La causa por el doble crimen de David Campos y Emanuel Medina, acribillados tras una persecución policial en 2017, quedó lista para ir a juicio oral como un caso de gatillo fácil. Esa reconstrucción realizó la Fiscalía al advertir que en la escena hubo disparos en una sola dirección: fueron cerca de veinte balazos policiales hacia el interior del Volkswagen Up en el que iban las víctimas, que no ofrecieron resistencia. La teoría de la acusación fue respaldada ayer por la camarista Carolina Hernández quien convalidó el planteo, consideró válidas las pruebas y mantuvo la prisión preventiva de uno de los principales acusados.
La audiencia de apelación se realizó a partir del planteo de tres policías acusados, uno de ellos preso como quien ejecutó a Campos con un tiro a la cabeza. Los otros 16 imputados —con pedidos de pena que van de 6 a 16 años de prisión— no apelaron la resolución dictada en noviembre por el juez Hernán Postma tras la audiencia preliminar al juicio. Entre ellos se encuentra el policía del Comando Radioeléctrico Alejandro Rubén Bustos, acusado de efectuar más de 13 disparos y con pedido de prisión perpetua. El juez lo envió a juicio tras una discusión entre las partes sobre si es o no imputable. Un asunto sobre el que existen informes médicos contradictorios.
Al no apelar, Bustos no estuvo en el trámite realizado ayer a la mañana en la sala 1 de los Tribunales Provinciales de Balcarce 1651. Quienes sí plantearon recursos de revisión fueron los efectivos Leonel Mendoza, Rosa D’Angelo y Leandro Cardozo, quienes asistieron a la audiencia también presenciada por familiares de las víctimas.
“Tenemos la expectativa de siempre. Creemos que la resolución va a quedar firme. Las defensas no tienen argumentos y el fiscal halló elementos suficientes para que Mendoza y Bustos estén presos. Los otros ocultaron evidencias porque no dijeron la verdad”, planteó Germán Campos, hermano de David.
A media mañana del viernes 23 de junio de 2017 David Campos, de 28 años, y Emanuel Medina, de 32, se estrellaron contra un árbol en Callao al 5700 a bordo de un Volkswagen Up en el marco de una vidriosa persecución policial que duró media hora por el sur de la ciudad. Según la acusación el auto en el que iban las víctimas fue rodeado por policías que dispararon a mansalva contra los jóvenes sin que éstos opusieran resistencia.
Medina, al volante, recibió nueve balazos y cinco impactos alcanzaron a Campos. En principio se dijo que las víctimas habían evadido un control vehicular y por eso se inició la persecución. Pero sus familiares sostienen que se trató de un flagrante caso de gatillo fácil en el que se adulteró la escena e incluso se plantaron dos armas en el auto. Esa teoría plantearon los fiscales y el querellante Santiago Bereciartúa.
Tiros
Imputado como autor de uno de los crímenes, Mendoza afronta un pedido de prisión perpetua. Su abogado Renzo Biga pidió ayer que se rechace esa acusación y que no se admitan las declaraciones de dos imputadas que afirmaron que el policía levantó una vaina de la escena y la ocultó en un bolsillo. Pidió la libertad o una medida alternativa a la prisión preventiva que la camarista rechazó.
Por su parte los fiscales Patricio Saldutti y Adrián Spelta precisaron cuál fue la actuación de Mendoza y detallaron la mecánica del hecho en base a las autopsias, la reconstrucción integral de un ingeniero y el trazado de las trayectorias balísticas intra y extracorpóreas por parte de un médico forense.
Indicaron que ninguna trayectoria partió desde el interior del auto, que no tenía perforaciones de adentro hacia afuera, ni en los vidrios ni en la carrocería. La pericia balística situó tres armas en la balacera. Marcelo Adolfo Escalante —acusado de abuso de armas y otros delitos— hizo dos disparos a la línea baja del auto. Uno se extrajo de la escena, el otro no se encontró. Bustos efectuó la mayor cantidad de disparos y Mendoza sólo una detonación que resultó letal. Esa vaina tampoco fue hallada. Es la que el policía habría ocultado en un bolsillo.
Sobre su actuación en la balacera, los fiscales plantearon que Campos recibió un disparo en el pómulo izquierdo que se trasladó hasta la medula espinal y le causó la muerte en el acto. Ese disparo ingresó por la ventanilla delantera derecha del auto y “quien estuvo disparando en ese lugar es Mendoza”. Según un video filmado por un testigo con un celular hubo dos secuencias de disparos no consignadas en el acta. Los fiscales también precisaron en qué orden llegaron los móviles y cómo se ubicaron en la escena.
Acuerdo tácito
En representación de los efectivos Leandro Cardozo y Rosa D’Angelo, acusados de encubrimiento doblemente agravado por hacer desaparecer pruebas, la defensora pública María Laura Blacich dijo que la acusación es genérica. Y señaló que es “atípica” la imputación por falsedad ideológica de instrumento público que pesa sobre Cardozo, acusado de omitir datos en el acta.
Para los fiscales, sin embargo, existió “un acuerdo tácito para encubrir a los asesinos y adulterar la escena del hecho”. En ese sentido remarcaron que “alguien debe haber extraído” las vainas faltantes y que las dos armas en poder de las víctimas fueron plantadas. Se trata de un revólver calibre 38 que apareció bajo el muslo izquierdo de Medina, a quien el dermotest le dio negativo, y de otro hallado a los pies de Campos con dos vainas en el tambor que no se correspondían con el arma.
Luego de un cuarto intermedio para estudiar el caso, la jueza resolvió avalar la acusación y admitió la incorporación como prueba del video de la declaración de dos imputadas que hablan sobre el encubrimiento de Mendoza, a quien le confirmó la prisión preventiva. El próximo paso es el esperado juicio oral y público, en fecha a definir.