Una mezcla de aguantadero con centro de monitoreo barrial fue descubierto en el marco de una docena de allanamientos ordenados en la investigación de una serie de balaceras en la zona norte de la ciudad. Si bien en el domicilio en cuestión, vinculado a la familia de Emanuel “Ema Pimpi” Sandoval, no se encontraron armas, llamó la atención de los policía de la División Judicial de la Unidad Regional II el hallazgo de dos televisores grandes y videocámaras de vigilancias montadas en los techos y a los costados de la edificación, además de sensores de movimiento.
En el marco del operativo, realizado el sábado por orden de la fiscal Valeria Haurigot, fueron detenidos cuatro hombres y se secuestraron armas, municiones y un cuatriciclo que había sido robado en junio, entre otros elementos que podrían resultar de interés para la investigación de distintos episodios.
Fuentes policiales revelaron que los procedimientos fueron realizados por personal de la División Judicial de la Unidad Regional II en el marco de una investigación por abusos de armas que lleva adelante una unidad fiscal que aborda las balaceras que asuelan todos los barrios de la ciudad. Las medidas apuntan a encontrar elementos de prueba que permitan vincular las balaceras con sus ejecutantes, en general jóvenes tiratiros muchas veces encapuchados que pasan a bordo de motos y de los que las denuncias con suerte pueden registrar algún apodo.
Es por esta razón que para la investigación de esos hechos que suelen llegar a la fiscalía de hechos con autores no individualizados (conocida como la Fiscalía NN) resulta primordial encontrar armas que se puedan luego cotejarse con el material balístico colectado en las viviendas atacadas.
Así, se allanaron varios domicilios en la zona del barrio Parque Casas: cinco en Cavia entre Washington y Blas Parera, dos en la zona de Miller y Cabassa, uno en Washington al 1800, dos por calle Larrechea (al 1500 y al 1900), uno en Orden al 1100 y el restante en la zona sur.
En ese marco fueron detenidos cuatro hombres que no se descarta que puedan integrar alguna de las bandas que se disputan a los tiros los territorios para la venta de drogas, que suele ser uno de los motivos que motorizan las balaceras contra viviendas. Fuentes policiales los identificaron como Rodrigo Daniel G., de 22 años; Nicolás Antonio M., de 27; Diego Armando S., de 29, y Alan Javier S., de 22.
También se secuestraron dos armas: un revólver calibre 22 marca “AO” con su numeración visible y cinco municiones intactas, y un pistolón de caño plateado y empuñadura de madera calibre 20. Otros elementos fueron un teléfono celular y una moto Motomel de 150 centímetros cúbicos denunciada como robada en abril de este año.
En ese contexto lo que más llamó la atención de los investigadores fue el panorama que escondía una modesta vivienda de Cavia al 1300 que podría estar vinculada con la familia de Emanuel “Ema Pimpi” Sandoval, un recordado peso pesado de la zona asesinado en un brutal triple crimen a fines de octubre de 2019 en una casona de La Florida que había alquilado para pasar un arresto domiciliario. Es que en el lugar se encontraron dos televisores LCD de 40 y de 60 pulgadas conectados a un módem inalámbrico que también fue secuestrado, un aparato de DVR y al menos tres cámaras de videovigilancia que estaban instaladas por los techos y a los costados de la edificación.
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Lo llamativo, según describió un pesquisa, es el hecho de que un lugar donde no había drogas se extremaran las medidas de seguridad con la colocación de cámaras y sensores de movimientos. Además sólo había una cocina y una heladera, más allá de que las condiciones higiénicas dieran la impresión de que nadie vivía ahí. “Más que un búnker tiene pinta de aguantadero”, dijo un pesquisa sin descartar que el lugar sirviera como alojamiento a gente que prófuga o que fuera empleado como base de operaciones para alguna banda.
Si bien no se hallaron armas de fuego, en ese allanamiento también se encontró un cuatriciclo de 200 centímetros cúbicos que había sido robado en junio de este año.