La emergencia alimentaria pasó el último jueves por Diputados casi como un mero trámite, dominado por la moderación y los discursos cortos. Fue una sesión de apenas tres horas. Otro tanto se espera para el próximo miércoles en el Senado. Donde todo fluirá sin ningún escollo. El oficialismo caviló hasta el día anterior, antes de definir su actitud política. Especuló con posibles divisiones al interior del Frente de Todos (FdT) —que luego no sucedieron—, evaluó bloquear la sesión , estaba numéricamente en condiciones, e incluso en anticiparse con un decreto presidencial con una letra similar a la ley, que dejara sin efecto la sesión. Pero los tiempos se agotaron y decidió sumarse a la iniciativa motorizada por la oposición y en cabeza del FdT, con una condición: no convertir al recinto en un espectáculo de chicanas y recriminaciones políticas. Y así fue.
Sin embargo, la paz acordada dentro del Palacio, gravita con otras fragilidades en su correlato en las movilizaciones callejeras. Allí donde mandan las organizaciones que representan a la fracción más débil, y cada día más numerosa, de la base de la pirámide social de la Argentina.
El prácticamente seguro próximo presidente, Alberto Fernández, sugirió "no estar en las calles" para evitar provocaciones o posibles situaciones de violencia que puedan encender la mecha de la situación social y económica explosiva a la que condujo la deriva económica de Cambiemos. Resignar "la calle", no resultó una recomendación cómoda para las organizaciones que han constituido su propia genética, justamente, estando en la calle. Con toda lógica, el candidato que va ganando por cerca de 20 puntos, no tiene ningún interés de recalentar el clima social.
El conglomerado de agrupaciones que nacieron como "piquetas" en otro tiempo de la Argentina se compone de no menos de 20 fracciones donde la diversidad ideológica es una realidad, y la metodológica, en muchos casos, también. De ese conglomerado, cerca del 80 por ciento quedó en la actual coyuntura dentro del espacio político que diseñó Cristina Kirchner junto al candidato Alberto Fernández. Por ahora el entendimiento permanece en equilibrio, y en el futuro se verá.
Diversos
La diversidad, "sin una conducción vertical, como un ejército" —señaló Alberto F hace pocas horas, en referencia a la etapa kirchnerista—, será parte del FdT. Lo dijo en oportunidad de rescatar la figura de Juan Grabois, el dirigente social que se tornó sonoro por la profundidad de sus planteos, y a la vez, por el dudoso timing político que suele elegir para formularlos. "Es un dirigente que trabaja muy bien para los pobres, aunque no comparto todo lo que plantea", apuntó Alberto F.
En esos detalles se definirá gran parte de la suerte del frente que se impuso en las Paso del 11 de agosto ¿Cómo diseñar una relación política que oscile entre el disenso y el acuerdo, desde el poder, sin romper, sin conspirar? Se trata de un camino a recorrer. ¿Un frente peronista, aunque con una matriz metodológica acuerdista, con estética socialdemócrata?, ¿un renovado pacto social?
Distinto es el caso de los movimientos sociales (Polo Obrero, entre otros), encuadrados en la órbita política de la izquierda trotskista. Como sucedió en experiencias de gobiernos nacional populares, reformistas, de etapas anteriores, no diferirá demasiado la caracterización que hagan estos sectores del futuro gobierno del Frente de Todos, respecto del macrismo. Y la calle seguirá siendo un objetivo.
Entre quienes pasan el peine fino de la política sobre la complejidad de los movimientos sociales, la diputada santafesina Lucila De Ponti, explicó a La Capital, "el señalamiento de Alberto lo tomamos como una visión correcta de este momento tan delicado de la Argentina, donde transitamos unas semanas hasta que surja el nuevo presidente el 27 de octubre, y el cambio de gobierno del 10 de diciembre. No implica cancelar de por vida la movilización de nuestras organizaciones, en todo caso se harán cuando amerite y no por cualquier cosa, y siempre conducidas políticamente de manera de evitar cualquier tipo de provocaciones o violencia", abundó la joven diputada integrante del Movimiento Evita, en el FdT.
Las movilizaciones callejeras, con epicentro en la emblemática avenida 9 de Julio, consiguieron enorme visibilidad y terminaron empujando una ruta institucional de alivio parcial para una crisis social que seguramente no se resolverá con emergencias. Ni con bolsones de alimentos.
En el Palacio
Luego, el camino del Palacio que se inició el último jueves tendrá su capítulo definitivo en tres días en el Senado, y la recomendación del candidato del FdT de "salir de la calle", posibilitará un repliegue ordenado, aunque tal vez transitorio, del grueso de los movimientos sociales. Es que aun con sus matices, la abrumadora mayoría tributa a la fórmula presidencial Alberto Fernández-Cristina Kirchner.
Agustín Rossi, jefe de la principal bancada de la oposición, y muy posible líder del interbloque oficialista que dominará la Cámara baja desde el próximo 10 de diciembre, explicó ayer: "La media sanción en Diputados fue acompañada por una enorme movilización de decenas de miles, en el Congreso. Yo creo que el señalamiento de Alberto Fernández respecto de salir de la calle va en el sentido de evitar promover una tensión social extraordinaria que nos ha llevado un gobierno irresponsable como el de Mauricio Macri. Nuestro espacio político rescata la definición que hizo Néstor Kirchner en 2003, cuando nos enfrentamos a una situación social y económica grave como la actual, poniendo un horizonte: «ni palos ni planes» ", citó Rossi a Kirchner.
Y luego agregó: "Los problemas sociales se resolverán cuando apliquemos otras políticas económicas".
Presión. Acampe de organizaciones sociales frente al Congreso mientras se trataba la emergencia alimentaria.