Tres hombres con armas de grueso calibre protagonizaron un verdadero raíd delictivo durante las primeras horas de ayer. A las 6, y mientras se desplazaban en un Ford Escort, abordaron en Corrientes y bulevar Seguí al dueño de un Renault Sandero y a punta de pistola le robaron el vehículo. De allí se dirigieron en el auto sustraído a un bar de Entre Ríos y Ayolas y se llevaron dinero, celulares y varias botellas de bebida alcohólicas. Luego fueron hacia el comedor de 27 de Febrero y Corrientes donde robaron la recaudación y pertenencias de clientes ocasionales. Todo terminó a las 7 de la mañana con un botín evaluado por los damnificados en unos 6 mil pesos. En tanto, el vehículo robado apareció abandonado en La Paz y Mitre a las 8 en punto.
La suma de robos empezó más que temprano. A las 6 tres hombres armados y a cara descubierta a bordo de un Ford Escort interceptaron en Corrientes y bulevar Seguí al Ranault Sandero propiedad de Héctor S., un remisero de 37 años que trabaja con el auto en Villa Gobernador Gálvez. Le apuntaron con una pistola 9 milímetros y lo hicieron descender del vehículo para hacerse del mismo.
A las 6.15 ingresaron al bar Mc Willy, de Entre Ríos y Ayolas. El local recién abría, aunque permanece activo hasta altas horas de la madrugada. Los ladrones llegaron hasta allí en los dos autos. Ingresaron de manera muy violenta y empuñando dos de ellos pistolas 9 milímetros y el tercero un pistolón Rexio. Para hacer pie en el lugar insultaron al dueño, Guillermo F., y a su padre, Andrés, golpearon a un diariero que suele desayunar allí y los hicieron tirar a todos al piso para golpearlos muy duramente.
A los golpes. “Parecían como drogados o medio locos. Entraron pateando todo y le pegaron a Guillermo, a otro muchacho que siempre está acá y al kiosquero. Muy mal todo. Estaban sin gorrita, es más, eran muchachos grandes. Después de los golpes se metieron detrás del mostrador y pidieron por la plata de la caja”,sostuvo una empleada del lugar.
Según la misma mujer, de la caja “se llevaron unos 2 mil pesos y además varias botellas de whisky, fernet y otras bebidas que estaban sobre el mostrador. Después desconectaron la cámara de vigilancia y también se la llevaron”. Para sorpresa de Guillermo, el dueño del local, el hombre que portaba el pistolón fue quien, “según le parece” — dijo la empleada—, robó en el mismo negocio la madrugada del domingo 8 de junio pasado.
En ese bar estuvieron unos 7 minutos y las imágenes quedaron registradas pese a que se llevaron el ojo digital. “Tuvimos miedo porque estaban muy locos”, sintetizó la empleada.
Pero aún no había terminado la faena matutina para estos delincuentes. A las 6.40 estacionaron el Renault Sandero y el Ford Escort frente al local de “Megabar”, en Corrientes y 27 de Febrero. Del segundo de los autos bajó uno solo de los hombres mientras los otros dos lo aguardaron haciendo de “campana”.
“Escrachado”. Quien entró, de unos 35 años, bien vestido y portando el mismo pistolón Rexio usado en el robo anterior, lo hizo muy tranquilo por la puerta que da sobre el bulevar. Entonces provocó que unos veinte clientes que se encontraban desayunando huyeran como una estampida.
Eso no impidió que el ladrón exhibiera su arma y pasara detrás del mostrador para exigirle a la empleada a cargo el dinero de la caja, que más tarde Gabriel, el dueño del local, estimó en unos 3.000 pesos.
Angela, quien se encarga del turno de la mañana, dijo corroborando lo que quedó registrado en la cámara de video del local: “El ladrón estaba tranquilo, no gritó, no le pegó ni tocó a nadie y lo único que decía es que le dieran la plata. No amenazó, sólo dijo que no nos moviéramos y una vez que la gente salió corriendo, le apuntó a uno de los muchachos al que le robó plata y el celular”.
Cada paso dentro del local, cada gesto, fue registrado por dos cámaras de vigilancia. Ayer a la tarde Gabriel, el dueño del comedor, pudo reconstruir la escena a partir de las imágenes y lo que le relataron. Y cree que además de su recaudación “se habrá llevado unos mil pesos más de los clientes y unos cuantos celulares”. Según el registro fílmico, el robo no llevó más de tres minutos.
Sin embargo el dueño de “Megabar” no imaginó que a media mañana iba a llegar a su local el dueño de “Mc Willis”, quien lo había escuchado en una nota radial y quien reconoció en la filmación al mismo hombre que lo había robado a las 6 de la mañana.
Cómo final de la historia, alrededor de las 8 un llamado al servicio 911 alertó al Comando Radioeléctrico sobre un Renault Sandero abandonado en inmediaciones de La Paz y Mitre con el motor encendido. Al llegar los efectivos y secuestrarlo se percataron que era el mismo vehículo robado y usado posteriormente para cometer los robos. Del Ford Escort no hubo noticias y según fuentes policiales, a última hora de la tarde se habían librado varias órdenes de allanamiento.