El ex presidente Fernando de la Rúa defendió ayer la instrumentación del denominado "megacanje" de deuda pública y al ex ministro de Economía Domingo Cavallo, al sostener que esa operación financiera era necesaria para "sostener la convertibilidad".
El ex presidente Fernando de la Rúa defendió ayer la instrumentación del denominado "megacanje" de deuda pública y al ex ministro de Economía Domingo Cavallo, al sostener que esa operación financiera era necesaria para "sostener la convertibilidad".
"Es un disparate acusar al doctor Cavallo de negociaciones incompatibles con la función pública por convocar a los bancos" que realizaron la operación, dijo el ex mandatario al declarar en el juicio contra el entonces jefe del Palacio de Hacienda, único acusado en la causa.
Convocado por la defensa de Cavallo, quien siguió atento la declaración, De la Rúa dijo que su ministro "siempre actuó de manera irreprochable" y que "sufrió persecución de la Justicia, algo en lo que yo tengo experiencia", se quejó.
Cavallo está acusado de haber favorecido a un grupo de bancos que cobraron un total de 120 millones de dólares por reemplazar medio centenar de títulos de la deuda externa por sólo cinco bonos con fecha de vencimiento diferida. De esos 120 millones, 20 les correspondieron al banquero estadounidense David Mulford, que fue quien ideó la operación.
La maniobra fue presentada en 2001 como la solución al problema del endeudamiento, pero apenas cuatro meses después de concretada la Argentina entró en cesación de pagos, tras imponer el corralito de los depósitos bancarios y desatarse una crisis política que arrastró al gobierno de De la Rúa a su fin.
El gobierno de la Alianza, encabezado por De la Rúa, hizo en 2001 un "megacanje" de títulos públicos de deuda por 50 mil millones de dólares que buscó postergar vencimientos en el contexto de la crisis económica que vivía el país, a pesar de lo cual luego se entró en default. Para hacer la operación, el gobierno convocó a un conglomerado de bancos, encabezado por el Credit Suisse First Boston, a cargo de David Mulford.
Un documento elaborado por el Fondo Monetario Internacional (FMI), presentado en la audiencia de ayer por quien sería luego secretario de Finanzas Guillermo Nielsen, ponderó el incremento registrado en la deuda soberana tras el megacanje en 9.500 millones de dólares, mientras que otros cálculos quintuplican ese monto.
Tiempo atrás, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner calificó al "megacanje" y al anterior "blindaje" como "las mayores estafas de la historia financiera de la Argentina", por el cual sólo está siendo juzgado Domingo Cavallo. El cargo por el que es acusado prevé penas de uno a seis años de prisión.
El propio De la Rúa estuvo imputado por el "megacanje" pero fue desafectado y también fueron sobreseídos por prescripción el jefe de asesores de Cavallo, Tomás Liendo, y el ex secretario de Política Económica y actual diputado del PRO, Federico Sturzenegger, entre otros ex funcionarios.
El fiscal Germán Moldes apeló esa resolución, pero los sobreseimientos fueron confirmado por la Cámara de Apelaciones y ahora el expediente espera ser revisado por la Cámara de Casación.
De la Rúa también defendió el primer cambio de bonos conocidos como el "blindaje", aunque admitió que "ese dinero nunca ingresó", sino que fue un mero asiento contable para cubrir un atraso de 842 millones de dólares.
Al declarar también ayer ante el Tribunal Oral Federal 4 porteño, el ex secretario de finanzas Daniel Marx, quien coordinó el primero de los canjes de la reestructuración de la deuda soberana, calificó al megacanje de "operación de alto riesgo" dado que países como Rusia y Ecuador ya habían realizado operatorias similares pero igual entraron en default.
Con la ronda de ayer concluyeron las declaraciones de los testigos ofrecidos por la Fiscalía y comenzaron los testimonios propuestos por la defensa, entre ellos el mismo De la Rúa.
Se prevé que la semana próxima declare el ex titular del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el uruguayo Enrique Iglesias, quien lo haría a través de una teleconferencia.