
Lunes 11 de Octubre de 2010
La causa judicial por los crímenes de barrio Parque sumó otra cuota de misterio. Una pericia
caligráfica ordenada por el tribunal que investiga tres asesinatos de personas mayores, realizada
sobre unas anotaciones halladas en la casa de una mujer que estuvo detenida, dio resultado
negativo. Pero no sólo para la dueña de la vivienda, que estuvo más de cuarenta días presa hasta
que le dictaron falta de mérito, sino también para el resto de los que estuvieron con cierto grado
de sospecha en el expediente. La pregunta que cae de madura es: ¿entonces quién anotó el nombre de
una de las mujeres asesinadas en la casa de la vecina del barrio?
El resultado del examen se conoció esta semana y tiene que ver con uno
de los elementos de prueba que fue secuestrado por los investigadores policiales durante un
allanamiento que se hizo en la casa de Alicia Pierpaoli. Ese procedimiento se hizo el 12 de junio
en Riobamba al 3200. En la vivienda de Alicia, la policía secuestró una libreta de anotaciones que
estaba al lado del teléfono. Allí alguien escribió el nombre de una de las víctimas, Concepción
Lavore, y la dirección donde vivía.
Esos apuntes descubiertos en la vivienda de quien era vecina y amiga de
los verduleros Santoro fueron determinantes para que quedara detenida como sospechosa. Cuarenta
días después de ser arrestada, la jueza de Instrucción María Luisa Pérez Vara le dictó falta de
mérito junto a otros tres acusados (Federico y Cristian Santoro y Natalia L.) y Pierpaoli recuperó
la libertad. Esa resolución fue firmada por la magistrada antes de que se realizara la pericia
caligráfica sobre las anotaciones halladas en lo de Pierpaoli.
Uno por uno. La encargada de realizar el estudio fue una perito oficial de los Tribunales
provinciales y a la misma prueba fueron sometidos todos los que aparecían mencionados con algún
grado de sospecha. Es decir, además de Pierpaoli, también tuvieron que prestarse al examen los
hermanos Martín, Federico y Cristian Santoro; la empleada de la verdulería de Francia y Riobamba,
Natalia L., y un sobrino de Pierpaoli que no llegó a estar imputado formalmente de los crímenes. En
ese entonces, en el juzgado de Pérez Vara se acumulaban los expedientes de los crímenes de
Concepción Lavore y Susana García de Giménez, ambas vecinas de barrio Parque, y del locutor José
Savini de Zavalla. Esos hechos ocurrieron entre febrero y mayo de este año.
Las únicas personas que siguen bajo acusación son Martín Santoro, el
mayor de los hermanos y único privado de la libertad; Matías Masoni y José Maroto, ambos imputados
por encubrimiento. El resultado de la pericia caligráfica no hace otra cosa que sumar más misterio
a una causa judicial controvertida y que fue fuertemente cuestionada tanto por abogados defensores
como por representantes de la querella. Según fuentes allegadas al caso, el examen dio que los
trazos que quedaron impresos en la libreta hallada en lo de Pierpaoli “no se correspondían
con las letras de los peritados”.
“La libreta no se escribió sola ni las llamadas se hicieron
solas”, manifestó a este diario Patricia Guzmán, defensora de Pierpaoli, con relación al
resultado que arrojó la pericia. Y la referencia a las comunicaciones viene a cuenta porque se
habían detectado una serie de llamadas entrantes y salientes entre el teléfono de Alicia y el de
Concepción Lavore.
Durante la primera parte de la instrucción, Guzmán resaltó que quedó
probado que su clienta no estuvo en su casa el día y la hora en que se establecieron esos contactos
telefónicos. “Ella trabaja como remisera y pudimos llevar a declarar a todas las personas que
pudieron testificar que ella no estuvo en su vivienda cuando se hicieron esas llamadas” a la
casa de Lavore.
Ocho horas. En cuanto a la pericia caligráfica, la abogada rememoró lo exhaustiva y
extensa que fue la participación de Pierpaoli. Fueron entre ocho y nueve horas en las que tuvo que
realizar diferentes trazos y explicar cada una de las anotaciones que figuraban en la libreta.
“Tuvo que hacer cuerpos de escritura en diferentes posiciones,
sentada, de pie, de todas las formas en que podía apoyarse para escribir. Además explicar a qué se
refería cada palabra que estaba impresa en la agenda. Todo ese procedimiento se hizo con la libreta
que tenía como 20 páginas”.
A pesar del primer pronunciamiento de la jueza Pérez Vara, y de los
pedidos de recusación de la magistrada que fueron rechazados, la causa judicial aún se encuentra en
discusión porque los abogados defensores de Martín Santoro y los de Masoni y Maroto más el fiscal
Esteban Franichevich apelaron ante la Cámara Penal. Los letrados pidieron que sus clientes sean
sobreseídos, mientras que el representante del Ministerio Público manifestó su oposición al
otorgamiento de falta de mérito a las otras personas. l