Matías Manuel Caamaño, un oficial de la policía rosarina acusado de privación ilegítima de la libertad y tentativa de extorsión, fue excarcelado y por lo tanto llegará en libertad al juicio oral en el que se juzgará por dos casos: pedirle dinero a un hombre para dejarlo en libertad luego de detenerlo y requerirle 30 mil pesos a otro para no hacer valer un oficio judicial que podía dejarlo en la cárcel.
En diciembre pasado, la jueza penal Roxana Bernardelli le había fijado al policía prisión preventiva por 60 días. Pero durante la investigación surgió un hecho que, según planteó la defensa, abría la puerta para su liberación: es que uno de los hombres que lo había denunciado fue detenido por su supuesto vínculo con un asalto a una pescadería en agosto de 2013 en el que murió baleado un cliente.
En este marco, en una nueva audiencia celebrada el martes, la misma jueza ordenó la libertad del policía, aunque con restricciones como la prohibición de acercarse a los denunciantes.
Para el abogado de Caamaño, José Luis Giacometti, Bernardelli liberó a su cliente al ponderar que ya no había posibilidad de que entorpeciera la pesquisa porque la investigación de la fiscalía en esta etapa del proceso penal ya está finalizada. El defensor también señaló que correspondía la libertad de su cliente porque los delitos por los cuales fue acusado tienen penas de ejecución condicional.
Un caso. Caamaño trabajaba en la subcomisaría 26ª de Villa Gobernador Gálvez cuando fue detenido el pasado 15 de diciembre por efectivos de Asuntos Internos luego de una entrega controlada de dinero ordenada por la Justicia.
Al ser imputado, dos días después, el fiscal Aníbal Vescovo relató los dos hechos en los que quedó involucrado el oficial. El primero fue a las 14 del pasado 29 de septiembre cuando el acusado se movilizaba en un Peugeot negro con vidrios polarizados en compañía del jefe de la sub 26ª y otros dos agentes. Entonces vieron un Volkswagen Gol “sospechoso” circulando por Soldado Aguirre al 2600 y conducido por Matías T.
Tras obligar al conductor a detener la marcha “lo amenazaron y lo subieron al Peugeot guiado por Caamaño. Lo llevaron a la sub 26ª y, tras acusarlo de resistencia a la autoridad, le pidieron dinero para dejarlo en libertad”, señaló el fiscal. En ese momento, la hermana de Matías estaba en la subcomisaría y planteó vender su auto para entregar el dinero. “Los policías le dijeron que tenía plazo hasta el 3 de octubre y el joven fue liberado. El día indicado la mujer fue a la sub 26ª pero como no estaba el jefe de la seccional se marchó sin entregar el efectivo”, explicó el fiscal.
Por ese caso, Caamaño quedó imputado de privación ilegítima de la libertad por carecer de orden de detención y por la violencia ejercida en concurso real y en calidad de coautor. El fiscal también explicó que Matías T. tenía prontuario abierto y que “él y su hermana conocían a los policías”.
“Entonces,: ¿por qué aceptaron el arreglo”, preguntó la jueza en la audiencia del 17 de diciembre. Y Vescovo respondió: “Porque tenía causas abiertas”.
Jugada. Vescovo indicó que el otro hecho que involucra al policía ocurrió el 3 de diciembre. A las 12 de ese día Walter P. estaba en una agencia de loterías de Pueblo Nuevo cuando llegó al negocio el oficial acusado. “Negro, jugá tranquilo que ahora hablamos. Te están buscando, tengo un oficio. Aunque con vos se puede hablar, así que si querés zafar tenés que entregar 50 mil pesos—le dijo— mientras le exhibía las esposas”, contó el fiscal que le dijo Caamaño a Walter P.
Después el policía redujo sus pretensiones y pidió 30 mil. “El 11 de diciembre fueron a la casa de Walter P. en un Peugeot 307 y no lo encontraron”, contó el fiscal. Entonces Caamaño “le mandó un mensaje de texto exigiéndole el dinero”. Por este caso, el policía quedó imputado de tentativa de extorsión.
La versión del policía acusado, en esta ocasión fue diametralmente diferente. Comentó que conocía a Walter P. de cuando trabajaba en la comisaría 26ª. “Un día nos encontramos y me dijo que me quería comprar una pareja de perros bulldog. También me pidió que le averiguara cuál era el juzgado donde estaba su causa. Entonces quedamos en encontrarnos. Yo le había dicho que los perros le iban a salir 17.500 pesos. Me entregó 3.500 y me dijo que el resto lo había ido a buscar la madre. Un rato después llegaron los de Asuntos Internos, me detuvieron y me secuestraron los 3.500 pesos que tenía debajo del asiento”.
Detenido. En el contexto de la investigación apareció una situación nueva. Los primeros días de enero Walter P. fue detenido acusado de haber participado en un robo a mano armada ocurrido el agosto del 2013 en una pescadería de la zona sur en el que murió baleado Lucas Pico, cliente del comercio. En rigor, el 2 de septiembre pasado, el juez de Instrucción Juan Andrés Donnola libró una orden de allanamiento y detención de Walter P. pero los uniformados que acudieron a una vivienda de Villa Gobernador Gálvez no lo localizaron.