Once policías de la Jefatura de Cañada de Gómez fueron procesados por distintos
delitos vinculados a una pinchadura del poliducto de la empresa Repsol-YPF, que derivó en la
sustracción de 16.500 litros de nafta virgen, denunciada por esa empresa en julio pasado. Tres
oficiales, entre ellos el jefe de la Unidad Regional X con asiento en esa ciudad, comisario mayor
Sergio Aguilar, fueron acusados de robo e incumplimiento de deberes de funcionario público.
Todos los policías apelaron la medida de la jueza penal Ana
María Bardone. Proclaman ser inocentes y sus abogados sostienen que los procesaron en base a
conjeturas y no a hechos probados. Aseguran, además, que el fallo está destinado a revocarse en
breve por la falta de evidencia.
Nafta en fuga. La empresa Repsol denunció que el 7 y 8 de julio, entre las 23.55
y 0.17, hubo una primera caída de presión del conducto que transporta combustible, a la altura de
la la localidad de Bustinza, a 60 kilómetros de Rosario. La segunda fue entre las 0.31 y las 0.56.
Eso implicaba que alguien estaba sustrayendo combustible.
El responsable de Seguridad de Repsol, Rafael Girona
Hernández, denunció que policías de Bustinza acudieron al lugar del robo, detuvieron a tres
personas y secuestraron un camión cargado de combustible. Allí, según su denuncia, ocurrió algo
anómalo: llegaron otros policías, que ordenaron la inmediata libertad de los detenidos, por lo que
del lugar desaparecieron los delincuentes y el vehículo. En ningún lado la policía asentó que esto
había ocurrido
El titular de la empresa de seguridad contratada por
Repsol, Osvaldo Laborda, declaró que el jefe de la comisaría de Bustinza, Jorge Alberto Díaz le iba
dando detalles de las detenciones por teléfono. Pero en un momento le dijo que estaba "todo mal":
aseguró que sus superiores, al llegar al lugar, le dijeron que dejara todo sin efecto.
La jueza Bardone estableció, con una pericia, que entre
Laborda y Díaz hubo varios contactos telefónicos esa madrugada. Eso terminaría, para el tribunal,
siendo relevante: aunque la policía no documentó nada, había un contratado por Repsol que en
contacto con policías de Bustinza se había enterado de que el operativo había existido. Y además
Laborda, al mismo tiempo, reportaba a la planta de Repsol en la ciudad de La Plata que había tres
detenidos.
Repsol sabía. Laborda informó que de un vehículo policial llegado al sitio donde
chupaban el combustible bajó un policía que ordenó dar marcha atrás el operativo porque la
incumbencia del delito alcanzaba el máximo nivel policial. "Esto llega hasta provincia", le
dijeron. Quien dio esa orden, según la denuncia, fue el jefe de la Agrupación de Unidades
Especiales, Javier Kamlofsky, que terminaría procesado por robo e incumplimiento de deberes de
funcionario público, al igual que el jefe de la regional.
La jueza se propuso identificar al personal que, pese a la
falta de evidencia por no documentarlo deliberadamente, estuvo en el lugar del robo del
combustible.
Determinó que se enteraron de lo ocurrido y no dieron
cuenta de ello once empleados. Algunos, acaso por no desafiar órdenes superiores, quedaron
involucrados en delito de encubrimiento de robo. Lo paradójico es que uno de ellos es el oficial
Díaz quien, según Laborda, había interceptado el camión y detenido a los ladrones. Y obedecido la
orden superior de soltarlos.
En ningún lugar. Bardone también encontró inconsistente el argumento de varios
empleados del Comando Radioeléctrico que dijeron haber cumplido función en la entrada de la
confitería Makakos y no frente al poliducto pinchado cuando desde allí Díaz pidió refuerzos para
controlar a los ladrones. Sin embargo no está documentado, como debió ocurrir, que estaban en el
boliche.
Los contactos telefónicos desplegados esa madrugada entre
distintos policías fueron, para la jueza, la evidencia de que se encubrió el robo. Bardone
determina por una pericia que hubo un contacto telefónico entre Aguilar y el oficial Díaz a las
2.34 del 8 de julio.
Pero Aguilar negó a la jueza haberse contactado con Díaz
esa noche. Y que sus oficiales inferiores solo le comunicaron sucesos menores esa noche y nada que
tuviera que ver con una sustracción al tubo de Repsol. Se establecieron, además, tres llamados
entre Aguilar y Kamlofsky. Aguilar le dijo a la jueza que había hablado con él para disponer
servicios en los boliches, entre la 1 y la 1.30 de la mañana. La pesquisa telefónica determinó que
esas llamadas existieron pero después de las 3. Es decir, sobre la hora que, se atribuye a
Kamlofsky haber estado junto al poliducto de Repsol bajando la orden de liberar a los ladrones.
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