_Trabajar en la construcción del partido, para que entre en cada pueblo. Y seguir adelante con causas como hemos estado llevando el año pasado, que arrancó con la protesta por la liberación de los presos, siguió con Vicentin, la defensa de la Justicia, la vuelta a las aulas. Van surgiendo temas, como ahora las vacunas VIP. La idea es siempre estar pensando que el partido, en cada lugar, tiene que ser la representación real de lo que está pensando la sociedad y actuar en consecuencia.
_ Es curioso ese dato. Una fuerza política como el PRO, de origen liberal institucionalista, llama a la lucha callejera.
_Sacamos el PRO a la calle. Es una lucha cuerpo a cuerpo. Y forma parte de una concepción política: no dejar ningún lugar vacío. Estamos trabajando en las Universidades, en las escuelas. Lanzamos la confederación de sindicatos y empleadores para entrar en la disputa de un modelo sindical distinto. Trabajamos en los barrios. Es como salir de ese PRO pensado para las encuestas y el marketing, a un PRO que represente más los anhelos sociales.
_El oficialismo, y otros sectores también, dijeron que esas manifestaciones callejeras de 2020 fue un intento de boicotear la cuarentena.
_Siempre pensamos que la idea que tuvo el gobierno de la cuarentena fue muy nefasta para el país. Desde el principio planteamos el equilibrio entre libertad, economía y salud. Y arrancamos un poco tarde con el tema de la educación. Cuando nos dimos cuenta lo que estaba generando el cierre de las escuelas, metimos también el tema educativo en la agenda y en la calle. Siempre tuvimos una mirada crítica al encierro, al “quedate en casa”. Pensamos que esto no iba a evitar que el virus entre y que íbamos a tener más problemas económicos, de libertad, de violación a los derechos humanos. Y quedó demostrado que nuestra forma de pensar era la correcta. Los países con mayor apertura perdieron la mitad del PBI en términos comparativos. Argentina perdió entre el 10 y el 12 %, y Brasil el 5%, y la cantidad de enfermos y muertos por millón de habitantes es pareja entre los dos países. Quiere decir que el encierro no dio más resultado que la destrucción de la economía, de la salud y de la educación.
_¿Cómo definiría esta etapa del gobierno de Alberto Fernández?
_Este gobierno es como una especie de populismo inútil. Cambia todos los días y genera una gran incertidumbre. Nadie sabe para dónde va a ir. Un día aparece un Alberto Fernández diciendo “¡qué barbaridad el vacunatorio VIP!”, y al otro día le hecha la culpa de todo a los periodistas y a la oposición. Parece que el presidente no tiene ninguna convicción propia y eso genera incertidumbre en una país presidencialista como el nuestro. El presidente tiene tantos cambios. Un día aparece dialoguista, al otro se pone agresivo. Eso le hace perder credibilidad y destruye su palabra.
_¿No rescata nada de lo que hizo el gobierno en la pandemia?
_Las ayudas económicas fueron importante. Fue, además, una característica de todos los países. Los ATP (Asistencia al Trabajo y a la Producción) fue muy bueno y creo que hay que seguirlo, porque las empresas han perdido mucho capital. Pero sí, los ATP fueron importante, pero lo cortaron demasiado rápido.
_¿Y el IFE (Ingreso Familiar de Emergencia) no?
_Bueno, depende. Yo aceleraría un poco la vuelta al trabajo. Así como hay mucha incertidumbre en la vuelta a las aulas, también lo hay en el mundo del trabajo.
_¿Cómo está su relación con el gobierno de Rodríguez Larreta? En los últimos días ha salido a criticar a su ministro de Salud. Se nota rispidez ahí.
_No es una rispidez, es una diferencia conceptual que me parece que hay que marcarla. Quiroz, en relación a las vacunas VIP, dijo que era un error de la campaña de vacunación del gobierno. Y no es un error: la vacunación VIP es producto de la politización del uso de la vacuna desde el primer día. Empezaron con la “malvinización” del avión trayendo las vacunas, las camperitas de La Cámpora, todo la vacunación por fuera del sistema de salud. Eso generó la apropiación. El partido del gobierno actuó como si las vacunas fueran de ellos. Y eso fue lo que derivó en la vacunación VIP de la oligarquía kirchnerista.
