La madrugada del martes Javier P. dormía en su casa de Sorrento al 1600 cuando escuchó pasos en el techo de chapa de su humilde vivienda. El hombre de 50 años se levantó a ver qué pasaba y vio a dos personas, tal vez una armada, que se desplazaban por el techo con intenciones de llegar al patio de la casa. No lo pensó dos veces: se metió en la casa y tomó su carabina calibre 22 y disparó. Marta, su hermana que vive en la parte de atrás del terreno, contó que cuando escuchó el estruendo salió de su casa, a metros de la de Javier, y lo vio con la escopeta en la mano y en estado de shock. “Me decía «le pegué, le pegué». Vimos que dos o tres personas corrían por los techos y uno estaba rengo”, contó la mujer, que fue amenazada por lo sucedido.
Los hermanos P. viven en la zona desde hace 50 años y conocen perfectamente a quienes intentaron ingresar a la casa. Javier es herrero y hace trabajos generales de obra. Hace cuatro años que habita en el terreno donde hay dos viviendas; él vive adelante, donde tiene su taller y un patio lleno de hierros, máquinas y sopletes, y en la parte posterior vive su hermana.
“Cuando nos tranquilizamos yo avisé al 911 lo que había pasado y la policía vino a mi casa. Mientras estaban acá apareció un chico baleado en el Hospital Alberdi y parece que era el que quiso entrar”, aseguró Marta. Una vez que se confirmó que el muchacho podría ser el herido Javier terminó demorado en la seccional 10ª a la espera de una resolución judicial.
Quien ingresó al hospital tiene 15 años y fue atendido por heridas de bala en la mano izquierda y en las dos piernas. Si bien estaba fuera de peligro fue trasladado al Hospital Clemente Alvarez, donde la fiscal de Flagrancia en turno ordenó que quede con custodia policial para luego tomar intervención la Justicia de Menores.
En la casa de Javier se secuestró una carabina calibre 22 con la documentación que acredita la tenencia legítima de uso civil con vencimiento el 1º de mayo de 2022. Además Javier tiene un carné de tenencia de uso civil a su nombre.
“Mi hermano se separó hace cuatro años y se vino a vivir acá. A él le gustaba cazar gatos y ratones, por eso tiene la escopeta. Pero hace unos años se le murió un hijo y desde entonces no caza más”, contó Marta, para quien la acción de su hermano fue “en legítima defensa: se metieron por el frente y treparon al techo, como es de chapa se escuchó todo. Mi hermano dijo que los vio y tiró como al aire, pero le dio a uno”, sostuvo.
En el barrio no es la primera vez que suceden estos robos, recordó Marta: “Hace como dos años una gente entró a robar a la casa de un viejito acá por Sorrento y lo mataron. Y en la esquina de mi casa pasó lo mismo, ya no sabés como defenderte”.
Pero para Marta, que el martes por la tarde embalaba algunas pertenencias de su hermano y las subía a un camión y a un auto, el mal tiempo todavía no paró. “El martes a las 9 o 9.30 llegaron a la puerta de casa unas 20 personas, patearon el portón, rompieron vidrios y perforaron algunas chapas. Me decían que iban a quemar todo. Llamé a la policía y se fueron, pero pueden volver en cualquier momento. Son miembros de la familia B. y los vecinos no los denuncian por que tienen miedo”, sostuvo la mujer.
En tanto, desde Fiscalía le aseguraron a Marta que iban a gestionar una custodia permanente para protegerla. “Vivo sola y tengo mucho miedo de que me pase algo. Por el momento me dijeron que un móvil iba a estar en la zona y me dieron un teléfono para llamar por cualquier cosa las 24 horas”.
Los vecinos recordaban ayer casos similares ocurridos en la zona. “Hace dos años a un viejito que vivía solo frente a la cancha de Esparta entraron a robarle y lo mataron y a otro que vivía por Sorrento al 1700 le pasó lo mismo. Ya es de todos los días que te roben y son siempre los mismos”, deslizó una mujer. En ese sentido, anoche se había reunido un grupo de vecinos para reclamar por la liberación de Javier P.