La Cámara Penal de Rosario debe decidir si condena a un chico que, cuando era
menor, fue coautor del crimen de un estudiante de psicología de 19 años, asesinado de un tiro en la
cabeza en Maipú y Pellegrini. Los camaristas afrontan un dilema de hierro: un juez de Menores ya
absolvió a este chico, que completó su educación terciaria y no reiteró conductas violentas, al
considerar que está rehabilitado. Eso para este juez tornó innecesaria la pena. Sin embargo un
fiscal de Cámaras requiera ahora sanción por la gravedad del delito y la significación social que
tendría, según su enfoque, que un asesinato en un robo quede sin reproche.
La disyuntiva gira en torno del crimen de Germán Owsianski,
un estudiante de San Justo que fue baleado en la cabeza el 13 de octubre de 2003 por dos chicos que
le robaron las zapatillas, cuando volvía a su departamento de Maipú al 1900. Por este hecho ya hay
un joven con sentencia: se llama Brahian Pizzicatti, tenía 18 años entonces y cumple una condena de
14 años de prisión como coautor del homicidio. El segundo de los jóvenes, Pablo Correa, tenía 17 en
su momento. Hoy tiene 21 y es el eje del actual debate.
El porqué de la pena. Definir este caso supone fijar una posición filosófica
sobre el propósito de la condena. ¿Es sensato sancionar a quien las instancias del sistema judicial
consideran rehabilitado, cuando lo que busca la sanción es, precisamente, rehabilitar? Esa pregunta
choca con otra: ¿Debe recibir la sociedad el mensaje de que un delito gravísimo puede consumarse
sin que uno de sus autores reciba una sanción?
El miércoles se celebró una audiencia de alegatos en la
Sala III de la Cámara Penal. Allí el fiscal de Cámaras Guillermo Camporini mantuvo la posición de
la fiscal de primera instancia, Graciela Argüelles, que apeló la absolución de Pablo Correa
dispuesta el juez Juan Leandro Artigas. La fiscalía reclama como necesaria la pena de prisión por
la significación social del hecho. Correa había sido declarado responsable de robo seguido de
muerte, el delito más grave del Código Penal, aunque absuelto por haberse rehabilitado.
Un solo hecho. Camporini sostuvo que debía ser condenado, además, por la
contradicción que supone que dos personas juzgadas por el mismo episodio reciban sentencias
opuestas. Ocurre que el mayor fue condenado como coautor del crimen y está en la cárcel. Correa fue
declarado coautor pero está absuelto. No quedó acreditado con certeza quien efectuó el disparo que
mató a Owsianski.
El resultado es que por ser mayor Pizzicatti está en
prisión y Correa, que fue el ejecutor material, quedaría libre de sanción. Por eso Camporini pidió
que se le aplique condena. Eso implicaría que Correa, que estuvo en el Irar y hoy está libre,
vuelva a prisión. El piso de la pena que le correspondería, si la Cámara Penal así lo resuelve, son
4 años de prisión efectiva.
Así como el fiscal de Cámaras pide condena hay otros tres
actores que dicen que la rehabilitación la hace innecesaria. Ellos son el juez Juan Leandro
Artigas, la asesora de Menores Julia Grau y el defensor del chico, Marcelo Piercecchi. Estos dos
últimos lo plantearon en sus alegatos del miércoles ante la Cámara Penal, donde también estuvo
Pablo Correa junto a sus padres.
Desde el momento del hecho hasta llegada la mayoría de edad
en Correa fue significativa la manifestación de rehabilitación. Por ello Artigas consideró
inapropiado imponer un castigo a una persona que no volvió a reiterar conductas delictivas y había
demostrado capacidad de reinserción social.
Camporini aduce que Correa debe ser penado para que la
sociedad no reciba el mensaje de que quien mata a una persona no tendrá castigo. "Que la condena la
cumpla en su casa si hace falta, pero si no hay sanción la sensación de impunidad es grande", dijo.
"Hay que considerar la situación en que quedó la familia (de la víctima), ya que el muchacho era
hijo único", agregó.
Además subraya que si el hecho juzgado es uno solo, el
Estado no puede dar dos respuestas, dado que el mayor está condenado.
A juicio del juez Artigas hubo rehabilitación: el chico
abandonó la adicción a las drogas y completó sus estudios. Por tanto la pena deviene innecesaria
para el juez: sería un castigo por el castigo mismo.