Melincué. — Emoción, alivio, angustia y alegría al mismo tiempo fue lo que
experimentaron los estudiantes y directivos de la Escuela Nº425 Pablo Pizzurno, cuando anteayer
fueron recibidos por la presidenta Cristina Fernández para felicitarlos por la investigación
realizada a partir de 2003 en Melincué y que derivó en el hallazgo de los cuerpos de dos militantes
que estaban como desaparecidos.
Los restos de una pareja de jóvenes desaparecidos durante la última dictadura,
un francés y una mejicana, fueron identificados gracias a una pista recogida inicialmente en un
trabajo de estudiantes de secundaria de la ciudad santafesina de Melincué. Dicho trabajo se gestó
en el año 2003 y lo llevó adelante el quinto año de la Escuela Pizzurno, bajo la coordinación de la
profesora de Etica Ciudadana, Juliana Cagrandi, y la directora, María Cristina Farioli. Hoy los
chicos tienen, la mayoría, 24 años.
Los cuerpos de la mejicana Cristina Cialceta y del francés Yves Domergue,
militantes del PRT, fueron enterrados como NN en el cementerio local el 29 de septiembre de 1976,
tres días después de que Agustín Buitrón, puestero de un campo cercano a Melincué, ya fallecido,
los encontrara acribillados a la vera de un camino rural. Ese caso fue muy comentado en la zona,
aunque nunca había quedado claro quiénes eran hasta que el Equipo Argentino de Antropología Forense
(EAAF) confirmó la verdadera identidad de los restos exhumados en junio de 2009.
Una de las alumnas, Yamila Gallisso (24), contó a este diario, entre lágrimas,
que "la experiencia vivida fue muy fuerte y nunca pensamos que iba a tener tanta trascendencia
internacional. Conocer al hermano de Yves, Eric Domergue, fue muy fuerte. No parábamos de llorar de
la emoción. Esto demuestra que cuando se quiere trabajar para esclarecer hechos del pasado se puede
hacer y prueba de ello es nuestro trabajo coordinado desde la escuela".
En sintonía con Yamila se expresó Alejandro Ceppi (24), quien admitió que "nunca
pensamos que íbamos a llegar a descubrir la identidad de dos NN con nuestro trabajo y la verdad que
es un orgullo muy grande haberlo hecho. En ese curso éramos alrededor de 20 alumnos y si bien
algunos no pudieron viajar a Buenos Aires a la Casa de Gobierno, la mayoría trabajó en la
investigación".
Los chicos culminaron sus estudios en el año 2003 y la mayoría emprendió otros
caminos, ya sean laborales o académicos. Sin embargo, siguieron conectados al trabajo. Al punto tal
que la verdad se conoció seis años después de haber egresado de sus estudios secundarios.
Agustina Rosenthal fue una de las que también trabajó denodadamente en la
investigación. Se siente muy orgullosa de sus profesores y compañeros y no deja de repetir: "No
toda la juventud está en la «pavada» y nosotros demostramos que se puede tener compromiso social
sin que se etiquete a la juventud como se hace comúnmente".
Tras décadas de búsqueda, el círculo se cerró gracias a pobladores de Melincué,
entre ellos el ex empleado judicial Jorge Basuino, quien protegió el expediente a través del
tiempo, y a la profesora Juliana Cagrandi, quien en 2003 instó a sus alumnos de último año de la
escuela secundaria a investigar este caso.
Ese y otros expedientes se encontraban en el sótano de los Tribunales de
Melincué. Ese lugar varias veces se inundó pero Basuino logró preservar el expediente.
El trabajo escolar llegó en 2008 a manos de la Secretaría de Derechos Humanos de
Santa Fe, que resolvió acudir al EAAF. Meses más tarde se produce la exhumación de los cadáveres y
se determinó su identidad.