Dos policías del Comando Radioeléctrico fueron procesados por quedarse con un televisor, una Play Station y dinero que habían sido secuestrados tras el robo a una casa de la zona sudoeste. Los efectivos se encontraron con los objetos tirados en un pasillo y los cargaron en un patrullero ante un testigo. Pero los electrodomésticos no quedaron asentados en el acta, dónde sólo se consignó el hallazgo de objetos de bajo valor.
El operativo bajo sospecha ocurrió la madrugada del 10 de junio de 2010 cuando dos policías encontraron los objetos tirados en la calle. Un vecino escuchó los ruidos, salió a la puerta y se convirtió en testigo de la tarea policial. Al suponer que podían proceder de un hecho delictivo, los efectivos los cargaron en el baúl del móvil.
Los uniformados se llevaron los elementos a la comisaría 19ª y media hora más tarde, enterado del procedimiento, el dueño de la casa asaltada llegó a la seccional para recuperar sus cosas. Se encontró con que faltaba lo más valioso del botín, por cuya desaparición ahora los policías serán sometidos a juicio.
La decisión fue tomada por el juez de Instrucción Nº 9, Javier Beltramone y confirmada por la Sala II de la Cámara Penal. los jueces tuvieron en cuenta que el mismo testigo del secuestro vio cuando cargaban en el patrullero el televisor y la Play que desaparecieron. Además, remarcaron que en el acta sólo se registró parte de lo incautado. Y plantearon que entre lo hallado por los policías se encontraba el DNI con la dirección de la víctima, en esa misma cuadra, por lo que lo más lógico hubiera sido tocarle el timbre para que reconociera sus cosas allí mismo.
"Debieron exhibir los objetos a la víctima, que se hallaba a pocos metros del lugar del hecho, resultando innecesario y dilatorio su traslado a la seccional 19ª, opinó en la resolución el juez Beltramone. Por esa dilación, el hurto, la falsificación del acta y el incumplimiento de deberes de funcionario público fueron procesados los policías Juan Diego Leguizamón, de 32 años, y Mauricio Barrionuevo, de 27.
Puertas violentadas.Todo ocurrió a las 5 de la mañana del 10 de junio pasado en un pasillo de Pasaje 1818 al 3700 (dos cuadras al sur de Provincias Unidas y bulevar Seguí). Según el acta cuestionada, los policías patrullaban la zona cuando se encontraron con objetos en un pasillo, donde al parecer los habían arrojado al frustrarse un robo. Un vecino escuchó los ruidos y al salir de su casa los policías le preguntaron de quién eran las cosas tiradas. El hombre no sabía, pero su mujer reconoció la bicicleta de su sobrino, que vive en la cuadra.
Los policías subieron las cosas al patrullero y las llevaron a la seccional. Los vecinos, en tanto, se acercaron a la casa de la víctima y constataron que una reja y la puerta estaban violentadas. El dueño de casa comprobó la falta de objetos y electrodomésticos y media hora más tarde los fue a retirar a la comisaría. Sin embargo, allí se encontró con sólo parte de las cosas. Le faltaban un televisor nuevo, una Play Station 2, un celular Nokia, una mochila con documentación y 2.500 pesos. Como sus parientes habían visto esas cosas entre lo secuestrado, realizó la denuncia en la División Judiciales de Jefatura.
Ante el juez Beltramone los efectivos negaron la acusación. Pero el magistrado tuvo en cuenta el relato de la pareja que presenció el hecho. Los dos contaron que "dos policías de uniforme cargaron el televisor en el asiento trasero del móvil y en el baúl la bicicleta, un bolso color negro y la Play". El testigo firmó el acta donde se obviaron consignar todos los elementos secuestrados, pero aclaró que no leyó el texto.
"El testigo manifestó en el lugar que las cosas pertenecían a un pariente. Lo esperable era que se constituyeran en el domicilio de la víctima", planteó el juez.