_Eso es ahora. Pero usted también marcó diferencias cuando, al inicio de la pandemia, se lo veía a Rodríguez Larreta junto al presidente y Kicillof.
_Había que tener mucho cuidado para que la oposición se mantuviera unida. Había que cuidad ese valor de una oposición que puede ser alternancia en el poder. Y cuando uno se da cuenta que el presidente no tiene decisión, que no tiene mando, capacidad de ejecución, de que solo importaba la salud. Ahí Juntos por el Cambio difería en esta idea. Al principio, en nuestra fuerza, se dio ese debate, pero después vino el manotazo de recursos a la ciudad de Buenos Aires. Todo ese acercamiento de Larreta no tuvo ningún tipo de rédito. La Ciudad se transformó en el objetivo de ataque del gobierno nacional.
_Cuando dice que el presidente no tiene mando, ¿piensa que la que manda es Cristina?
_Ni siquiera. Creo que Cristina tiene un objetivo específico. Sí hay un gobierno de doble comando en todos lados. En cualquier Ministerio, uno que pone Alberto, otro lo trae La Cámpora. Discuten por quién maneja el poder. Entonces entre ellos han generado muy poca gestión.
_En Juntos por el Cambio conviven también dos sectores: los halcones y palomas, y usted comanda a los primeros.
_Creo que hay que ser duro cuando hay que serlo. Cuando quieren llevarse puesta a la Justicia, cuando quieren cambiar a la Corte, cuando intenta sacar a los jueces de un día para el otro. Pero cuando se abren al dialogo y convivencia, hay que ser blando. No creo en la dureza ni en la blandura. Pero frente a un adversario que busca este tipo de estrategias, de imponer el lawfare, de que todas las causas son inventadas. Cuando intentan eso uno tiene que ser muy duro. La gente que nos votó, sacamos el 41% de los votos, para que las protejamos de un populismo autoritario.
_Otra lectura posible es que usted, como presidenta del PRO, asume posiciones duras para obturar el crecimiento de otra fuerza de derecha como la que representan Espert, Milei y los libertarios...
_Sí, hay una disputa por ese voto y nosotros vamos a pelearlo. Tengo muy buena llegada a todo ese mundo. Muchos jóvenes libertarios están trabajando con nosotros. Sentimos que hay que escucharlos. Cuando uno piensa cómo nacen las políticas, mira a las juventudes. Pasó en la década del 70, con el alfonsinismo, con el kirchnerismo también. La juventud siempre anuncia lo que viene. Esta idea de defender fuertemente la libertad y el mérito, son los valores donde se asienta el PRO. Toda esa juventud que está naciendo con esa impronta es la que está marcando el camino que va a vivir la Argentina.
_¿Qué rol está cumpliendo el ex presidente Mauricio Macri en Juntos por el Cambio?
_Está trabajando mucho en tratar de analizar y pensar qué cosas hay que hacer en el futuro, mirando por el espejo retrovisor los errores e impedimentos que tuvimos cuando fuimos gobierno.
_¿Qué errores o impedimentos hubo?
_En economía terminamos mal. Nuestra política social fue desastrosa. Fue darle todo el manejo de la política social para mantener el mismo nivel de estancamiento en la pobreza. Las organizaciones sociales no sacan a la gente de la pobreza. Teníamos que haber hecho algo más dinámico hacia la libertad de las personas. Para mí, fueron los dos puntos principales por lo que fracasamos electoralmente.
_¿Le ve a Macri algún futuro político en lo inmediato?
_El es el fundador de nuestra fuerza política, le abrió las puertas de la política a muchísima gente. Yo le veo queriendo alejarse del día a día para asumir una mirada más estratégica. Hay una sorpresa que nosotros todavía no conocemos: escribió un libro y el 18 de marzo lo saca públicamente. Estamos todos con la expectativa.
_¿No es una contestación al libro que sacó su hermano Mariano?
_No, eso no. Pero la verdad, no tengo ni idea.