La presidenta Cristina Fernández de Kirchner anunció ayer que instruyó al canciller Héctor Timerman para que se reúna en las Naciones Unidas con su colega iran para dialogar en torno de la investigación del atentado a la Asociación Mutual Israelita Argentina (Amia), perpetrado en Buenos Aires en 1994 y que ocasionó 85 muertos y más de 300 heridos.
Cristina anunció en su discurso ante la Asamblea de la ONU que instruyó a Timerman para que responda afirmativamente al pedido de reunión formulado por Irán —país vinculado al atentado por la investigación de la Justicia argentina—, pero señaló que cualquier propuesta del país asiático será consultada con los partidos con representación parlamentaria y familiares de las víctimas.
La presidenta puntualizó que someterá "a consideración de las fuerzas que tienen representación parlamentaria" en Argentina "la propuesta que haga la república islámica de Irán" referida a la investigación del atentado a la Amia durante el encuentro que mantendrán los cancilleres de ambos países en el marco de la Asamblea de la ONU.
Durante su discurso, la jefa del Estado se refirió a los atentados contra la Amia (en 1994) y la embajada de Israel (en 1992) como "una llaga abierta porque todavía no ha habido justicia".
Allí explicó que "en reiteradas oportunidades tanto el ex presidente (Néstor) Kirchner", como ella misma le pidieron a Irán, "que ha sido acusada por la Justicia argentina de tener participación en dicho crimen, su colaboración y su cooperación".
En ese marco, explicó que "en el año 2010 y en el 2011, ante la falta de respuesta a ese pedido de colaboración y de cooperación" se ofreció como alternativa "la elección de común acuerdo de ambos países de un tercer país que garantice a las partes que todos van a poder acceder a la justicia y por sobre todas las cosas que se va a conocer la verdad sobre este hecho tan terrible".
Fue allí que Cristina se refirió al pedido de audiencia realizado por el gobierno iraní el pasado miércoles 19.
Contra la tarjeta roja. Previamente, la presidenta rechazó declaraciones de la titular del FMI, Christine Lagarde, y afirmó que la Argentina "no es un cuadro de fútbol, es una Nación soberana que toma soberanamente decisiones y no será sometida a ninguna presión, ni mucho menos aceptará amenazas sobre si no hace tal cosa se le pone una tarjeta roja".
La mandataria rechazó en forma tajante la "amenaza" que conllevan los dichos de Lagarde. "El FMI sigue reclamando políticas de ajuste e inclusive amenazando a países de América latina", señaló.
Cristina se preguntó, aludiendo a la funcionaria internacional, por qué el FMI no hizo una "autocrítica de cómo eran las estadísticas de España, Irlanda, Italia, Grecia y Portugal", países que sufren graves crisis, en vez de decir que "si Argentina no cumplía le iban a sacar tarjeta roja".
"Estamos ante un nuevo mundo que exige arriesgar nuevas ideas; querer solucionar los problemas que hoy tiene el mundo con las recetas que los provocaron resulta absurdo", insistió, al achacarle al FMI falta de previsión en prevenir esas crisis.
Al respecto, enfatizó que "la Argentina viene cumpliendo sus compromisos externos y lo vamos a seguir haciendo".
"No venimos a darle lecciones a nadie porque no somos maestros de nadie, simplemente venimos a contar nuestra experiencia", aclaró.
En otro orden, como lo hizo Néstor Kirchner desde 2003 y Cristina desde 2007, la presidenta reiteró el reclamo argentino para que "el Reino Unido se siente a cumplir con las resoluciones de la ONU", que implican "dialogar sobre la soberanía en las Malvinas".
En tanto, al iniciar su discurso, la mandataria expresó el "repudio de todo el pueblo argentino al asesinato del embajador" de los Estados Unidos en Libia, Christopher Stevens.