"Suban al preso", requirió el mediodía del lunes Gonzalo Fernández Bussy, el secretario del juzgado de Instrucción Nº1. Del otro lado de la línea, su interlocutor musitó una respuesta que lo sorprendió. "Se me escapó, doctor", murmuró uno de los dos policías que custodiaban al detenido en la Alcaidía de los Tribunales provinciales, ubicada en el subsuelo del edificio.
Tras conocerse el escape, los dos uniformados fueron pasados a disponibilidad por el titular de la policía rosarina, el comisario mayor Cristian Sola, a raíz de que el jefe policial valoró de modo preliminar que los efectivos actuaron con negligencia.
Kevin Barrios, de 19 años, debía ser indagado en ese tribunal del primer piso sobre calle Moreno por un robo a mano armada que había cometido unas dos semanas atrás. Sin embargo, su escape a la libertad no duró mucho tiempo. Fue recapturado algunas horas después mientras caminaba por una calle de Pérez, donde vive.
Un llamado telefónico. La versión oficial indicó que la fuga se produjo cuando el uniformado que controlaba a Barrios en la Alcaidía "aseguró al preso a la celda" para atender un llamado telefónico, pero cuando regresó advirtió que el detenido se había esfumado. Ayer a la mañana por los pasillos de los Tribunales circularon versiones que, al menos, pusieron en duda este relato. Esos comentarios hablaban de que habría existido un descuido en la custodia de Barrios.
A la tarde, una alta fuente de la Jefatura postuló una explicación un tanto diferente acerca de cómo ocurrió la fuga. Según este relato, en el mediodía de ayer, el muchacho fue trasladado a la Alcaidía. Una vez allí fue alojado en una celda y quedó esposado a una reja del calabozo. Poco después, los policías fueron a llevar sumarios a diferentes juzgados y, al parecer, esto fue aprovechado por Barrios para forzar las esposas y marcharse.
La fuga de Barrios motivó la apertura de una causa en el juzgado Correccional Nº3, donde se investigará la responsabilidad que cabe a los policías encargados de la custodia de Barrios. Los efectivos involucrados son el suboficial mayor Pedro L. y el cabo primero C. Ese tribunal no tiene un juez a cargo, por lo que interviene la magistrada Delia Paleari, responsable del juzgado Correccional Nº10.
Ayer a la mañana se realizó una reconstrucción en la Alcaidía para dilucidar cómo Barrios logró desaparecer de los Tribunales antes de prestar declaración. También desde ese juzgado se pidieron las imágenes grabadas por las cámaras ubicadas en el perímetro de los Tribunales.
De corto vuelo. Barrios estaba detenido en la comisaría 22ª de Pérez. Cerca de las 11 del lunes fue trasladado desde esa seccional para cumplir con el trámite procesal ante la jueza de Instrucción Nº1, Roxana Bernardelli. Ingresó al subsuelo del Palacio de Justicia por la esquina de Moreno y Montevideo, pero nunca llegó al tribunal. Se escapó un rato antes mientras esperaba ser indagado.
En rigor, no llegó muy lejos. Curiosamente decidió regresar a su casa de Pérez. El lunes a la noche, se sintió libre nuevamente y salió a la calle. Caminó hasta una plaza ubicada en el cruce de Roque Pérez y Guemes de esa ciudad. Allí mientras esperaba a su novia lo atraparon los efectivos de la comisaría 22ª.
Entonces regresó nuevamente a esa seccional a la que había llegado por última vez el sábado pasado por una orden de captura librada, según una fuente policial, por la jueza Bernardelli a raíz de que le habían atribuido un robo calificado que había cometido en Pérez. El portavoz consultado señaló que Barrios también tiene una causa abierta en otro juzgado de instrucción, pero no se precisó en este caso el delito por el que está acusado.
El portavoz policial calificó al muchacho detenido como "de poca monta". "Es un ladronzuelo que cometió varios robos", explicó la fuente consultada.