“Hasta la noche del jueves tenía la sensación de que vivía en la cortada más tranquila del mundo. En una cuadra donde nunca pasaba nada. Pero el asesinato del vecino nos dejó a todos helados”. Síntesis de sentimientos de una residente de Las Garzas al 2200 en barrio Los Solares, al sudeste de Funes, poniendo en contexto el homicidio de Marcelo Domingo San Miguel, su vecino de 56 años. San Miguel fue encontrado la noche del jueves en el interior de su casa asesinado un disparo en la cabeza y con su rostro tapado con ropa. Según constató su hijo, de la casa que estaba en absoluto desorden faltaban dos televisores de 50 pulgadas en cajas que habían adquirido recientemente, un teléfono celular, y plantas de marihuana que San Miguel cultivaba. Fuentes ligadas a la investigación, en manos de la fiscal Gisela Paolicelli, indicaron que ninguna abertura de la residencia estaba forzada lo que lleva a inferir que la víctima podría conocer a su matador.
Las Garzas al 2200, entre Los Alamos y el canal Espacios Verdes, una cortada de cien metros en el barrio Los Solares con toda la apariencia de un lugar pacífico donde nunca pasa nada más que autos de vecinos y de personas que buscan un atajo al toparse contra la obra de desagües pluviales. Una calle sin salida. En ese pasaje Marcelo San Miguel fue de los primeros en construir su casa, una modesta vivienda cuyo patio lucía infectado por distintos tipos de materiales de construcción y objetos en aparente desuso. San Miguel vivía sólo en ese lugar. Frente a su puerta quedó estacionada su camioneta Chevrolet blanca con vivos azules.
Según trascendió fue encontrado por su hijo, quien hacia poco menos de una semana que no tenía contacto, este jueves poco después de las 22. “La verdad es que todos nos vimos sorprendidos cuando cerca de las 23 a la cuadra entró una ambulancia y patrulleros. Pero como fue en medio de la tormenta fueron muy pocos los que se asomaron”, explicó una vecina.
En la cuadra a San Miguel lo describieron como “un buen vecino que se no tenía mucho trato”. Un residente de “hola y chau”. Un elemento que sorprendió a este cronista es que en la cuadra no había entre los vecinos la indignación lógica a cada hecho de inseguridad. No había reproches hacia el Estado, insultos al viento ni pedidos de mayor seguridad. Si había retracción. Fueron muy pocos los vecinos que aceptaron el diálogo con la prensa.
“Lo que pasa es que es un asesinato en esta cuadra que hasta el jueves a la noche parecía el lugar más seguro del mundo. Un lugar donde no hay cámaras de videovigilancia, los cercos perimetrales son lo justo y lo necesario, mirá los perros chiquitos que tengo yo que no están pensados por seguridad. Esta era una cuadra ideal para vivir”, explicó una vecina.
Al ingresar a la vivienda el hijo de San Miguel, un hombre de 35 años, se topó con el cuerpo de su padre tirado sobre el piso con su cara cubierta por prendas de vestir en medio de un charco de sangre con plantas de marihuana tiradas a su lado. Según el medico forense que revisó el cuerpo de San Miguel tenía una herida de arma de fuego en la cabeza con orificio de salida. El forense dató la hora del crimen en al menos 12 horas de encontrado el cuerpo, colocando el horario de muerte sobre el mediodía del jueves. Una comerciante consultada indicó que vio a San Miguel haciendo compras alrededor de las 12 del mediodía. Que cuando hizo el mandado estaba solo y que realizó una compra usual a lo que realizaba diariamente.
En la escena no se secuestró material balístico. El hijo de la víctima constató que del lugar faltaban dos televisores de 50 pulgadas embalados en cajas que habían sido comprados poco tiempo antes y el celular de su padre. Fuentes consultadas confiaron que no había aberturas violentadas. Un dato que lleva a inferir que San Miguel conocía a su ejecutor. O que quizás el matador lo abordó antes de ingresar a la casa. En las inmediaciones no se visualizaban a simple vista cámaras de videovigilancia. Nadie en la cuadra dijo haber visto algún movimiento que fuera inquietante o destacable para ellos.
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Foto: Celina Mutti Lovera / La Capital
Una vecina indicó que San Miguel tenía “un perro grande” que hace unos quince días atrás “generó un pequeño incidente cuando se le vino encima a uno de mis hijos, pero el vecino vino y me pidió disculpas”. Ese perro no estaba este viernes a media mañana en la casa donde se produjo el homicidio.
“Todo esto es muy conmocionante porque esta es una cuadra en donde cada vecino tiene relación con poca gente. Verás que no hay gente deambulando. Solo entran al pasaje los vecinos o alguno que otro que toma Las Garzas pensando que es un calle que tiene salida y se topan con el desagüe pluvial, que es una obra de 2012 y que se hizo porque toda esta zona era inundable”, relató otra residente. “Ahora se ve mucho transito porque como la avenida Arturo Illia (prolongación de Fuerza Aérea) esta en obras y todo el tránsito toma por Los Álamos, pero sino es un lugar por el que pasan los autos del vecinos”, indicó otra vecina.
La fiscal Paolicelli comisionó a efectivos de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) para que trabajaran en territorio recabando testimonios y buscando la existencia de cámaras de videogilancia. También le dio parte a la fiscalía federal ya que en el la casa del hombre asesinado había unas pocas plantas de marihuana que eran de autocultivo.