Una encuesta nacional realizada en mayo muestra varios datos inquietantes para el gobierno, como la caída persistente de la imagen de Alberto Fernández y la desaprobación generalizada sobre la marcha general del país, pero también para el conjunto de la clase política: de 21 dirigentes nacionales relevados, tanto del oficialismo como de las distintas tribus opositoras, todos tienen mayor imagen negativa que positiva.
Se trata de la Encuesta de Satisfacción Política y Opinión Pública (Espop) que realiza periódicamente la Universidad de San Andrés. Para el último estudio se realizaron entre el 13 y el 20 de mayo 1.004 entrevistas a adultos de 18 años en adelante, conectados a internet, de todo el país.
https://twitter.com/ESPOPok/status/1397619822817644546
El relevamiento indica que el porcentaje de la población satisfecha con la marcha de las cosas cayó entre abril del año pasado y mayo de 2021 del 57% al 11%. El 64% de los encuestados dijo estar muy insatisfecho y el 24% algo insatisfecho. Los mayores niveles de disconformidad se encuentran en la clase alta, las personas que pertenecen a la generación silenciosa (74 años o más), los habitantes de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y Cuyo, y los votantes de Mauricio Macri.
También la percepción de la situación del país empeoró, tanto respecto al pasado como al futuro: 72% cree que la situación está peor que hace un año, y 58% cree que se seguirá deteriorando.
El director de la investigación, el politólogo Diego Reynoso, dijo a La Capital que en realidad los datos no sorprenden, porque se trata de una tendencia persistente. En su opinión, se conjugan tres factores: “La situación sanitaria de lo que se termina de salir, la economía que no termina de repuntar y la cuestión política, que tiene dos aspectos: las internas del gobierno que sistemáticamente salen a la luz, y un sector de la oposición muy agresivo, que se encarga de poner en la agenda pública todos los errores del oficialismo”.
De acuerdo al relevamiento, la inflación (42% de las respuestas), la corrupción (37%) y la inseguridad (33%) son los principales problemas del país.
Pero además, el estudio refleja otro dato interesante: el descontento también es alto en el electorado histórico del peronismo, la insatisfacción alcanza al 90% en la clase baja y al 86% en la clase media baja.
Reynoso observó que los patrones de comportamiento electoral están resquebrajados. Si antes el nivel de apoyo a Alberto Fernández aumentaba a medida que se descendía en la pirámide social y en la escala etaria, indicó, hoy el desgaste del gobierno es alto en todos los estratos.
Sin embargo, refleja el estudio, el descontento golpea a todos los dirigentes políticos. Horacio Rodríguez Larreta (-1% de diferencial entre imagen negativa y positiva), Martín Lousteau (-7%) y María Eugenia Vidal (-8%) aparecen con mejores números, y Mauricio Macri (-36%), Alberto Fernández (-41%), Sergio Massa (-50%) y Cristina Fernández de Kirchner (-51%) se ubican en el fondo de la tabla.
“Esta situación de desgaste pandémico y polarización benefició un poco a algunos de los actores más beligerantes y a los moderados, pero en general todos se fueron cayendo —destaca Reynoso—. Sí es cierto que desgastó más a los que están en ejercicio de funciones”.
Incertidumbre
En este marco, tampoco parecen estar capitalizando la situación los economistas del liberalismo duro que se presentan como outsiders: José Luis Espert tiene un diferencial de -18% y Javier Milei de 19%, y los libertarios aparecen con 6% de intención de votos. Por ahora, están lejos de dar un batacazo electoral.
Para Reynoso, el mercado electoral tiene un límite para que el espacio a la derecha de Juntos por el Cambio, que puede oscilar entre el 6% y el 7%. “Si no aparece otra coalición disidente ambos espacios tenderán a galvanizar y atraer gravitacionalmente a los indecisos y los que no contestan, que hoy son el 45%”, sostiene el especialista.
Lo cierto es que entre diciembre y mayo la intención de voto de la oposición cayó del 46% al 31% y crecieron las opciones “no sé” del 22% al 26%, y el voto en blanco del 7% al 15%, ¿se está a las puertas de una elección como la de octubre de 2001, cuando irrumpió el llamado “voto bronca”?
Reynoso cree que todavía no hay clima electoral y es demasiado pronto para afirmarlo, pero advierte: “Si en agosto estamos estos números de voto en blanco, se viene una crisis política enorme”.