La última década marcó un cambio en el mapa de violencia de Rosario. Lo que comenzó con el asesinato de Roberto “Pimpi” Caminos la madrugada del viernes 19 de marzo de 2010 en la vereda de un bar de Servando Bayo al 1400, de la mano del acostumbramiento y la normalización, se consolidó con el crimen de Claudio “Pájaro” Cantero el 26 de mayo de 2013 y fue moldeando nuevos tiempos en una ciudad donde la violencia armada hoy está en su apogeo. La veintena de balazos a la fachada de la céntrica Asociación Empleados de Comercio de Corrientes 450 instaló la violencia callejera con tinte mafioso a 12 cuadras de la Municipalidad y a 10 de la sede local de la Gobernación.
En los últimos ocho años esa espiral de violencia generada en forma de balaceras intimidatorias y extorsivas o como una manera de dirimir conflictos llegó a vecinos de los barrios periféricos, a comerciantes de distintos rubros, sedes sindicales, edificios del Poder Judicial y domicilios de jueces, comisarías, al Concejo Municipal e incluso la casa de un gobernador en ejercicio. ¿Qué más queda por tirotear en una ciudad donde se ha naturalizado vivir en estado de crispación?
Escalada
En 2010, cuando mataron a Pimpi —peso pesado de zona sur que fue líder de la barra brava de Newell’s— en la ciudad de Rosario hubo 97 homicidios, cifra que se correspondía con el promedio parejo y estable heredado de la década previa en una ciudad de algo menos de un millón de habitantes. Tres años más tarde, en 2013 la cantidad de asesinatos trepó a 271 en todo el departamento (225 en la ciudad y 37 en Villa Gobernador Gálvez). En la provincia hubo ese año 438 homicidios. El crimen del Pájaro Cantero, entonces líder de Los Monos, lleva la mirada a ese año en la búsqueda del eslabón perdido que detonó la violencia que jaquea hoy la ciudad.
En 2013, además del crimen del líder de Los Monos, se produjo otro mojón de referencia: los 14 balazos calibre 9 milímetros y 11.25 que la noche del 11 de octubre de ese año impactaron contra la casa del entonces gobernador de la provincia, el socialista Antonio Bonfatti, en el barrio Alberdi. En ese momento, por lo inédito, se lo consideró el hecho más grave que debió afrontar la provincia desde el retorno de la democracia. Pero la historia siguió rodando. Y tras la primera condena impuesta en abril de 2018 al núcleo duro de Los Monos la seguridad de la ciudad comenzó a flaquear progresivamente.
Institucionales
Por estos días se desarrolla en el Centro de Justicia Penal (CJP) un juicio oral contra Ariel Máximo “Guille” Cantero, líder de Los Monos, y otras seis personas. Les achacan una saga de 14 ataques a tiros perpetrados entre el 29 de mayo, un día antes de que Guille fuera trasladado a una cárcel federal fuera de la provincia, y el 28 de agosto de 2018.
En esa saga fueron marcados por las balas los frentes de los Tribunales provinciales de Balcarce al 1600, la sede de la Fiscalía de Montevideo al 1900 y domicilios de funcionarios judiciales y policiales vinculados a la investigación contra Los Monos. Las imputaciones varían entre organizar, instigar y concretar ataques a tiros contra objetivos judiciales y los acusados afrontan penas de 9 a 24 años de prisión. Un día antes del comienzo de este juicio, la noche del pasado miércoles 18 de agosto, la sede del CJP fue baleada por dos hombres en moto que iban por Sarmiento.
>>Leer más: El mapa de las balaceras: un fenómeno con sello narco comandado desde las cárceles
Además de esa saga, entre el 10 de diciembre de 2018 y el 31 de enero de 2019 se produjo otra serie de balaceras contra el CJP, los tribunales de calle Balcarce y el domicilio de una funcionaria técnica de Fiscalía que realizaba perfiles económicos de bandas investigadas. En los dos primeros dejaron carteles intimidatorios con la marca “con la mafia no se jode”. Esos hechos le fueron acreditados a Esteban Lindor Alvarado, peso pesado que según la investigación ordenó esos ataques con el fin de involucrar a Los Monos en nuevos delitos similares a los que ya les habían achacado a la banda como eran las balaceras contra objetivos judiciales. Para ello se valió de policías infieles que investigaban al clan Cantero.
En medio de esta saga la fachada del Palacio Vasallo recibió 12 balazos el 19 de diciembre de 2018 y en las inmediaciones del Concejo Municipal se encontró una nota manuscrita que decía: “Con la mafia no se jode, la próxima a sus casas”.
Contra gremios
Otros blancos de ataques a balazos fueron las sedes de varios gremios de Rosario y Villa Gobernador Gálvez. En julio de 2018 fue atacada la sede del Sindicato Municipal de Rosario, de Entre Ríos al 1200. Por aquellos días el secretario general Antonio Ratner afirmó que si bien aún no se sabían las causas que pudieron motivar el hecho le llamaba la atención que “no se ha cumplido un mes de un proceso electoral complicado y hoy tenemos este tipo de acontecimientos”.
Otro gremio que padeció ataques a balazos fue el Sindicato de Peones de Taxis de Rosario. Más de un año después, su ex titular Horacio Boix fue acusado el pasado 20 de agosto con Guille Cantero y cuatro miembros de Los Monos por seis atentados entre septiembre de 2019 y enero de 2020 a viviendas de miembros de la conducción que asumió Horacio Yanotti. Boix fue imputado como instigador en esos hechos y extorsión, y quedó en prisión domiciliaria.
El Sindicato de Obreros Marítimos Unidos (Somu) fue otro gremio que se vio envuelto en ataques a balazos entre el 10 y el 30 de enero de 2020. En el primer hecho dos hombres entraron a la sede sindical de 3 de Febrero al 300 y tras preguntar por un tal “Pablo” balearon en las piernas al prosecretario Mariano O. Posteriormente dos domicilios ligados al secretario general Pablo Ghietti fueron blanco de las balas.
Entre en julio y agosto de 2020 los domicilios de al menos dos dirigentes del Sindicato de Trabajadores Municipales de Villa Gobernador Gálvez también fueron atacados a tiros. Uno de ellos al menos en tres oportunidades. Y en uno de esos sitios dejaron una advertencia: “El que tiene plata tiene que pagar”.
Concesionarias de autos y locales gastronómicos en Echesortu, Pichincha, Azcuénaga y Belgrano también fueron blanco de los tiros con fines extorsivos. Uno de los últimos hechos conocidos fue la noche del jueves cuando una rotisería ubicada en inmediaciones de Pellegrini y Teniente Agneta fue atacada mientras a una 20 cuadras se realizaba un operativo de saturación de fuerzas policiales federales y provinciales encabezado por el ministro de Seguridad de la provincia Jorge Lagna.
Hipótesis y conjeturas
De estos ataques, el más reciente contra la sede de Empleados de Comercio ocurrido a las 23.43 del jueves todavía está en plena investigación, con todas las hipótesis abiertas a la espera de que las medidas encargadas por el fiscal Federico Rébola empiecen a generar información para esclarecerlo.
>>Leer más: Más dudas que certezas sobre el ataque a tiros contra Empleados de Comercio
Por el momento se sabe que el tirador iba solo en una moto, pero no se descarta que haya actuado con apoyo de cómplices en algún otro vehículo que podría haberlo esperado en las inmediaciones. El relevamiento de las cámaras de la zona fue encargado y se espera que esta semana se comiencen a analizar las imágenes en busca de elementos que orienten la pesquisa.