“La educación no puede ser un tema sólo de los docentes _añadió Mcri en ese mensaje_, de las efímeras autoridades que gobiernan, y muchísimo menos de los sindicatos. Es un tema fundamental de cada familia, que sabe que el destino de sus hijos dependerá de cuánto aprendan en la escuela”, afirmó.
Con ese mismo eje, el ex mandatario insistió en que “la educación es algo demasiado importante para dejarlo solo en manos de ministros y delegados sindicales”, y luego repitió y profundizó la posición: “Ellos (por los funcionarios y los gremios docentes) no pueden ser los dueños del porvenir de millones de personas”, afirmó.
Macri optó así por un discurso duro y beligerante, con el frente educativo como espacio de disputa, para abandonar el bajísimo perfil que lo había mantenido al margen de la política cotidiana, salvo apariciones muy esporádicas.
Pero la elección del tema educativo como táctica para reposicionarse desencadenó una serie de respuestas por parte del oficialismo, desde donde le reprocharon en duros términos por “el proceso de desinversión en educación” y la suspensión del programa de distribución de computadoras portátiles Conectar-Igualdad.
Por ejemplo, el ministro de Educación, Nicolás Trotta, aseguró que durante el gobierno de Macri “se incumplió la ley de Financiamiento Educativo”, “se llevó adelante un proceso de desinversión en educación” y, como consecuencia de la interrupción del Conectar-Igualdad, “hoy faltan 4 millones de computadoras”.
“En 2015, luego de una década de sanción de esta ley (de Financiamiento Educativo), se logró superar el 6% del PBI en inversión educativa. En cambio, durante la gestión de Macri fueron años de marcada caída de la inversión educativa: un 33% por parte del Estado nacional y un 16% del promedio de las provincias”, cuestionó el titular de la cartera educativa.
Desde otro costado, también el diputado nacional Rodolfo Tailhade (FdT-Buenos Aires) salió a responderle al ex presidente aunque en este caso el legislador y abogado se concentró particularmente en la presentación de la flamante Fundación Mauricio Macri, de bastante rotación y visibilidad en medios y redes.
Tailhade denunció que la fundación que lleva el nombre completo de Macri “no existe” y además señaló que lo que realmente está haciendo el fundador del PRO es “ir preparando el terreno para blanquear su actividad política”.
“A ningún dirigente del PRO se le niega una fundación _ironizó Tailhade_. Son la fachada para conseguir plata para su actividad política”, dijo el legislador del FdT, quien de todas formas aceptó que “Macri conserva el liderazgo en un sector del PRO”.
“No me creo la interna con Larreta”, completó el diputado del FdT e informó que la Inspección General de Justicia (IGJ), el organismo que inscribe las sociedades, asociaciones civiles y fundaciones, “no tiene en ningún lado una sociedad constituida bajo ese nombre u otras en las que esté él”, reveló.
Por otro lado, la reaparición de Macri disparó cuestionamientos y declaraciones indirectamente hostiles desde su propia coalición electoral: el senador nacional Martín Lousteau (UCR-Caba) minimizó la capacidad de conducción del ex mandatario y dijo que lo que podía aportar Macri era simplemente “legado”, con lo que lo asoció al pasado.
Cuando le repreguntaron si pensaba en el ex presidente en términos de legado y no de presente o futuro, el senador respondió sin eufemismos: “Creo que sí, me imagino que es difícil para él, pero me parece un legado enorme”.
En la misma línea de cuestionamientos se expresó el diputado nacional Facundo Suárez Lastra (UCR-Caba), quien incluso fue más allá y afirmó que él, personalmente, no se “hacía cargo” de la gestión de Macri.
“Yo no me hago cargo de las políticas de Macri. Tuvimos una alianza parlamentaria”, replicó Suárez Lastra en una de las frases políticas de la semana.
También fue parte de este ruido interno el radical bonaerense Miguel Angel Bazze, quien aseguró que “de 2015 al 2019 se respetó un liderazgo de gestión con Macri y (María Eugenia) Vidal, pero ahora empieza otra dinámica, en la que no hay liderazgo de gestión y tenemos que discutir de manera distinta”.
En la misma dirección se expresó el diputado Luis Petri (PRO-Mendoza), para quien la principal coalición opositora “vive momentos de liderazgos horizontales”.
Otra protagonista de los reposicionamientos y tensiones internas de JxC es la titular del PRO Patricia Bullrich, con una reciente y muy mediática aparición en Villa Gesell.
En una entrevista, la ex ministra de Seguridad no ocultó sus deseos de ser candidata presidencial: “Yo tengo ese deseo, pero mi deseo primario es que el próximo presidente sea de Juntos por el Cambio. No puedo poner mi interés personal por sobre el colectivo”, afirmó.
Así, Cambiemos arranca el año electoral rumbo a las legislativas de octubre con al menos tres potenciales aspirantes presidenciales: Rodríguez Larreta, Bullrich y el titular del radicalismo y ex gobernador de Mendoza Alfredo Cornejo.
En relación a ese mapa dinámico, distintas fuentes de JxC esbozaron distintos escenarios de candidaturas.
En lo inmediato, Patricia Bullrich podría competir en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires como candidata a legisladora en las próximas elecciones, y una eventual buena elección la podría catapultar hacia una candidatura a jefa de gobierno porteña o incluso de presidenta en el año 2023, especulan esas fuentes del PRO, siempre en representación de Macri, ya que la mayoría de los dirigentes no le asignan al ex presidente la intención (o la posibilidad) de ser candidato presidencial.
En ese escenario, también Larreta podría postularse como candidato a ocupar la Presidencia y, en ese caso, podría ser sucedido en la jefatura de Gobierno por la propia Vidal, quien en ese caso tendría que disputar espacio con el radical Lousteau, histórico aspirante al puesto.
Para el PRO, el escenario de máxima sería ganar las elecciones presidenciales, a gobernador bonaerense y a jefe de Gobierno dentro de dos años, mientras que el escenario de mínima sería replegarse sobre el distrito del que surgió esa experiencia política, la Ciudad de Buenos Aires, para _al mismo tiempo_ evitar un triunfo de Lousteau en esa misma jurisdicción.