Dos hermanos comenzaron a ser juzgados por el crimen de Enrique “Chicho” Candia, quien estaba en prisión domiciliaria con tobillera electrónica en su casa de Villa Gobernador Gálvez cuando fue amenazado y asesinado a tiros en diciembre de 2018. La fiscal Marisol Fabbro pidió para los acusados Alejandro y Carlos Leguizamón la pena de prisión perpetua al considerar que llegaron armados hasta el domicilio de la víctima con un acuerdo previo para cometer el asesinato, acompañados por un tercer hermano que luego falleció.
La tarde del 22 de diciembre de 2018, según planteó la Fiscalía, los tres hermanos llegaron a las 14.51 hasta la casa de Mármol y Obligado donde “Chicho” Candia cumplía arresto domiciliario con una tobillera electrónica. Le exigieron que saliera y lo amenazaron con matarlo y prenderle fuego la casa. La bronca que existía entre ellos finalmente detonó dos horas más tarde, cuando los hermanos regresaron a las 16.46. Estaban armados con pistolas 9 milímetros y volvieron a exigirle a Candia que saliera de la casa. El joven de 27 años salió arma en mano y murió en un tiroteo con dos balazos en el pecho.
La balacera fue feroz y en el ida y vuelta de las balas otro de los hermanos Leguizamón, Abel, de 24 años, resultó herido Sus hermanos sostienen que fue herido de bala por Candia pero luego se determinó que el fuerte traumatismo de cráneo que sufrió aquel día fue causado por piedrazos que arrojaron otros muchachos que se sumaron a los disturbios. Estuvo implicado en la causa pero falleció a los seis meses, el 16 de junio de 2019, en el Hospital Gamen de esa ciudad.
Alejandro Jonatan Leguizamón, de 31 años, y Carlos Javier Leguizamón, de 30, llegaron a juicio la mañana de este lunes, en prisión preventiva e imputados como coautores de un homicidio agravado por el uso de arma y calificado por la participación premeditada de dos o más personas, además de amenazas calificadas y la portación ilegal de armas de guerra. Un conjunto de delitos por el que la fiscal Fabbro solicitó para ellos la pena de prisión perpetua.
Ante los jueces Nicolás Foppiani, José Luis Suárez y Pablo Pinto la fiscal planteó que los hermanos regresaron a la casa de Candia con la decisión tomada de cumplir su amenaza de muerte, comenzaron a efectuar múltiples disparos al frente y entonces salió Chicho portando un arma. Los familiares y conocidos de ambos bandos dijeron que existía una bronca previa entre la víctima, quien había sido implicado en un resonante crimen atribuido al clan Bassi, y los tres hermanos que residían en el Fonavi Guereño de Villa Gobernador Gálvez, a metros de su casa.
Una de las pruebas ofrecidas en el juicio es el video que filmó una vecina desde un balcón donde, entre gritos de fondo y el llanto de un bebé, se escucha la sucesión de disparos y se ven las corridas frente a la humilde vivienda de la víctima. “Ay, lo mataron. Metete adentro que están a los tiros”, se escucha decir a la mujer en el registro que subió a YouTube bajo el título "balacera y muerte en plena calle en villa Gobernador Gálvez".
Candia se encontraba en ese momento en prisión domiciliaria. El joven terminó tirado sobre un tejido a 50 metros del Fonavi, con dos heridas que el tórax que le causaron una letal hemorragia. En ese Fonavi vivían además los hermanos Osvaldo “Popito” y Claudio “Polo” Zalazar, quienes estuvieron acusados junto con Candia y uno de los hermanos Bassi por el crimen de Aldo Acosta en 2014.
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“Vinieron hasta mi casa y nos dijeron que nos iban a matar. Chicho estaba sentado en la puerta y vinieron para la casa. Le pegaron a mi suegro. Yo los encaré y me gatillaron dos veces con una nueve pero no salió el tiro", contó al día siguiente a este diario Magdalena, esposa de la víctima. Luego de esa primera amenaza hizo la denuncia y llegó la policía, pero cuando los efectivos se retiraron llegó el ataque decisivo.
La mujer había llevado a sus hijos a la casa una amiga. Chicho se había quedó adentro de la casa porque “tenía una tobillera” y no podía alejarse del domicilio. A las dos horas regresaron los hermanos Leguizamón “gritando y tirando tiros. Se metieron adentro y Chicho quiso escapar. Saltó el alambrado y uno de los hermanos le disparó varias veces. Le dio dos tiros, uno en el pecho y otro debajo de la axila. Murió ahí”, contó la mujer.
Media hora más tarde ingresaba herido al Hospital Clemente Alvarez el hermano menor de los Leguizamón, Abel, quien quedó un tiempo internado. En el lugar del fuego cruzado se recolectaron múltiples vainas servidas calibre 9 milímetros e incluso se secuestraron proyectiles entre la ropa de la víctima.
"Hace años que Chicho tuvo una discusión con estos Leguizamón. Es más, cumplía una pena de prisión porque lo ensuciaron con un crimen que no cometió y cuando se presentó el que mató a esa persona a él le dieron domiciliaria", agregó en la charla con este diario la esposa de la víctima, en referencia al crimen de Aldo Acosta. El hombre de 58 años fue asesinado con seis disparos 9 milímetros el 19 de diciembre de 2014 en una quinta de Villa Gobernador Gálvez, luego de que al menos tres hombres lo convencieran de ir a una entrevista por un trabajo de jardinería en ese lugar.
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La víctima era el padre de Norma Acosta, quien tras la muerte de su pareja en un incendio intencional que en abril de 2013 se cobró tres vidas en la alcaidía de Jefatura responsabilizó a la familia del ex barrabrava leproso Luis Orlando “Pollo” Bassi. Quien a su vez estuvo acusado y luego fue absuelto por el crimen del ex jefe de Los Monos Claudio “Pájaro” Cantero.
“El que manejaba es «El Macri» Bassi y el acompañante era «Chicho». Los conozco de toda la vida", declaró en aquel entonces el hijo de Acosta, un adolescente de entonces 15 años que fue alcanzado por varios tiros y sobrevivió a la balacera. Macri es el sobrenombre de Damián Enrique Bassi, quien estuvo un tiempo detenido por el crimen de Acosta pero no fue señalado en una rueda judicial y terminó sobreseído. Los hermanos Zalazar fueron condenados a 12 años de prisión en un juicio abreviado en febrero de 2017. Chicho Candia, en tanto, quedó desde un primer momento en domiciliaria al comprobarse que había estado en una audiencia en Tribunales minutos después del hecho. Al momento del crimen no estaba detenido por esa causa sino por una denuncia de violencia de género.
En cuanto al motivo de la bronca, la investigación determinó que se había intensificado por un departamento que había vendido la madre de Candia y del que, al parecer, los hermanos Leguizamón pretendían apropiarse.