posibilidad que estoy ejerciendo en este estas palabras, es el derecho de decirle a las personas lo que no quieren oír.
Si no queremos oír y ver lo que está ocurriendo podremos seguir conmemorando representaciones de lo que no cumplimos , creyendo que esto nos construye como personas, desde cualquier orden jerárquico que hace oídos sordos a los reclamos que nos constituyen como personas , como sociedad y a los deberes que, como tales nos incumbe cumplir. Porque para demandar derechos hay que cumplir deberes, esta unión inquebrantable sustenta la vida democrática.
Me parece que debemos sumar compromisos, que sean replicadores en otros lugares, en algún aspecto. Como país, hemos sido pioneros de derechos. Plantearnos revisar y continuar en nuestra propia ciudad, Rosario, prácticas responsables para que estas declaraciones empiecen a visibilizarse mucho más. Más allá de lo que realicemos, poniendo énfasis en el cumplimiento concreto, en la tarea solidaria, en el respeto al otro y en la tolerancia de todo tipo de creencia o elección que vaya más allá de lo que creo y pienso. Incluir implica toda una suma de valores concientemente practicados.
Consensos
Sabemos que los consensos son difíciles, particularmente cuando los declamamos pero los dilatamos en su realización. En esta tarea de acción renovadora de estos pactos, que tanto elogiamos y nos esforzamos por recordar, estamos involucrados todos.
Generemos entonces una pragmática de reconocimiento y recepción de lo enunciado, comprometiéndonos, con el valor de la palabra empeñada que genera reclamo, a cumplirlo.