El 15 de marzo pasado un disparo efectuado en medio de un asalto frustrado se
cobraba la vida de Diego Gurruchaga, el dueño de la heladería La Gata Alegría. Once días antes lo
habían baleado en su comercio de 27 de Febrero al 1900 en un intento de robo perpetrado por dos
jóvenes. Ahora el juez Juan Andrés Donnola procesó a un muchacho de 22 años como coautor de ese
homicidio, cometido en ocasión de una tentativa de robo calificado. En caso de ser condenado, la
pena se agravará por la actuación de un menor de edad en el episodio.
Se trata de Daniel Alejandro Alvarez, a quien le dicen Huesito. El muchacho se
presentó en el juzgado de Instrucción Nº 7 tras ser apuntado por Jonathan V., un chico de 15 años
que asumió en los Tribunales haber sido quien disparó el balazo mortal contra Gurruchaga. El
adolescente dijo que junto a él había participado un joven de 22 años y por eso Alvarez debió
comparecer ante el juez. Entonces negó en forma tajante haber sido autor del disparo, aunque aceptó
haber estado en la escena del crimen.
Para procesar a Huesito Alvarez, el juez valoró que debe "responder en igual
medida" que el adolescente que abrió fuego porque los dos jóvenes ingresaron al comercio con la
intención de cometer el atraco. Basándose en la jurisprudencia, sostuvo que tiene responsabilidad a
título de dolo eventual. Esto quiere decir que aunque no haya tenido la intención de matar, el sólo
hecho de ir a robar con un arma apta para el disparo significa que se representó las consecuencias
de esa acción. Que consideró la posibilidad de que se produjera una muerte y pese a ello no se
detuvo.
Mientras tanto, el adolescente que confesó haber realizado el disparo está
alojado en un instituto por directivas de la Dirección Provincial de la Niñez, Adolescencia y
Familia ya que no es punible por su edad. El chico vivía en el asentamiento precario de Moreno y
Presidente Quintana, donde lo conocen como El Rengo.
El chico acumula varias anotaciones penales. Creció en un contexto de
marginalidad extrema, sin una figura paterna y conviviendo con situaciones de violencia doméstica.
Es analfabeto (fue a la escuela hasta segundo grado) y padece continuas recaídas en problemas de
adicción. "Nunca lo pude contener, pero tampoco me ayudaron", dijo en una nota con este diario
María Laura, la mamá del adolescente.
El descargo.Alvarez, procesado como cómplice del menor, se había presentado el
13 de abril pasado con un abogado en el despacho de Donnola. En su declaración indagatoria negó
haber prestado su consentimiento para cometer un robo. Dijo que el 4 de marzo pasado estaba tomando
cerveza en la casa de su novia, en Deán Funes e Italia, cuando llegó el El Rengo.
"Yo no tenía un peso y él me invitó a buscar dinero a la casa de un amigo o un
pariente para comprar más porrones. Esperé que mi novia entrara a su casa porque ella no me dejaba
salir y nos fuimos con El Rengo en mi moto (una Guerrero G100 de color blanco y negro). Agarré por
Italia hasta una cuadra antes de 27 de Febrero, doblé y seguí hasta Moreno. Allí doblé y tomé 27 de
Febrero", relató el muchacho.
"En ese momento —continuó— (El Rengo) me hizo parar a unos 20 metros
y se bajó. Continué la marcha y lo esperé en 27 de Febrero y Dorrego. Unos tres minutos después
apareció de nuevo. No escuché ningún disparo. El estaba tranquilo, se subió a la moto y volvimos a
la casa de mi novia. Ella lo echó al Rengo y a mí me mandó adentro a dormir. Al otro día escuché a
través del tío de mi novia que le habían pegado un balazo a un heladero, pero no creí que El Rengo
le pudiera haber tirado".
Señalado. A pesar de que Alvarez se desentendió del robo, el menor de edad que
asumió ser el autor material del homicidio contó otra cosa. Primero en su declaración ante el juez
de Menores Nº4, Edgardo Fertitta, y después ante el juez Donnnola, Jonathan V. involucró a Alvarez
en el crimen de Gurruchaga.
Sostuvo que ese día Huesito lo fue a buscar a su casa y en la moto de éste
fueron hasta la heladería: "Entramos y le pedimos plata al pibe que estaba atendiendo. Saqué un
revólver que Huesito me había dado antes y le apunté (a Gurruchaga) para que me diera la plata". En
ese momento el comerciante lanzó un grito, intentó abandonar el mostrador corriendo y El Rengo lo
encañonó como para obligarlo a detenerse. En esa situación, según el adolescente, se le escapó el
tiro. Entonces huyeron en la moto sin robar nada.
Para el juez Donnola, el relato del chico "se ajusta a la realidad de lo
ocurrido. Alvarez sabía perfectamente que no se trataba de un mero pedido de dinero sino de un
robo". Además fue gravitante el testimonio de dos vecinas de Jonathan. Las mujeres declararon que
el chico les había confesado ser el autor del crimen. También contaron que el adolescente decía que
cuando se enteró de la muerte de Gurruchaga no podía dormir.
Mirta M., una vecina de El Rengo, contó que el 30 de marzo pasado el pibe quiso
venderle un electrodoméstico, pero ella no aceptó. Para entonces, la mujer ya sabía que el pibe
había matado a Gurruchaga. "Le pregunté cómo había quedado después de la muerte (del comerciante) y
me contestó: «Yo no lo quise matar. Lo salí a correr para que se parara y se me escapó el tiro»",
declaró Mirta en Tribunales.
El ataque. A Gurruchaga, de 22 años, lo balearon en el local de 27 de Febrero al
1900, situado debajo de la casa donde vivía con su madre y tres hermanos. A las 20.15 del 4 de
marzo, Diego estaba detrás del mostrador cuando irrumpieron dos sujetos asrmado que llegaron en una
moto. Según los vecinos, los ladrones lo encañonaron y le exigieron la recaudación. Se ignoraba si
el joven resistió el asalto, pero en un momento un disparo sobresaltó a la madre del
comerciante.
La mujer bajó de la planta alta al negocio y se encontró con su hijo tirado en
el suelo con la cabeza ensangrentada. Lo internaron en el Hospital de Emergencias Clemente Alvarez
pero el 15 de marzo falleció. El proyectil había ingresado dos centímetros por encima de la oreja
izquierda y le provocó la destrucción de masa encefálica.
Misión
“No caben dudas de que la misión era ir a robar
y no pedir dinero como refiere Alvarez para desentenderse. No solamente espera en el lugar sino que
ingresa al negocio y participa junto al menor en todas las maniobras de la tentativa de robo, hasta
que se produce el disparo”, dijo el juez Donnola sobre el rol de Huesito en el crimen.