El 26 de enero pasado un vecino que caminaba por Colón, entre Centeno y Garibaldi, se topó con un hombre sentado en una silla en la vereda, inmóvil y con el torso ensangrentado. Una ambulancia lo trasladó al hospital Roque Sáenz Peña donde constataron que tenía heridas de arma de fuego en tórax y abdomen. Ese muchacho murió cinco días después. Se llamaba Juan Carlos González, tenía 25 años y habitaba en la cuadra donde lo hallaron. Había padecido trastornos psiquiátricos y la policía le adjudicó antecedentes por hurtos reiterados.
Ahora, el juez de Instrucción Luis María Caterina procesó a Rodrigo Martín Villanueva, de 26 años y dueño de una panadería, como el autor del homicidio agravado por el uso de arma de fuego, una decisión que fue apelada por la defensa, a cargo de Daniel Cuenca.
La vida de Juan "Carlitos" González estuvo signada por las desventuras. Según el magistrado, había tenido problemas de adicciones y era frecuente verlo pidiéndole dinero a sus vecinos. "Le robaba a la gente del barrio y siempre andada pidiendo plata", afirmaron los testigos.
Yo no fui.Eso también lo planteó Villanueva al ser indagado y como detonante del suceso. "Ese día fui a la casa de mi mamá, que vive en cortada Iwanosky y Alem. Dejé el auto frente al portón de la casa de mi mamá pero ella no estaba. Como no tengo llaves me senté en el cordón a esperar que llegara. En ese momento vino Carlitos y empezó a increparme para que le diera dinero. Como me negué empezó a insultarme y a agredirme. Estaba alterado, dado vuelta y casi nos golpeamos, pero se fue. Yo no lo maté".
El comerciante señaló que ningún vecino presenció lo ocurrido, pero se sorprendió cuando apareció en el lugar una chica "morocha y gordita" en una moto Honda Wave negra. "Se detuvo detrás de mi auto mirando la patente mientras hablaba por teléfono. Me levanté para preguntarle qué estaba haciendo y se fue. Entonces me retiré por temor a que me robaran", explicó Villanueva.
Testigos. El juez Caterina valoró como evidencia "fundamental" la declaración de Hilda P., quien dijo presenciar el episodio: "Caminaba por Alem y escuché un tiro. En ese momento vi que Carlitos comenzó a dar vueltas, trastabilló, se levantó y salió corriendo herido. Escuché tres disparos, pero no sé si tenía tres tiros cuando se cayó. Después de que Carlitos se fue a su casa se llenó de gente el lugar. Los vecinos le preguntaban a Rodrigo por qué le tiró y él le decia que no le había tirado, pero él dijo que le había dado", explicó la mujer.
La testigo afirmó haber visto a Villanueva disparar con un arma que sostenía con su mano derecha. "Era un arma grande. No recuerdo, pero vi cuando Rodrigo tiró", sostuvo. E identificó al acusado porque lo conocía "desde chiquito". Sin embargo, Villanueva cuestionó los dichos de la mujer. "Es inexplicable que diga que haya disparado con la derecha cuando soy zurdo". Y relativizó la declaración de Hilda P. porque "su hija tiene una relación de parentesco con la víctima".
Sin embargo, para el magistrado "los dichos (de Hilda P.) deben considerarse como válidos y coherentes porque se hallan respaldados por otros elementos probatorios". Y planteó que lo que motivó el hecho fue el intento de robo del auto de Villanueva por parte del fallecido.
"Las condiciones en que se encuentra el vidrio del vehículo respalda la hipótesis de que hubo un intento de sustracción de parte de la víctima del homicidio. Esa maniobra pudo haber sido advertida por el imputado y dar origen a su reacción. El cristal delantero derecho no está polarizado y no posee la rotulación CGO11711 como el resto de las ventanillas", sostuvo Caterina. Y para mantener la hipótesis del intento de robo del auto, se basó en lo dicho por dos testigos. "Yo estaba durmiendo en mi casa y mi hija me llamó para decirme que le habían roto el auto al pibe de la esquina", dijo un vecino. Otro afirmó: "Me comentaron que el chico (Villanueva) que está detenido es el dueño del auto que quisieron robar".
Vecinos distintos
En el procesamiento de Villanueva el juez Caterina sostuvo: “Estamos hablando de un enfrentamiento entre un vecino afincado y comerciante, según sus dichos, y un ex adicto, pedigüeño y agresivo, según el propio imputado. Se advierte que, mas allá de alegar ignorancia, hay una evidente reticencia en involucrarse en contra de un vecino que parece que habría defendido lo suyo en medio de cotidianas agresiones”.