El conflicto inicial del gobierno con empresarios del campo que luego se
desplazó hacia otra disputa, política, integral y de amplio alcance, donde se coló toda la
oposición, tuvo ayer un nuevo capítulo en las calles de Buenos Aires. Con Néstor Kirchner como
figura convocante, y preservando expresamente a la figura presidencial, el oficialismo dio una
nueva expresión de fuerza, la más lograda en calidad, y en cantidad, de todas las que concretó en
los últimos cuatro meses. 130 mil personas llenaron casi por completo los 80 mil metros cuadrados
que ocupan las 6 manzanas de la plaza del Congreso, incluidas sus calles adyacentes.
Con la defección ya sin ocultamientos de una fracción del
PJ, la tradicional Plaza dejó ayer espacio para ser compartida en un 30% de gente suelta de otras
expresiones políticas, otras tradiciones, e incluso otros discursos compatibles con el relato
nacional propio del peronismo.
Sudando la camiseta. Allí abajo, la diversidad se expresó a puro músculo,
torsos desnudos, y bañados en sudor festivo, los bombistas camioneros, de Smata, o la UOM,
compartieron el temblor sonoro con actores como Patricio Contreras, Abuelas y Madres de Plaza de
Mayo, o intendentes insospechados de peronistas, como Martín Sabbatella, de Morón. Los actos
peronistas de la era Kirchner, sin perder su textura, olor ni color de clase, ni su estética
suburbana, ya no son blindados. Ahora ablandan el tono y abren sus fronteras a otras expresiones
políticas compatibles con ellos.
Con todo, el ex presidente fue implacable al denunciar las
agresiones domiciliarias que están sufriendo legisladores y dirigentes oficialistas de parte de
"grupos de tareas, comando civiles, que cortan rutas", dijo Kirchner, por sectores ruralistas que
vienen ejerciendo violencia física contra diputados y senadores que votan a disgusto de las
entidades.
El resultado de hoy. Kirchner repasó el programa aplicado de su gobierno,
celebró las buenas noticias de los últimos cinco años, pero reconoció "lo que no pudimos" y
advirtió que "nos faltan neuronas en el gobierno". También anunció —lo repitió en tres
oportunidades— que "aceptaremos el resultado de la votación del Congreso", definición que
puede leerse, al menos, en dos sentidos: o que el gobierno se siente seguro de ganar y por lo tanto
busca obligar a la contraparte para que acepte una derrota; o por el contrario, el gobierno siente
efectivamente que puede perder en el Senado, y por lo tanto anticipa que asumirá el golpe.
Durante unos 35 minutos de discurso el ex presidente se
hizo tiempo para rescatar un día muy especial de la historia contemporánea nacional: el 2 de abril
de 1976. Fue el día en que Alfredo Martínez de Hoz anunció el plan económico de la última dictadura
militar. "Es el jefe de la banda del desenlace —por la Mesa de Enlace— que inició el
remate de la Argentina", fustigó Kirchner. Refiriéndose al otro acto, aunque sin mencionarlo,
advirtió a la clase media "que nunca va recibir la solidaridad de la oligarquía", y le recomendó
que se quede cerca de los sectores populares. l