—He llevado adelante durante todos estos años de gestión propuestas que tienen que ver con resolver el problema de los santafesinos. Me refiero a educación, salud, vivienda, agua, cloacas, deporte, clubes, barrios. Y hay un tema que es complejo, que es el de la violencia urbana, que no tiene respuestas mágicas, que nunca lo escondimos, lo asumimos desde el primer día. Hemos dado pruebas de que estamos avanzando, no sólo hay una organización detenida sino que esta semana se detuvieron a 17 personas más de otra organización. Tenemos récord de resolución de homicidios, pero somos conscientes de lo que significa el robo, las entraderas. Pero las cosas no se transforman por arte de magia, requieren de tiempo. Yo no vendo espejitos de colores.
—¿Qué quiere decir con esa frase?
—Alguno que vende espejitos de colores anda diciendo: "Yo, al día siguiente de ser gobernador, voy a terminar con el narcotráfico". Le digo, por qué no empieza por la villa 1-11-14 de Buenos Aires, a seis cuadras de la Casa de Gobierno, donde vive nada más ni nada menos que un cartel de la droga, el de Sendero Luminoso.
—Lo dice por Del Sel.
—Sí, por supuesto.
—La inseguridad impactó electoralmente en contra de ustedes en Rosario, muy fuertemente. ¿Ha ordenado cambios de metodologías, aumentar la presencia policial?
—Siempre. Todas las semanas analizamos esto con los equipos. Terminamos una etapa con las especializaciones en la policía y el abordaje con inteligencia. No digo hacer de espías, hacer inteligencia. Y estamos viendo resultados en Rosario. Tenemos tecnología y equipamientos, y hay que avanzar. ¿Pero quién puede estar presente, como sucedió esta semana en una escuela primaria en la ciudad de Santa Fe, donde las chicas le cortan la cara con una trincheta a una compañera a la que le tienen que dar 20 puntos de sutura? Parece que ser la mejor compañera y la mejor alumna es un mal ejemplo. ¿Quién puede dar respuesta a estas cosas? Esa es la violencia que yo digo que se instaló.
—Pero debe haber formas de combatirla, gobernador.
—Es lo que yo digo: que tenemos que combatirla con familia, educación, Plan Abre, aguas, cloacas. Llevando dignidad a los barrios humildes. No puede ser que la única respuesta sea la policía; a la policía la estamos cambiando, pero lo otro es mucho más profundo.
—¿Le sorprendió el voto de Rosario?
—Veía un enojo, y lamentablemente lo paga la intendenta, que es la cara más visible y la que recibe el primer cachetazo. Pero es una intendenta con la que vengo trabajando en permanente contacto. Rosario es una gran urbe, y estamos dando respuestas.
—La que mostró el enojo es la clase media rosarina.
—Sí, indudablemente la clase media quiere respuestas urgentes, y yo lo entiendo. Si yo fuese un demagogo les diría que tengo respuestas para mañana, pero les estaría mintiendo. La sociedad no le tiene que hacer caso a los demagogos, porque se va a engañar y se va a llevar un chasco grande.
—Hay dos cuestiones para el análisis: el porqué del voto hacia usted, pero también la diferencia con Lifschitz. ¿Qué pasó ahí?
—Lifschitz no tiene en el interior de la provincia el grado de conocimiento que tengo yo como gobernador durante tres años y cuatro como ministro de Gobierno. A Miguel le falta más conocimiento en el centro-norte. Es el proceso de reversión que hay que dar en 50 días. Hay gente que votó en la primaria de una forma y que cuando llega la hora de definir vota de otra. En las primarias de 2007 Binner perdió las Paso por diez puntos y terminó ganando la general por diez.
—O sea que usted está convencido de que revertirán el resultado.
—No tengo dudas, confío plenamente en que la gente terminará valorando todo esto. Reconozco los errores que pudimos cometer, pero siempre con buena voluntad.
—¿Qué sensaciones tiene luego de todas las denuncias de irregularidades, fraude, polémicas?
—Me queda el sabor amargo de observar que hay quienes en vez de ofrecer propuestas y soluciones buscan en el error del otro cómo poder destruirlo. Si este es el camino, pobre Santa Fe y pobre Argentina. Tengo un enorme dolor, porque no hay cosa más transparente que este escrutinio. Con un error, cuando dice mesas informadas, quiere decir que hay un informe de mesa por mesa, y no se hizo la diferenciación en esa página mostrando cuánto se escrutó. Claro, no va ir cada santafesino a mirar las 7.628 mesas. Está todo informado, hasta el telegrama de cada presidente. Y los que no se mandaron no pueden haber sido sumados.
—Lifschitz dice que el responsable del escándalo "es el estúpido" que cargó los datos.
—Los datos son los que mandaron los presidentes de mesa. Cuanto más, hay muchos "estúpidos". Lamentablemente no coincido con la terminología, que me perdone Lifschitz, porque en definitiva los presidentes de mesa fueron personas a las que se brindó información, capacitación. Algunos faltaron y esto sí me preocupa. Quisiera que alguna vez el Tribunal Electoral sancione, porque para eso están las normativas. Y que sancione de una buena vez a los que transgredieron la veda el día domingo haciendo declaraciones políticas.
—Lifschitz se refiere a un funcionario y al calificarlo de "imbécil" o "estúpido" uno piensa que habrá una decisión, una renuncia.
—Que me diga Lifschitz cómo garantizamos dentro de 50 días el mismo proceso electoral. Si cometimos un error de comunicación lo reformulamos. La página es la misma que la del 2011 y 2013, que fue analizada por todos los veedores de los partidos y nadie dijo nada. Toda la gente del Estado tiene que hacer el escrutinio dentro de 50 días, entonces que me digan cómo garantizamos el proceso si yo aparto a algún fulano de tal.
—O sea que no habrá renuncia alguna.
—Aquel que quiera renunciar que renuncie, pero me parece una intrepidez y una locura cambiar el caballo en mitad del río a 50 días del proceso electoral.
—¿Pensó alguna vez que podrían perder la provincia con Del Sel y la ciudad de Rosario con Anita Martínez?
—No me imagino a la ciudadanía votando semejante falta de propuestas. Tienen todo el derecho a presentarse, pero están faltos de iniciativas.
—Galassi acusó a periodistas de Buenos Aires de estar jugando intencionadamente con el PRO.
—Pareciera que hay dos bandos. Hemos sufrido esto desde los dos lados. Publicaron una foto diciendo que las urnas se tiraban, y son los boxes. Después decían que los votos se tiraban. Están falseando la verdad. Quieren desprestigiar a un gobierno que en 26 años no tuvo denuncias de corrupción. Quieren inferir que somos corruptos, pero los resultados finales les van a demostrar que no cambia nada. Estos medios son los que le han estado dando el apoyo a Macri.
—¿Qué tiene que hacer Fein para revertir el resultado?
—Tiene que seguir dialogando con los vecinos, tocarle el timbre a la gente, explicarle. Fein ha sufrido los embates de la estigmatización de Rosario y, lamentablemente, algunos han comprado eso. Lo que pasa acá pasa en todos lados, ahora se ven en Buenos Aires cosas que antes se escondían. Hay que escuchar a la gente y corregir los errores.
—¿Y Lifschitz?
—Lo que tiene que hacer Lifschitz es seguir caminando la provincia, que es muy grande, muy larga.