"El chico tuvo mucha suerte". Así graficó Gerardo de Vita, subdirector del Hospital de Niños "Víctor J. Vilela", lo que le sucedió a Uriel, un nene 9 años que el lunes a la noche recibió una herida de bala en la cabeza cuando jugaba a los dados en la vereda con otros pibitos del barrio, en Colombia al 2000. El nene quedó en medio de un ataque a balazos contra un vecino al que una gavilla de la zona buscaba para ajustar cuentas. "Uriel estaba jugando detrás del auto con cinco o seis pibitos cuando empezaron los disparos. Se agachó para juntar un dado y un balazo que rebotó en el portón le dio en la cabeza", relató la madrastra de la criatura. La fortuna hizo que el balazo ingresara por la región preauricular izquierda y, con un recorrido subcutáneo, saliera por el malar del mismo lado.
Uriel S. vive con su familia en una humilde vivienda de material ubicada en Colombia al 2000, frente al paredón de lo que fuera el club Aguilas de Fe, detrás de Santuario de Fe del pastor Norberto Carlini. De Aguilas de la Fe surgió el delantero de Newell's Old Boys Ezequiel Ponce. A esa sona de la ciudad los vecinos la reconocen como parte de barrio Belgrano. La familia de Uriel vive al lado del ingreso a un pasillo que es patrimonio de una banda que se hace llamar "Los Parientes". Varias pintadas sobre el paredón de lo que fuera Aguiilas de Fe los mantienen presentes. Según contaron vecinos de la cuadra, esta banda esta enfrentada en los últimos años con "Los pibes de Nicaragua", una gavilla que contaría con el apoyo o la asistencia de "Los Cachones" afincados en el barrio Santa Lucía, que se levanta al oeste de la Circunvalación, y que está instalada sobre la calle mencionada también al 2000.
El trasfondo que comentan los vecinos, muy ofuscados con lo sucedido, estaría ligado "en algún problema de drogas o la venta de pastillas, porque siempre hay problemas con eso. Si no es uno que le cagó plata al otro o porque le dio de menos y cosas así", relató una joven vecina contextualizando el conflicto. Mientras este cronista charlaba con la gente del barrio varios jóvenes del pasillo revisaban nerviosamente un pequeño buzón de correo, ubicado a la entrada el pasillo, que tenía su puerta forzada.
Pero como si ese contexto de disputas barriales no fuera suficiente, el desembarco en la cuadra de jóvenes vecinos provenientes de otros barrios como Santa Lucía o Ludueña, azuzaron viejos rencores. "Lo que pasó es que vinieron a tirarle a uno de los pibes al que le tienen bronca. Le gritaron: «a vos te vamos a matar». Y empezaron los tiros. Fueron cuatro o cinco. Y uno de esos rebotes le pegó a mi nieto", relató el abuelo de Uriel.
Pelea de bandas. En los últimos días la cuadra de Colombia al 2000 se transformó en zona de batalla. El sábado a las 6.30, en una secuencia similar a la que casi le cuesta la vida a Uriel, varios jóvenes de "Los parientes" que estaban en el ingreso al pasillo fueron baleados desde una moto en un incidente en el cual no se reportaron heridos. Y así se llegó al lunes a la noche. "Los de Nicaragua vinieron y les avisaron (a Los Parientes) que se fueran porque los iban a cagar a tiros. Al rato pasaron y dispararon", explicó una jovencita conocedora de la interna de las bandas. Sin embargo, los vecinos sostienen que la bronca trascendía el conflicto entre grupos para circunscribirse sobre la presencia de un muchacho domiciliado en otra casa que también fue baleada. Ese muchacho fue demorado ayer por efectivos de la seccional 14ª.
El lunes a las 23.30, y después de la advertencia relatada por la vecina, varios integrantes de "Los Parientes" abandonaron la entrada al pasillo. Cuatro o cinco cruzaron la calle y se instalaron debajo de un árbol, al lado de un hueco en el paredón de lo que fuera el club Aguilas de Fe. Así, la boca del pasillo quedó en manos de algunos vecinos, entre los que estaba el muchacho mencionado por el abuelo de Uriel. "Eso también es un peligro (dijo indignada una doña por el hueco en el paredón del viejo club). El pastor Carlini tiene que arreglar ese hueco en el paredón porque por ahí entra y sale gente. Vos no sabés quien te puede salir de ese hueco".
A la hora señalada Uriel jugaba en la vereda de su casa con otros inco chicos y al lado del auto de su papá, un VW Gacel. Ninguno de los vecinos consultados pudo precisar de dónde provinieron los disparos que hirieron al niño. Lo concreto es que se escucharon cuatro o cinco tiros. Uno de esos proyectiles impactó en el portón de la casa de Uriel, rebotó y lo hirió en la cabeza. El nene, al sentir el impacto, se tomó la cabeza con las manos y la sangre comenzó a brotarle entre los dedos. La bala, que perdió potencia al pegar en la chapa del portón, no alcanzó a penetrar en el cráneo del niño. Los balazos provocaron el desbande de todos los que estaban en la cuadra. La vereda quedó regada por la sangre del pequeño. "Uno de los balazos me pasó rozando y pegó en un árbol, otro impactó en Uriel", dijo el abuelo.
El hombre cargó a su nieto en su utilitario y junto a su padre lo llevaron al Policlínico San Martín, ubicado cerca de allí. Pero después fue derivado al Hospital de Niños, donde ingresó lúcido y relatando lo sucedido. Quedó internado en observación en una sala general. El caso es investigado por la fiscalía de Flagrancia y efectivos de la seccional 14ª.