“Esta es una muerte que se pudo haber evitado. Mientras discutían llamé tres veces al 911 y nadie me dio pelota. Para cuando llegó la policía ya era tarde. El hombre ya estaba muerto con dos balazos en la cabeza”. Una vecina de Cullen al 3400, en barrio Moderno, puso en palabras los últimos minutos en la vida de Jorge Marcelo Ligiasi, un hombre de 47 años al que en la cuadra conocían como “El mudo” por una marcada dificultad que tenía para hablar. “Le faltaba un pedazo de lengua. No se si no se la habían cortado”, explicó la vecina ante la consulta del cronista. Ligiasi junto a Marcela Fabiana T., su concubina de 48 años, llegaron al barrio hace alrededor de un mes. Los vecinos aseguran que no hubo un día en el que no discutieran a los gritos. Ayer al mediodía fue la última discusión. En medio de lo áspero de la pelea, un hijo de la mujer de 30 años llegó al lugar y sin mayores preámbulos le disparó dos veces en la cabeza a Ligiasi. Todo delante de su madre y de uno de sus hermanos de 13 años.
“Señor, dígame el nombre del asesino de mi hijo”. Una mujer setentona de ojos llorosos cortó el paso del cronista y, quizás confundiéndolo en medio del desbarajuste con un policía, preguntó desde el corazón herido. Y ante el desconocimiento del periodista la mujer continuó preguntando a cada persona que se le cruzaba si sabían quién había matado a su hijo: Jorge Marcelo Ligiasi. Así hasta que un policía la tomó del hombro de manera fraternal y la sacó de la vorágine de vecinos que buscaban una saciar su sed de morbo observando el cadáver de una víctima de homicidio. Para Cullen al 3400 fue la noticia del día.
Jorge Ligiasi y Marcela llegaron al barrio en silencio. En una humilde casa de material, ubicada de cara a uno de los paredones del Centro Especializado de Responsabilidad Penal Juvenil (ex Irar), instalaron un quiosco. Los vecinos relataron que allí vivían además de la pareja un nene de 13 años. Los residentes de la zona contaron que conocían poco a la pareja pero destacaron que siempre se los escuchaba discutir. “Al hombre lo reconocíamos como «el mudo» porque no se le entendía nada cuando hablaba. Dicen que era porque le habían cortado la lengua. También dicen que no era trigo limpio. Pero bueno, ya está muerto”, comento una vecina que en ramillete observaba la escena post muerte junto a otras residentes del barrio mientras contaba sobre la mala fortuna del muerto.
Según se pudo determinar, alrededor de las 12 del mediodía comenzó la última discusión entre Ligiasi y Marcela. Las huellas de lo áspero y violento del encontronazo quedó expuesto por el desorden en el interior del quiosco: una heladera con el vidrio de la puerta rota, envases de cerveza hecho añicos, gaseosas desparramadas por el piso. Una acuarela de violencia en el interior de la vivienda. “Se peleaban mucho. La verdad es que no sabemos si ella lo había denunciado o no. Pero lo que se escuchaba era en el contexto de violencia de género”, indicó otra residente de la zona. “La verdad es que pensábamos que no iban a terminar. Pero de ahí a que al hombre lo mataran con dos balazos en la cabeza hay un paso largo”, contó un vecino.
Los vecinos relataron que alrededor de las 12.30 a la vivienda llegó un hijo de la mujer, de unos 30 años, que no vivía con ellos. “El pibe llegó en moto. Entró y se escuchó un disparo. Y luego otro más”, relató una residente. Ligiasi cayó fulminado en la puerta de ingreso a su casa. Sus piernas quedaron del lado del patio y el resto del cuerpo en el humilde living de su casa. “Fue terrible porque le pegó un tiro en la cabeza y cuando se iba, se volvió y le disparó otra vez en el suelo. Lo remató antes de irse”, agregó otra vecina. La fuga del muchacho se dio ante el estupor del vecindario, que buena parte estaba disfrutando del mediodía primaveral en las veredas.
Marcela agarró a su hijo de 13 años y se fue del lugar. A las pocas cuadras una dotación policial la demoró y la puso a disposición del fiscal Patricio Saldutti. El fiscal comisionó a efectivos de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) para que en territorio buscaran testimonios que ayudaran a entender el cuadro de situación. En la zona no hay a la vista cámaras de videovigilancia.